“Señales de humo”

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La aldea de Peroblasco, en el alto Valle del Cidacos, revivirá esta noche la Fiesta del Humo, una conmemoración creada hace 22 años para llamar la atención sobre la falta de infraestructuras en este núcleo y que hoy mantiene ese tono de reivindicación.

Peroblasco pertenece administrativamente a Munilla y después quedar prácticamente deshabitada hace medio siglo, hace tres décadas algunos de sus habitantes, o sus descendientes, comenzaron a recuperar las casas para instalarse en ellas o para pasar fines de semana y vacaciones.

Entonces, un pequeño grupo de personas comenzó a reclamar la atención y a demandar infraestructuras para la aldea mediante una fiesta en la que de cada chimenea brota humo de un color diferente que prácticamente “baila” al son del canon de Pacbell antes de fundirse en el cielo.

Dos décadas después la “Fiesta del humo” se ha convertido en una de las más peculiares de La Rioja y ha logrado reunir a cientos de personas, la mayor parte descendientes de Peroblasco.

Pero no se ha perdido el tono de reivindicación, aunque no obstante “ya no es lo de antes, nuestras necesidades son menores y sobre todo dependen de que se tenga sensibilidad con un pueblecito pequeño”, ha explicado uno de los organizadores de la fiesta del humo, Jesús Ateca.

Si en un inicio pedían infraestructuras básicas y ayuda para que Peroblasco fuese habitable, ahora tienen tres peticiones concretas: que el puente medieval de acceso tenga un programa de mantenimiento que evite su deterioro; que el servicio de basura se acerque al “núcleo urbano”; y que se construya un centro social para que la veintena de habitantes de la aldea puedan reunirse habitualmente.

“Ese centro social, como el que tienen casi todos los pueblos, es una cosa que pedimos desde el principio, pero lo demás son cosas que han surgido luego y que tampoco suponen una gran inversión, simplemente es tener sensibilidad”, repite Ateca, que agradece la ayuda del Ayuntamiento de Munilla para organizar esta fiesta “pero estas cosas no dependen de ellos”.

La fiesta se creó “como un grito, porque nuestras peticiones por la vía oficial no llegaban a ningún sitio, casi nos negaban la existencia de Peroblasco”, explica, pero “hoy es un pueblo lleno” y “un ejemplo de arquitectura popular riojana que hemos logrado preservar entre todos”.

“Esta fiesta es una alegoría a lo que ha pasado estos años, el humo sale de cada casa, con un color diferente, y se une, lo mismo que nosotros hemos hecho para arreglar un pueblo y que viva gente en él”, alrededor de 20 personas, con varios negocios abiertos “y permanecer en el medio rural, algo para lo que solo necesitamos que exista la voluntad de ayudarnos”, ha insistido Ateca.

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