Un riojano lleva 20 años transformando Benín
Se llama Juan Pablo López Mendía y es uno de los protagonistas de la Campaña de Manos Unidas de 2018. Un reportaje de ABC recupera la historia de este logroñés que nació en 1963 y que iba para médico.
Después de 21 años en Benín regresa a La Rioja
Juan Pablo López Mendía vuelve a su tierra, vuelve a La Rioja después de haber pasado 21 años en Benín. Más de dos décadas e un país por el que “nadie se interesa”. Y es que estamos hablando de un territorio rodeado de zonas conflictivas como Níger o Nigeria pero con paz. ¿Por qué? “Pues porque en Benín no hay nada que rascar, bendita pobreza”. Ese es el milagro de Benín, asegura López Mendía.
López Mendía terminó primero de medicina y se fue con un grupo de jóvenes a la parroquia de Taizé, fue entonces cuando cambió todo. “El caso es que en una oración me dormí, y al despertar sentí que el Señor me pedía que lo dejara todo”. Y así lo hizo. Cuando se ordenó sacerdote, le destinaron a África. Llegó a Benín sin conocer una palabra del idioma local, el baribá; tampoco el francés, idioma que permite la comuniación en tre las distintas etnias. Y, par colmo, los primeros meses los pasó prácticamente enfermo.
“Cosas sencillas que cambian la vida de la gente”
Con el apoyo de Manos Unidas, López Mendía consiguió poner en marcha varios institutos públicos de secundaria. Hoy en día, en estos institutos estudian unos 5.000 alumnos. Pero también se empeñó en habilitar dispensarios y paritorios porque “las mujeres parían con curanderas tradicionales y se me partía el corazón escuchar que cada 15 días alguna había muerto”.
Y es que lo más sencillo en este lado del mundo puede ser causa de muerte allí. Es el caso de las enfermedades e infecciones muy sencillas que, habitualmente se complicaban con consecuencias fatales. “Cada dispensario está hoy atendido por personal con formación profesional, supervisado por un médico en activo en la provincia”, cuenta. Avances médicos, apostilla, que han servid también para que su certificado de nacimeinto y su cartilla de vacunación. Son, asevera, cosas sencillas que cambian la vida de la gente.
Pero, sin duda alguna, “el agua fue el gran salto”. Toda una vida dedicada a los demás que continúa ahora, en La Rioja.
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