San Román consigue mantener su colegio gracias a la llegada de una nueva familia al pueblo

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San Román de Cameros cuenta con algo más de 150 personas empadronadas pero la realidad es que en el día a día, son apenas 30 las que habitan el pueblo. Su escuela corría peligro ya que actualmente sólo cuenta con dos niños y un futuro alumno que todavía es demasiado pequeño. El horizonte del posible cierre comenzaba a ser cada vez más inminente.

“Estábamos pensando que se iba a cerrar la escuela”, cuenta Pilar Cristóbal, alcaldesa regionalista del municipio, “pero por suerte, estuvimos buscando familias hace ya algunos años y seguían llamando algunos interesados”. Así es como llegó la llamada que salvará el colegio y, en buena medida el pueblo ya que, como señala la alcaldesa, “en un pueblo como este, si se cierra la escuela se cierra el pueblo”.

Fue la llamada de una familia de Cataluña, una familia que afortunadamente tiene tres niños de dos, cuatro y seis años. El había estado en San Román hace unos años por trabajo y, tras decidir la familia que quería salir de la ciudad para hacer una nueva vida en un pueblo, pensaron que este enclave de los Cameros riojanos podría ser el lugar más adecuado.

Dicho y hecho. La familia de cinco miembros está viviendo ya en San Román y sus hijos serán los nuevos alumnos de su escuela. El único problema en este momento es que llegaron a La Rioja apenas un par de días antes de comenzar el confinamiento por lo que su integración plena no ha podido todavía materializarse.

“Ella va a trabajar en el servicio social, en las casas con los ancianos pero, debido a esta situación, se ha tenido que aplazar su incorporación”, cuenta la alcaldesa del pueblo, “los niños apenas pudieron salir a la calle el primer día que llegaron porque luego ya se han tenido que quedar en casa, pero esto pasará y el pueblo les recibirá con los brazos abiertos”. El padre llegó con la intención de buscar trabajo y parece que también esto se solucionará pronto gracias a la intermediación de la alcaldesa que pidió ayuda a un constructor de la zona con el que, si todo va bien, comenzará a trabajar dentro de unos días.

“Aquí estamos para ayudarnos unos a otros”, señala Pilar Cristóbal, “yo no hago esto para que nadie me dé las gracias ni lo hago por ser alcaldesa, si fuera una vecina cualquiera también lo haría, porque es realmente importante que mantengamos la vida en los pueblos, aunque veamos el futuro cada vez más difícil”.

La nueva familia no descarta incluso traer más habitantes al pueblo ya que, al parecer, hay algún familiar más interesado, también con niños en edad escolar. A pesar del difícil momento por el que atravesamos todos, hay lugares que viven estos días con un nuevo rayo de esperanza.

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