Un conflicto sin fin
Los orígenes
La paz que puso fin a la II Guerra Mundial (1939-45) localizada sobre todo en el Viejo Continente dejó, sin embargo, conflictos aún irresolutos. El que enfrenta a Palestina e Israel, a arabo-musulmanes y judíos, arrastra de la primera Gran Guerra (1914-18), de las promesas británicas de crear un ‘hogar nacional’ para los judíos a cambio de su apoyo durante el conflicto internacional… promesas que la victoria de los Aliados frente a las potencias del Eje en 1945 comenzaría a materializar.
El territorio de Palestina, situado entre el Mediterráneo oriental y el río Jordán, fue afectado por el plan de partición, establecido por Naciones Unidas en noviembre de 1947 (resolución 181), que proponía la división de la zona en dos Estados, uno judío y otro árabe, con un área –Jerusalén y Belén – bajo control internacional. La aprobación de la resolución celebrada por los judíos, que durante el altercado mundial habían iniciado una migración sin precedentes hacia la Tierra Prometida, fue, a su vez, rechazada frontalmente por la Liga árabe.
El 14 de mayo de 1948 los judíos declararían la Independencia del Estado de Israel, con el reconocimiento de Estados Unidos, URSS y la mayor parte de la comunidad internacional. Apenas dos días después, comenzaría la invasión del recién nacido por parte de egipcios, iraquíes, libaneses y sirios. Los seguirían las tropas transjordanas, asistidas por voluntarios sirios, libios y yemeníes. Se iniciaba así la Guerra árabe-israelí, y el primer episodio de un libro aún sin terminar. Esta primera guerra terminaría con el armisticio de 1949. Un año después Israel establecería su capital en Jerusalén.
Palestina se proclama como Estado independiente Nacional en noviembre de 1988, pero sin contar con el reconocimiento internacional. Para conseguirlo, se constituye la Autoridad Nacional Palestina -de conformidad con los Acuerdos de Oslo (1993, 1994 y 1996, respectivamente), entre la Organización para la Liberación de Palestina y el Gobierno de Israel-. Presidida en sus inicios por Yasser Arafat, quien fue elegido por sufragio universal en 1996, la Autoridad Nacional Palestina ejerce como un gobierno local, con competencias limitadas en Asuntos Exteriores y de Seguridad y Defensa. No obstante, su objetivo final, la constitución del Estado independiente de Palestina, continúa siendo obstaculizado por elementos como la discontinuidad territorial, la dispersión poblacional y el estatuto de Jerusalén –que aspira a la co-capitalidad y es uno de los principales puntos de desacuerdo entre israelíes y palestinos.
Los picos del conflicto
Los conflictos entre Israel y sus vecinos han sido una constante durante estas seis últimas décadas. Los más importantes, además del ya mencionado, se dieron en 1967 (Guerra de los Seis días, en la que Israel ataca Egipto, Jordania y siria, conquistando los Altos del Golán, la península del Sinaí, Gaza, Cisjordania y la parte occidental de Jerusalén), en 1973 (Guerra del Yom Kippur, por la que Egipto y Siria atacan Israel recuperando parte de los Altos del Golán), en 1975 (Guerra del Líbano, en la que Israel ataca al Líbano para expulsar a los palestinos allí asentados)… Por su parte, la primera Intifada (levantamiento popular de jóvenes palestinos contra el ejército israelí) comenzaría en 1987 y duraría hasta los acuerdos de Oslo. La segunda, motivada por la visita del entonces primer ministro israelí Ariel Sharon a la Explanada de las Mezquitas –lugar sagrado musulmán- y pronunciada por el malestar desencadenado por los ‘desacuerdos’ en las conversaciones de Tel Aviv, comenzaría en 2000 y se prolongaría hasta finales de 2004, con la muerte del líder palestino Yasser Arafat. La defunción del que fue premio Nobel de la Paz en 1994, condujo a la división del pueblo palestino: entre islamistas partidarios de Hamás y los seguidores del partido Al Fatah.
Hamás ganaría democráticamente las elecciones legislativas de enero de 2006, con un 65% de los votos. Las reacciones a nivel internacional, sobre todo en Occidente, no se harían esperar exigiendo al vencedor de las urnas abandonar las armas y reconocer el Estado de Israel, para ser reconsiderada así su calificación de grupo terrorista y evitar el bloqueo inminente, que conduciría a una enorme crisis humanitaria en Palestina.
El presidente de la Autoridad Nacional Palestina y miembro de Al Fatah, Abu Mazen, no entregó el control de las fuerzas de Seguridad a Hamás, que, ante la negativa, organizó sus propias fuerzas. Los choques entre ambas facciones se sucedieron, primero ocasionalmente y posteriormente, desde junio de 2007, con mayor intensidad. A la conquista de Gaza por Hamás, respondió el presidente de la Autoridad Palestina, disolviendo el Ejecutivo islamista y formando un nuevo Gobierno de emergencia, de dudosa legitimidad. Se iniciaría así una guerra civil con dos gobiernos paralelos: el de Al Fatah, liderado por Abu Mazen, en Cisjordania; y el de Hamás, encabezado por Ismail Radwan, en Gaza.
A finales de noviembre, tendría lugar la Conferencia de Anápolis, último de los muchos intentos por alcanzar la paz en Oriente Próximo. En ella, israelíes y palestinos (representados por Abu Mazen), aceptaban una hoja de ruta para alcanzar la paz antes del 2009, una paz que pasaría por la creación del Estado de Palestina.
Cuando el horizonte de paz se esfuma
Tras más de 250 reuniones de grupos de trabajo palestino-israelíes encaminadas a alcanzar una resolución al conflicto, la liberación de presos y una tregua de seis meses, negociada por Egipto, entre Hamás e Israel por la que el primero cesaba los ataques y el segundo abría el cerco de la franja de Gaza… el horizonte de paz se desvanecía nuevamente el 19 de diciembre con el anuncio de Hamás del final de la tregua por el no respeto de lo estipulado por la parte contraria, al que seguiría el lanzamiento de cohetes contra Israel… definitivamente, el 27 de diciembre de 2008, todo resquicio de paz se esfumaba con el ataque aéreo de Israel, el más sangriento desde 1967, dirigido contra edificios de Hamás en Gaza y saldado con cerca de 300 muertos y más de 700 heridos. La agresión fue inmediatamente condenada por la comunidad internacional, quien exigía un inmediato alto al fuego.
Israel continúa la ofensiva militar, denominada ‘operación plomo fundido’. Ha bombardeado la Universidad Islámica, los túneles que conectan Gaza con Egipto, edificios del Gobierno de Hamás, campos de refugiados, escuelas, … y varias viviendas de líderes de Hamás. La enorme densidad de población en Gaza, hace que cada objetivo militar israelí se lleve consigo inmumerables víctimas civiles. Tras la ofensiva aérea comenzaría la terrestre. El conflicto parece expandirse con lanzamiento de varios cohetes desde el Líbano, lo que provoca la inmediata respuesta israelí con misiles. Mientras, la ONU -a la que siguen numerosas ONGs- suspende sus operaciones en Gaza, tras la muerte de un cooperante; y muchas sociedades occidentales salen a la calle para exigir el alto al fuego en lo que consideran un auténtico genocidio. La diplomacia internacional no encuentra salida al conflicto: las propuestas de paz de actores internacionales y las resoluciones de la ONU son rechazadas por ambos combatientes, Hamás e Israel,…
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