“No nos moverán”
Los acampados en la Puerta del Sol se definen como una Ciudad-Estado, autogestionada por una Asamblea con capacidad vinculante y vocación de permanencia, dispuesta a pervivir más allá del 22 de mayo, y advierten de que no son “una nube de verano” sino algo “sólido y serio, que acaba de empezar”.
Así lo ha manifestado en declaraciones a Efe, Juan López, uno de los portavoces de la acampada, quien ha subrayado que los concentrados en esta mini-ciudad se enmarcan en un movimiento ciudadano, apartidista, heterogéneo, con todo tipo de ideologías políticas y edades que no se rige por “leyes” sino por normas de convivencia, previamente votadas y consensuadas en la Asamblea.
El número de comisiones -al principio fueron cuatro- ha aumentado y los protocolos de actuación, basados siempre en la responsabilidad individual, abarcan cada día más aspectos de la acampada, que se extiende por alguna de las calles que desembocan en la Puerta del Sol.
López ha explicado que todos los comunicados que emite la Asamblea salen en la página web “Tomalaplaza.net”, tienen presencia en Twitter y en Facebook aparecen como “spanish revolution”.
Aunque la autodenominada Ciudad-Estado contaba, a principios de semana, con sólo cuatro comisiones (comunicación, infraestructuras, alimentación y acción), ahora contabiliza al menos nueve, además de multitud de subcomisiones que, en conjunto, superan la veintena.
López ha informado de que las comisiones y subcomisiones son las encargadas de coordinar y organizar el día a día.
Así, por ejemplo, la Comisión de Respeto es la que media entre la Policía y los concentrados, y tiene la misión de crear un cordón humano para proteger, en caso de carga policial, a todo aquel que se encuentre dentro del territorio-acampada.
También rige una norma en la Comisión de Respeto y es que si la Policía pide el DNI hay que mostrarlo, pero no entregarlo y además insta a los concentrados a no firmar ningún documento oficial.
Otra comisión emblemática en la acampada es la de infraestructura equivalente a una comisión de urbanismo, y encargada de distribuir el espacio, abrir los “caminos” entre tiendas, hacer la limpieza y “mantener bajo mínimos el alcohol”.
De hecho, tanto en las bocas de Metro como de Cercanías hay unas pancartas en las que se afirma que “Esto no es un botellón” y todos los carteles recuerdan al visitante que se trata de una protesta solidaria en la que la responsabilidad individual es lo más importante.
López ha subrayado que la gente se está rigiendo por el sentido común, por lo que tampoco hacen falta normas rígidas y sirven los protocolos orientativos que pueden verse en casi todas las comisiones.
El portavoz de la acampada también se ha referido al hecho de que este acto se haya convocado en época electoral y ha estimado la conveniencia de hacerlo en estas fechas cuando la sociedad está más receptiva a hablar de política y los políticos se interesan más, “o al menos hacen ver que nos escuchan”.
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