Una gran oportunidad tirada al garete
La falta de ambición se paga. A veces, no. De hecho, casi le sale bien a la UD Logroñés que en su prácticamente único tiro entre los tres palos acertó a marcar, además en el último cuarto de hora. Sin embargo, pese a que daba la impresión que tenía el duelo bajo control, el Albacete, que no necesitó fútbol pero sí empuje y hambre -o necesidad clasificatoria- para generar ocasiones (pocas pero suficientes para merecer las tablas que Santamaría evitó con anterioridad) firmó un empate que le vale para seguir con opciones e impedir que un rival directo se escape.
Todo cuando ya se estaba en el minuto 93, cuando no había opción de réplica (el partido acabó con una falta favorable a los riojanos que el colegiado no dejó terminar), y cuando Ortuño se anticipó a Bobadilla para aguar -y eso que no dejó de llover en tierras manchegas- al bloque logroñés.
No es una cuestión de justicia. El fútbol a veces lo es, otras no. En el Carlos Belmonte no se buscaba ser mejor (se está más cerca del triunfo si se consigue), simplemente ganar, dar un paso hacia delante, dejar muy tocado a un oponente y afrontar los siguientes compromisos con la confianza que daba el carácter competitivo exhibido ante el líder Mallorca (pese a la derrota) y los puntos logrados ante un adversario justo en prácticamente todo, más allá de dejarlo grogui.
Sin embargo, esta UD Logroñés, la que afronta sus compromisos a la expectativa, confiando en alargar los duelos sin que suceda nada y esperando que haya una oportunidad para vencer -es decir apostar por lo que dio resultado cuando se lograron seis victorias consecutivas- tirando de efectividad no cuenta con argumentos defensivos de peso para tirar minutos a la basura, para dejar pasar el tiempo. Máxime cuando se enfrentaba a un Albacete con la soga al cuello, malherido, ansioso, presionado porque no le sale nada…
Evidentemente es más fácil medirse al Mallorca, sin presión por sumar y con la motivación extra que da a los jugadores enfrentarse al líder, que al colista. Los motivos son claros. Contra el conjunto manchego hay más miedo, más nervios a fallar. Sí, porque eso cohíbe a esta UD Logroñés que había mejorado en el aspecto mental tras la cabalgada de Iago López en el Anxo Carro.
Pero ante el último de la clasificación, costó ambicionar las cosas, mostrar las cartas. Luego puede suceder que haya un remate en el tiempo añadido dentro del área pequeña que termine en gol. O, como ocurrió frente al Alcorcón, encajar un tanto e ir a remolque.
Hasta cuatro cambios presentaba el once de Sergio Rodríguez en el Carlos Belmonte en un partido crítico para ambos conjuntos. El preparador logroñés estaba obligado ante las lesiones de Gorka y Pacheco, pero optó por dejar en el banquillo a Rubén Martínez y Sierra.
Así que Olaetxea, Nano Mesa e Iñaki -qué importante es el calagurritano para este equipo- regresaban a la titularidad junto a Bobadilla. Mimbres con los que combatir a un cuadro manchego necesitado de puntos (menos agobiado anda, pero tampoco mucho más, el bloque riojano).
El caso es que pasados los cinco minutos ya se pudo comprobar que el capitán produce. Por delante de Iago López podía dosificar sus esfuerzos defensivos y en la primera incursión por su perfil asistió para Nano Mesa, que no atinó con el remate.
Los de Alejandro Menéndez dejaban hacer a los riojanos, que amasaban con paciencia para buscar filtrar un pase por dentro. Mientras que cuando los locales debían asumir el mando lo hacían de forma vertical, buscando descaradamente a Zozulia, sin especular, sin elaborar… el objetivo era que la pelota rondara el área.
De ahí que al cuarto de hora, el cuero rondara las cercanías de Santamaría (no midió bien en un córner) merced varios saques de banda profundos, centros sin remate y un par de saques de esquina, sin consecuencias.
El problema era que si la UD Logroñés quería hacer un partido largo (mantener la portería a cero), al menos durante la primera mitad, debía disfrutar más del control del juego para no verse embotellado territorialmente (aunque no se sufriera) y apenas encontrar continuidad en la combinación. Pese a que no hubo ligazón en los pases, los blanquirrojos fueran estirando líneas con envíos largos y provocando algún que otro córner.
En uno de ellos a Tomeu Nadal le sonrió la fortuna cuando Bobadilla remató de cabeza y Nano Mesa remachó de tacón variando la dirección (a lo mejor llegaba Zozulia para despejar sobre la línea) para que la pelota le fuera al pie del portero local.
La réplica, en los instantes finales del primer acto, del Albacete acabó en gol, menos mal que anulado por claro fuera de juego de Isaac, después de una incomprensible pérdida de Álex Pérez que culminó el bloque manchego con una transición perfecta. Con el susto en el cuerpo, el descanso tenía que servir para desatascar la contienda y, sobre todo, mostrar más ambición para llevarse el triunfo.
Sergio Rodríguez modificó la disposición de sus futbolistas, con Iago López en la derecha, Medina por delante, mientras que Olaetxea, partiendo de la izquierda pero abandonando la banda con rapidez, dejaba el carril a Iñaki. Variante que aumentó las imprecisiones de los visitantes, mientras que el Albacete parecía soltarse con las internadas de Cedric por su perfil, con la presencia de Ortuño, que animó a Zozulia (casi sorprende con un balón suelto) y con un remate de cabeza a bocajarro de Dani Torres que sacaba ‘in extremis’ a una mano Santamaría.
Viendo que el duelo, pese a que el equilibrio y el sopor se habían apoderado, se podía escapar, ambos entrenadores decidieron refrescar sus piezas para inclinar la balanza. En el caso de los riojanos, Medina (desdibujado) dejaba su lugar a Paulino, mientras que Rubén Martínez permitía que Olaetxea se reubicara donde más le gusta a Sergio Rodríguez para jugar los últimos veinte minutos en compañía de Nano Mesa.
Casualidad o no, una buena triangulación asistida por el vasco y finiquitada con un lanzamiento cruzado por el tinerfeño (previo desmarque al área) acabó en gol. Situación casi nueva para una UD Logroñés que una vez hecho lo complicado tenía que culminar la faena conservando la renta. Enfrente estaba un colista con poco fútbol, pero que iba a empujar hasta la conclusión. Dicho y hecho porque una internada de Fran García propició un tiro potente de Silvestre que atajó Santamaría.
Los riojanos ahora debían manejar la situación y eso que pudieron sentenciar con una falta perfectamente lanzada por Iñaki pero que Andy no acabó de interpretar (intentó el control). Nano Mesa y Petcoff dejaban su lugar con molestias, mientras que los locales apretaban con un remate de Zozulia que repelió Santamaria y que mantuvo en tensión a todos cuando el VAR revisaba una mano de Bobadilla dentro del área.
Pero que el choque no estaba resuelto quedó plasmado cuando Cedric la puso con comodidad para el remate de Ortuño, anticipándose a Bobadilla, para firmar un empate que salva un poco la papeleta a los anfitriones, pero que es totalmente insuficiente para los logroñeses con todo lo que le cuesta marcar y, lógicamente, sumar de tres en tres.
Ficha técnica
Albacete: Tomeu Nadal; Benito (Manu Fuster, min. 69), Kecojevic, Boyomo, Fran García (Caballo, min. 83); Isaac, Dani Torres (Mvondo, min. 69), Silvestre, Cedric; Álvaro Peña (Ortuño, min. 55) y Zozulia.
UD Logroñés: Santamaría; Medina (Paulino, min. 68), Álex Pérez, Bobadilla, Iago López; Olaetxea, Petcoff (Sierra, min. 87), Andy, Iñaki; Nano Mesa (Leo Ruiz, min. 82) y Roni (Paulino, min. 68).
Goles: 0-1, min. 74: Nano Mesa. 1-1, min. 93: Ortuño.
Árbitro: Iosu Galech Apezteguía (Comité Navarro). Amonestó a Benito (min. 8), Dani Torres (min. 28), Boyomo (min. 57), Zozulia (min. 60) y Fran García (min. 72), por el Albacete y a Leo Ruiz (min. 91), por la UD Logroñés.
Foto: UD Logroñés
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