CNT defiende recuperar el local de Tirso de Molina con una mediación: “No renunciaremos a corregir una injusticia”

La Confederación Nacional del Trabajo (CNT) ha publicado un comunicado en el que se pronuncia por primera vez en años sobre los locales de Tirso de Molina y la organización que en la actualidad los ocupa, la sección española de la Asociación Internacional del Trabajo (AIT), una entidad que se presenta públicamente con las siglas CNT-AIT. “Esperamos que [el conflicto] se cierre de la mejor manera posible con un proceso de mediación honesta, pero tiene que quedar claro que no vamos a renunciar a corregir una injusticia”, exponen desde CNT Madrid.

El número 5 de la plaza de Tirso de Molina, en el centro de la capital, lleva desde 2018 convertido en el gran símbolo de la división en el anarcosindicalismo de la ciudad y gran parte del país. El que fuera punto de encuentro para la militancia local y estatal desde los ochenta protagoniza desde hace años un encarnizado conflicto que derivó el pasado verano en una sentencia de desalojo para la autoproclamada CNT-AIT.

La resolución afecta a la Federación Local de Madrid de la AIT (siglas de Asociación Internacional de los Trabajadores). CNT Madrid ocupaba desde 1982 el segundo y sexto piso del edificio de Tirso, primero en alquiler y después en propiedad. El conflicto interno estalló después de que la Federación Local de Madrid permaneciese adscita a la AIT pese a que desde 2016 la CNT estatal seguía los postulados de otra Internacional, la de la Condeferación Internacional del Trabajo (CIT).

La Federacion de Madrid optó por no abandonar la sede de Tirso de Molina, incluso cuando su desfederación fue aprobada a finales de 2018 por CNT Regional Centro debido al “incumplimiento demostrado de acuerdos confederales”. CNT avisaba por entonces que “la sede en la plaza Tirso de Molina de Madrid cesa su actividad sindical hasta nuevo aviso”, trasladándose finalmente al número 7 de la glorieta de Embajadores. Mientras, ni esta entidad ha dejado de intentar recuperar el espacio ni la AIT ha dejado de utilizarlo para su actividad sindical mientras lo reivindica como propio.

“La Confederación Nacional del Trabajo no tiene ninguna clase de relación con la AIT desde diciembre del año 2016, momento en que la CNT quedó desvinculada de dicha internacional. Cualquier otra organización española integrada como sección en la internacional AIT no pertenece a la Confederación y no está legitimada para presentarse como CNT ni para emplear nuestras siglas o recursos. No hay una CNT-CIT y otra CNT-AIT”, trasladan desde el sindicato. 

“La antigua Federación Local de Madrid, tras una serie de incumplimientos graves de los acuerdos de la Confederación, es desfederada de la CNT mediante un acuerdo del Pleno Regional de octubre de 2018 por amparar conductas absolutamente deleznables contra las ideas, los acuerdos e incluso la convivencia. Fue entonces cuando se produjo la ocupación de los locales por parte de miembros expulsados de CNT, que trataron de agredir a las personas que hasta entonces se habían considerado sus compañeras para echarlas del local, amenazándolas, cambiando las cerraduras, quedándose indebidamente con sus pertenencias en el local e impidiendo el acceso desde aquel día al resto de la militancia”, cuentan en el comunicado.

Apostillan que, como organización anarcosindicalista, abogan por “respetar que haya federaciones locales o personas que no estén conformes con lo acuerdos de la CNT” y, del mismo modo, asumir que “estas personas son libres de organizarse y pasar a formar parte de la AIT, como es obvio”. Sin embargo, una decisión así conlleva “consecuencias inevitables como es que esas federaciones y/o personas deben dejar de identificarse con nuestras siglas y de utilizar los recursos” de los que dispone la entidad. “En ningún caso cabe utilizar la fuerza bruta para que nuestra razón domine frente a la de las demás. Lo ocurrido en los locales de Tirso de Molina vulneró estos principios básicos y es algo que no podemos tolerar”, sentencian.

Un conflicto judicial que no termina de cerrarse

“Un juzgado nos solicita, a petición de la CNT-CIT, el desalojo de los históricos locales de Tirso de Molina”, publicaba la cuenta de X CNT-AIT Madrid Oficias Varios a finales de julio. La sentencia reconoce la legítima propiedad de los inmuebles a CNT y otorga un mes para el abandono voluntario a los actuales ocupantes, un hecho que todavía no se ha producido. Transcurrido ese tiempo, abre la puerta a un lanzamiento. Desde la AIT reprocharon a CNT acudir a “la justicia burguesa”.

CNT Madrid contesta que “ocultan que fueron ellas quienes abrieron sucesivos frentes judiciales (civil y social), forzando a CNT a dedicar tiempo, energías y recursos a repeler esas iniciativas, e incluso a seguir compareciendo después de resoluciones favorables a CNT, como han sido todas las que se han notificado hasta el momento”. Apuntan que han recibido hace poco tiempo “un burofax anunciando un nuevo intento de activar la vía judicial por parte de personas que se identifican como la AIT”. Con este, dicen, serían cuatro los procedimientos judiciales abiertos por la AIT contra CNT Madrid, con slos correspondientes recorridos de recursos en todas las instancias judiciales.

Detrás del enfrentamiento jurídico subyace otro sobre el enfoque de la lucha sindical. CNT asume unos postulados más pragmáticos con el objetivo, sostienen, de lograr mayor implantación y mejoras sustanciales en las condiciones laborales de sus afiliados. Pero desde CNT-AIT les catalogan de “reformistas”, cuestionan su “dudoso crecimiento” y defienden que es su propia organización la garante de los principios, tácticas y finalidades del anarcosindicalismo.

Las divergencias entre ambas organizaciones han quedado patentes en sus posturas ante el propio proceso legal que les enfrenta. Hasta este comunicad, CNT Madrid ha preferido evitar las comunicaciones públicas al respecto del tema mientras la situación permanece judicializada. “Si no lo hemos hecho antes ha sido porque todo nuestro interés, tiempo y esfuerzo está dedicado a impulsar la organización y sus objetivos, mejorando las condiciones materiales e intelectuales de lo único que nos importa: la clase trabajadora”, argumentan en la nota emitida este miércoles.

Mientras, la sección española de la AIT ha publicado numerosos comunicados en su web o en redes sociales denunciando la situación y criticando a CNT: “No les bastó con expulsar a los sindicatos que les resultaban incómodos, no. Su fin último busca nuestra desaparición. Y para ello están dispuestos a utilizar todas las herramientas a su alcance: desde demandas en la Audiencia Nazional reclamándonos el pago de sumas estratosféricas hasta mandar a los antidisturbios a desalojar nuestros locales de Tirso, que como todo el mundo sabe ―la CNT-CIT mejor que nadie― no vamos a dejar voluntariamente”.

“Pese a nuestra total desconfianza en la justicia burguesa, no hemos podido dejar de sorprendernos con una sentencia tan vergonzosa, entre otras cosas porque la jueza la ha dictado sin darnos siquiera la oportunidad de defendernos. Nos quieren echar de los locales en los que hemos crecido como militantes sin ni siquiera haber podido hablar en todo el proceso. Y para empeorar la situación se nos impone el pago de las costas del juicio”, recogía esta entidad en el comunicado de su web donde hacían pública la sentencia.

El modelo de CNT se centra en la figura jurídica de la sección sindical, común al resto de sindicatos pero que en este caso es el órgano prioritario, compuesto por los afiliados y afiliadas en una determinada empresa y regido por las decisiones de los mismos. Mientras, rechaza la participación en los comités de empresa y la figura de liberados sindicales habitual en CCOO o UGT, algo que tanto desde la AIT como desde la CIT consideran poco democrático y delegacionista.

La historia del anarcosindicalismo en España está marcada por este tipo de divisiones. No en vano, la Confederación General del Trabajo (CGT) nació en 1979 a raíz de otro proceso judicial entre facciones de CNT, debido a diferencias de criterio sobre la reorganización y reestructuración de las organizaciones sindicales a partir de la Transición y en particular al respecto de la participación en los comités de empresa. Tanto CGT como otras formaciones, caso de Solidaridad Obrera, acabaron emprendiendo sus propios proyectos aceptando eso si la implantación de nuevas siglas o nomenclaturas.