Rioja Turismo saca a concurso la gestión de obras del Parque de Paleoaventura
El Boletín Oficial de La Rioja publica el concurso público para la contratación de la dirección de obra y la gestión de la construcción de la primera fase de los trabajos del Parque de Paleoaventura de Enciso. Las obras han sido licitadas por la entidad La Rioja Turismo y tienen un presupuesto de 154.770 euros. El plazo de presentación de ofertas para las empresas interesadas concluye el próximo 25 de marzo.
De acuerdo con lo avanzado en diciembre de 2006 por el presidente regional, Pedro Sanz, y la consejera de Turismo, Aránzazu Vallejo, la inversión final en esta actuación tendrá un coste de alrededor de 18 millones de euros.
El parque se ha concebido como un yacimiento en el que los visitantes podrán convertirse en paleontólogos, geólogos o arqueólogos, ya que podrán cuadricular un terreno para hacer una excavación, buscar fósiles, huellas y restos óseos y ayudar a reconstruir esqueletos de dinosaurios.
También ofrecerá otras actividades en plena naturaleza, como itinerarios diversos, juegos de destreza y habilidad, pruebas físicas, atracciones, animación, una zona de baños, restauración, merenderos y zonas de descanso.
Esta nueva oferta turística, que ha sido bautizado por los dirigentes regionales como “Barranco perdido”, será un parque natural, que se asentará sobre recursos naturales de icnitas -huellas fosilizadas de dinosaurios-, sin tener que plantear recursos artificiales.
Todo se hará, en principio sobre criterios de viabilidad, sostenibilidad y respeto al medio ambiente para trasladar a los visitantes a la época en la que vivieron los dinosaurios, hace 120 millones de años.
Gracias a este proyecto, el Gobierno regional pretende convertir al valle del Cidacos y a la cuenca del Alhama-Linares en un bucle de interés turístico, en unión de los balnearios de la Albotea y Grávalos y al yacimiento arqueológico de Contrebia Leukade.
El parque se alzará sobre una superficie de 7.500 metros cuadrados, frente al casco urbano de Enciso, y se ubicará sobre una ladera de moderada pendiente, que tiene como límites el camino que une la ermita de la Virgen del Campo con la fuente de Santa Bárbara, la carretera LR-386 y la Cañada Real de Enciso.
Desde un punto de vista arquitectónico, los edificios tenderán a desaparecer en el paisaje, para lo que se enterrará parte de su volumetría. El único edificio con cierto protagonismo será el de acceso, dado su doble carácter de portal de entrada al parque y reclamo publicitario.
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