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Historia de la manifestación del Primero de Mayo en Bravo Murillo: una tradición rojinegra de 40 años

Manifestación del Primero de Mayo de CNT en 1979

Luis de la Cruz

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¿Cuatro décadas de manifestaciones de CNT en Bravo Murillo dan para dar poner el sello de tradición? Sin duda en una ciudad como Madrid sí, sobre todo si tenemos en cuenta que abarcan prácticamente todo el periodo democrático y sus convocatorias del Día del Trabajo. No todos los años se ha llevado a cabo el recorrido tradicional y este, tras un año sin manifestación por el COVID, CNT Madrid participa de la convocatoria unitaria (con CNT Villaverde, CNT Sierra Norte y otros colectivos sociales y sindicatos, como CGT) que transcurrirá entre la Plaza Mayor y la Puerta de Toledo a las 11.30 h.

Hoy, sin embargo, vamos a recordar cómo surgió la tradición cenetista de manifestarse entre Valdeacederas y Bravo Murillo, dando lugar a la que probablemente ha sido la manifestación alternativa más importante por el Día del Trabajo, que este año volverá a producirse protagonizada por algunos sindicatos que llevan las siglas de CNT (los pertenecientes a la Federación Local de Sindicatos de Madrid, que fue desfederada en 2018 pero se siguen reivindicando como tal).

La primera manifestación de CNT por el Primero de Mayo con el recorrido Valdeacederas-Cuatro Caminos se llevó a cabo en 1979. Ese año se celebraron en España unas 400 convocatorias, de las que tres fueron en nuestra ciudad, la más grande la de Comisiones Obreras y UGT, junto con otros sindicatos menores, en el Paseo de las Delicias.

Según nos explican desde Fundación Anselmo Lorenzo (CNT), los más mayores de la organización recuerdan que la elección de Bravo Murillo obedeció a varias circunstancias. A saber: era un barrio obrero, céntrico, con gran tradición cenetista y anarquista. El Sindicato Único de la Construcción, que tuvo un importante peso en el relanzamiento de la central sindical en los setenta, había nacido en Madrid en los treinta, con mucha participación de militantes de Cuatro Caminos y Tetuán como Cipriano Mera, lo que hacía del lugar un espacio muy simbólico. En el barrio convivían, además, corrientes libertarias no estrictamente sindicalistas: en 1978 se había ocupado un viejo colegio en la calle Marqués de Viana, estableciendo el Ateneo Libertario de la Zona Norte, por ejemplo.

Durante el franquismo, las organizaciones libertarias y de izquierda habían celebrado el Primero de Mayo en la clandestinidad, incluyendo a partir de cierto momento convocatorias visibles en la vía pública con vocación masiva. En las hemerotecas encontramos rastros de algunas que se llevaban a cabo por la agregación sorpresiva de pequeños grupos, en lugares como Vallecas o Antón Martín.

En 1977 la CNT eligió para su convocatoria las zonas de Quevedo y Bilbao porque allí “era fácil hacer saltos y escapar”, según recuerda un participante del sindicato en la época y nos trasladan desde la Fundación Anselmo Lorenzo (CNT). En esa ocasión “debieron tener a la policía entretenida, jugando al perro y el gato durante casi seis horas”, nos cuentan.

Las movilizaciones del Primero de Mayo se saldaron en 1977 con “tres heridos graves, cien de diversa consideración y centenares de detenidos”, según la portada que sacó Diario 16 al día siguiente. A decir del periódico CNT hubo treinta detenidos libertarios en distintos lugares de Madrid.

Cabe recordar que muy poco antes, el 27 de marzo de 1977, CNT había llevado a cabo una importante demostración de fuerza al reunir a 30.000 personas en un mitin en San Sebastián de los Reyes, que se produjo incluso antes de que el sindicato fuera legalizado, el día 14 de mayo (en el mes de julio se producirá el mítico mitin de Montjuic, que congregó a unas 50.000 personas).

El crecimiento de CNT se producía en una situación de clandestinidad y solo un par de meses antes de la legalización (y poco antes de aquel Primero de Mayo) se detuvo a 14 militantes en el transcurso de una asamblea de enseñanza. La Confederación Regional de Centro llegó a coordinar veintisiete federaciones locales y dos comarcales, que aglutinaban a unos 6000 trabajadores (CNT tenía entonces en total 116.900 afiliados, la mayoría en Cataluña y Valencia).

El año 1978 marcaría el destino de CNT para los años sucesivos. De un lado, parte del movimiento libertario siempre ha señalado las implicaciones del llamado caso Scala para entender el frenazo del ascenso del sindicato rojinegro y su posterior declive. Una causa general mediática abierta a la CNT tras el incendio de la esta sala de fiestas en Barcelona por el lanzamiento de unos cócteles molotov de militantes con la participación, como luego se sabrá, de un policía infiltrado. De otro, la realidad sindical que se impuso en España tras los Pactos de la Moncloa (a los que la central se opuso) y la extensión de las elecciones sindicales, condicionarán la progresiva ubicación de los sindicatos de la confederación al margen de las nuevas prácticas laborales. Todo esto abundó, probablemente, en los problemas generacionales de CNT (entre viejos y nuevos militantes) y de coordinación interna, llevando a una merma severa de la afiliación y al divorcio de sus militantes en distintas siglas.

Visto con una perspectiva más amplia, la trayectoria de la CNT durante la Transición está mecida por las mismas mareas que los grupos de la izquierda radical, que vieron decrecer su capacidad de movilización y su presencia social tras la derrota de la opción rupturista y el triunfo de la reforma política.

Este año, CNT convocará un mitin en el barrio de Carabanchel, frente a la ermita de San Isidro, desde donde se marchó en manifestación hacia la plaza de toros de Vista Alegre.

Y así se llega al Primero de Mayo de 1979, que inaugura la tradición del recorrido de Valdeacederas a Cuatro Caminos, como hemos dicho, y en la que la sombra del caso Scala tuvo una importante presencia.

Un año después, el Primero de Mayo también fue movidito en Madrid. Arturo Pajuelo, presidente de la Asociación de Vecinos de Orcasitas, fue asesinado por la extrema derecha (el Batallón Vasco Español) con solo 33 años. Los fascistas lo apuñalaron nueve veces junto a su compañero Joaquín Martínez Mecha en el Paseo de Santa María la Cabez, tras la manifestación convocada por Comisiones Obreras y UGT.

La manifestación de CNT en Bravo Murillo congregó este mismo año a dos mil personas según el diario El País o hasta cuatro mil en su momento álgido, según ABC. También allí se produjeron duras cargas policiales al final de la marcha, con un balance de varios heridos y tres detenidos (que tuvieron que hacer frente a multas de 50.000 pesetas). CNT-AIT y CNT-CV (desgajada en el reciente Congreso de Valencia) participaron, junto al resto de sindicatos y fuerzas políticas de la izquierda, en los actos de repulsa por el asesinato de Pajuelo.

Tras la manifestación del Primero de Mayo entre Valdeacederas y Cuatro Caminos de 1980, un centenar de militantes ocuparon el todavía hoy Ateneo Libertario de Villaverde, ubicado en terrenos donde había estado El Pan del Obrero, sociedad formada por trabajadores anarcosindicalistas. La reivindicación del patrimonio sindical expropiado tras la guerra fue, de hecho, una proclama importante de los sindicatos durante los Primeros de Mayo de estos años.

Son muchos los vecinos de Tetuán que han crecido desde entonces con estas manifestaciones, para los que la mani de Valdeacederas a Cuatro Caminos fue quizá la primera, aunque no fueran necesariamente miembros del sindicato ni tuvieran ideología anarquista. El Primero de Mayo revolucionario de CNT en Bravo Murillo era, además de una manifestación reivindicativa por el Día del Trabajo, uno de los eventos que marcaban el ciclo del año en el distrito (puestos a frivolizar, como el Día del Niño en Bravo Murillo, al final del mismo mes). Para otros, formó parte de su iniciación ideológica o sindical, por supuesto.

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