Herida abierta en el anarcosindicalismo de Madrid: la división en CNT lleva a una orden de desalojo en Tirso de Molina

Guillermo Hormigo

Madrid —
6 de septiembre de 2025 06:00 h

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El número 5 de la plaza de Tirso de Molina, en el centro de Madrid, lleva años convertido en el gran símbolo de la división en el anarcosindicalismo de la capital y de todo el país. El que fuera punto de encuentro para toda la militancia local y estatal de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) desde los ochenta protagoniza desde hace años un encarnizado conflicto que ha derivado ahora en una sentencia de desalojo.

La resolución afecta a la Federación Local de Madrid de CNT-AIT (siglas de Asociación Internacional de los Trabajadores), después de una demanda interpuesta por CNT. Este sindicato ocupaba desde 1982 el segundo y sexto piso del edificio de Tirso, primero en alquiler y después en propiedad. El conflicto interno estalló después de que la Federación Local de Madrid permaneciese adscita a la AIT pese a que desde 2016 la CNT estatal seguía los postulados de otra Internacional, la de la Condeferación Internacional del Trabajo (CIT).

La Federacion de Madrid optó por no abandonar la sede de Tirso de Molina, incluso cuando su desfederación fue aprobada a finales de 2018 por CNT Regional Centro debido al “incumplimiento demostrado de acuerdos confederales”. CNT avisaba por entonces que “la sede en la plaza Tirso de Molina de Madrid cesa su actividad sindical hasta nuevo aviso”, trasladándose finalmente al número 7 de la glorieta de Embajadores. Mientras, ni esta entidad ha dejado de intentar recuperar el espacio ni CNT-AIT ha dejado de utilizarlo para su actividad sindical mientras lo reivindica como propio.

“Un juzgado nos solicita, a petición de la CNT-CIT, el desalojo de los históricos locales de Tirso de Molina”, publicaba la cuenta de X de CNT-AIT Madrid a finales de julio. La sentencia reconoce la legítima propiedad de los inmuebles a CNT y otorga un mes para el abandono voluntario a los actuales ocupantes, un hecho que todavía no se ha producido. Transcurrido ese tiempo, abre la puerta a un lanzamiento.

Detrás del enfrentamiento jurídico subyace otro sobre el enfoque de la lucha sindical. CNT asume unos postulados más pragmáticos con el objetivo, sostienen, de lograr mayor implantación y mejoras sustanciales en las condiciones laborales de sus afiliados. Pero desde CNT-AIT les catalogan de “reformistas”, cuestionan su “dudoso crecimiento” y defienden que es su propia organización la garante de los principios, tácticas y finalidades del anarcosindicalismo.

Las divergencias entre ambas organizaciones se hacen patentes en sus posturas ante el propio proceso legal que les enfrenta. CNT prefiere evitar las comunicaciones al respecto del tema. También declinan trasladar declaraciones a las peticiones de Somos Lavapiés. Aducen que prefieren tomar esta postura mientras la situación permanezca judicializada.

Mientras, CNT-AIT ha publicado numerosos comunicados en su web o en redes sociales denunciando la situación y criticando a CNT: “No les bastó con expulsar a los sindicatos que les resultaban incómodos, no. Su fin último busca nuestra desaparición. Y para ello están dispuestos a utilizar todas las herramientas a su alcance: desde demandas en la Audiencia Nazional reclamándonos el pago de sumas estratosféricas hasta mandar a los antidisturbios a desalojar nuestros locales de Tirso, que como todo el mundo sabe ―la CNT-CIT mejor que nadie― no vamos a dejar voluntariamente”.

“Pese a nuestra total desconfianza en la justicia burguesa, no hemos podido dejar de sorprendernos con una sentencia tan vergonzosa, entre otras cosas porque la jueza la ha dictado sin darnos siquiera la oportunidad de defendernos. Nos quieren echar de los locales en los que hemos crecido como militantes sin ni siquiera haber podido hablar en todo el proceso. Y para empeorar la situación se nos impone el pago de las costas del juicio”, recogía CNT-AIT en el comunicado de su web donde hacían pública la sentencia.

El modelo de CNT se centra en la figura jurídica de la sección sindical, común al resto de sindicatos pero que en este caso es el órgano prioritario, compuesto por los afiliados y afiliadas en una determinada empresa y regido por las decisiones de los mismos. Mientras, rechaza la participación en los comités de empresa y la figura de liberados sindicales habitual en CCOO o UGT, algo que tanto desde CNT-AIT como desde CNT consideran poco democrático y delegacionista. Es uno de los pocos puntos de unión, de sutura, entre dos organizaciones a los que este conflicto parece haber distanciado definitivamente.

La historia del anarcosindicalismo en España está marcada por este tipo de divisiones. No en vano, la Confederación General del Trabajo (CGT) nació en 1979 a raíz de otro proceso judicial entre facciones de CNT, debido a diferencias de criterio sobre la reorganización y reestructuración de las organizaciones sindicales a partir de la Transición.