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San Mao y Quero, tierra y mar, la unión indisoluble

Sandra Lorenzo

Y en ese instante en el que el mar se lleva a José María Quero, sin saberlo, se lleva consigo a Chen Ping/ Echo (San Mao) que ante la pérdida de su amado,  jamás volvió a ser la misma. 

Y esa particular bonanza de septiembre de 1979 hace inmortal lo que ya se fraguaba eterno, una de las historias de amor más intensas que se recuerdan en la isla canaria de La Palma. 

José María y Echo (San Mao) se conocen en Madrid en 1971. Pero Echo le considera demasiado joven, él llegó a decirle que algún día se casaría con ella.

No es hasta 1973 que Echo regresa a España, que comienzan una relación formal. Quero era muy decidido y ese mismo año le comunica a sus padres la intención de casarse. La pareja contrae matrimonio en el Aaiún el 9 de julio de 1974. Pasean su amor por el Sahara, Madrid…para acabar en las Islas Canarias.

En algunos de estos lugares establecen su domicilio temporal por el trabajo de José María (submarinista de profesión).

En el periodo de estancia en el Sahara, atraída por la belleza y el clima, San Mao tiene un periodo de gran riqueza literaria.

En cada lugar que visitan en intervalos más o menos cortos, la pareja hace amigos y se adaptan de forma excepcional a los cambios.

El viaje juntos de esta pareja por la vida acaba en la isla de La Palma a la que llegan a finales de marzo de 1979 (por motivos laborales de Quero).

El 30 de septiembre, una excursión a la costa del norte de la isla, para practicar pesca submarina en plenas bonanzas, se lleva a José María Quero y, de alguna manera también a San Mao, que en más de una ocasión presintió y compartió ese mal augurio de que algún día el mar se llevaría al amor de su vida.

San Mao escribió: 

“No me preguntes de dónde vengo,

Mi origen es muy lejano

¿Por qué vagabundear tan lejos?

Por los pájaros que vuelan,

Por el arroyo que fluye en el valle,

Por las vastas praderas,

Pero sobre todo, sobre todo,

Por el olivo de mis sueños“

El olivo de mis sueños (San Mao) 

Varias décadas después del trágico accidente que sufrió José María mientras buceaba, la historia de esta pareja no deja indiferente a nadie y atrae la curiosidad de turistas hasta el cementerio capitalino de Santa Cruz de La Palma, donde descansan los restos del marido de la escritora San Mao.

Allí se encuentra el memorial Dos islas, dos paraísos y una tumba. Otro punto de memoria se ubica en la costa de Barlovento, concretamente en La Fajana.  Allí podemos disfrutar del Mirador Literario El olivo del océano donde parece estar San Mao sentadas en palabras de la escritora Elsa López:

“Era mujer de ojos tristes

Sentada en el borde de un

Barranco, que mira el mar desde

Lo alto de un acantilado al norte

De una pequeña isla en el medio

Del Océano Atlántico…“ (1)

José María Quero nació en Jaén, tierra de olivares y San Mao en Taipéi (Taiwán). El destino preparó un encuentro, un enlace, un todo, una unión indisoluble que parece que acaba el 30 de septiembre de 1979, por un simple capricho del mar.

San Mao murió en Taipéi el 4 de enero de 1991, pero Quero, el recuerdo de su felicidad, de su amor, de sus viajes, de su vida juntos, vivió con ella y ahora ellos vivirán con nosotros, mientras habitemos su memoria. 

A San Mao y Quero (Sandra Lorenzo) 

Siento  que aquí

Me hundí

En la bonanza de

Tu septiembre espinado,

Miro el mar y no

Te devuelve,

Océano caprichoso

Donde él nadó

Como el pez que

Siempre fue,

Yo mientras me quedé

Inmóvil agarrada a una pluma,

Como los ojos del desierto

Que inundó mi vida con tu

partida.

Pero era un olivo que ya

No daba sombra, por ese

Motivo, yo me voy contigo…“                            

  

(1)Prólogo del El olivo y la flor del ciruelo, la estancia de San Mao y José María Quero en la isla de La Palma de Manuel Poggio Capote.            

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