Nueve de cada diez trasplantes culminan con éxito
Cerca del 90% de los trasplantes que se llevan cabo en España culmina con éxito. “Aún así, el trasplante de vísceras sigue siendo un reto en estos momentos, como es el caso del intestino, puesto que tienen una capacidad inmunogénica muy grande, lo que se entiende como la capacidad que tiene el órgano de estimular la producción de células o anticuerpos de defensa inmunológico”, explica José Luis García-Sabrido, coordinador de la Sección de Trasplantes de la Asociación Española de Cirujanos (AEC), con motivo del Día Nacional de Trasplante. España sigue siendo el país líder en número de trasplantes por habitante, por delante incluso de Estados Unidos, que ostenta la hegemonía en base a números absolutos. Por actividad quirúrgica, el trasplante renal encabeza la lista de trasplantes que se realizan en nuestro país. En 2009, 2.328 personas recibieron un nuevo riñón, casi el doble de pacientes que fueron trasplantados de hígado (1.099), y muy por delante del número de trasplantes de corazón (274), según datos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Lejos de estos números, el año pasado se realizaron 219 trasplantes de pulmón, 97 de páncreas y 11 de intestino.
LÍDER EN DONANTES
España destaca además por ser el país con mayor número de donantes cadáver para trasplante de órganos. En lo que respecta a nuestro país, Andalucía, Cataluña y Madrid son las comunidades autónomas con mayor número de donantes de órganos. Mientras Andalucía registraba 292 donaciones el año pasado, Cataluña y Madrid recibían 265 y 223 respectivamente.
A diferencia de los países orientales, que por cuestiones sociales y religiosas recurren al donante vivo como fuente estándar de órganos, en occidente, como es el caso de España, el donante de cadáver es el más común. En 2009 hubo 34,4 donantes de cadáver por millón de habitantes frente a los 34.2 en 2008. “En los últimos años, el perfil del donante ha cambiado y resulta raro ver donantes de menos de 40 años”, señala el doctor García-Sabrido. Hasta ahora, la muerte más habitual de los donantes era el traumatismo craneoencefálico, por lo general un joven o adolescente que fallecía en un accidente de tráfico. Las medidas de seguridad vial han logrado disminuir el número de víctimas mortales en carretera, lo que explica, en parte, que en la actualidad más del 75% de los donantes en nuestro país supere los 65 años.
En los últimos cinco años ha aparecido una nueva fuente de órganos: el donante cadavérico en parada cardiaca en el que, a diferencia del cadavérico, la causa de muerte no es por traumatismo craneoencefálico sino por parada cardiaca. “Salvados los problemas iniciales de perfusión de órganos –procedimiento mediante el cual logramos mantener la integridad de todos los sistemas celulares-, en la actualidad podemos decir que España es líder europeo en donantes cadavéricos en parada cardiaca”, destaca el doctor García-Sabrido. En cuanto al donante vivo, éste ha tenido especial desarrollo en trasplante renal. Por lo general, la donación se lleva a cabo con familiares, sobre todo padres o hermanos, y amigos con lo que comparte un alto grado de identidad genética. “Por el momento, el donante vivo apenas representa el 5-8% de los casos de trasplante de hígado que se realizan en España”.
UN ÓRGANO, UN TIPO DE DONANTE
La idea de donante universal no es válida en el caso de los trasplantes. Así, en los casos concretos del trasplante hepático y páncreas, en estos momentos se está trabajando con donantes de hasta 80 años con una tasa de supervivencia del órgano y del receptor alta. “Este paso nos permite disponer de más órganos que hace quince años, pero también son de menor calidad dado el desgaste biológico y las enfermedades inherentes a la edad de estos donantes”, explica este experto. Pese a las ventajas que ha supuesto este paso, el corazón, el pulmón y el páncreas son órganos que requieren de donantes jóvenes en buen estado de salud. “Por ejemplo, el páncreas requiere de donantes muy jóvenes porque con la edad se pierde la población de células insulares, algo fundamental para la supervivencia del órgano”, puntualiza el doctor García-Sabrido.
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