Adiós a coches aparcados y bolardos en Palma, San Vicente Ferrer y Espíritu Santo

Las calles del interior de Malasaña serán irreconocibles a partir de la semana que viene, cuando comience una actuación municipal que suprimirá todas las plazas de aparcamiento de las calles Palma, San Vicente Ferrer y gran parte de Espíritu Santo, según un plan al que ha tenido acceso este periódico y que incluye la retirada de hasta 450 bolardos. Las 101 plazas de estacionamiento no desaparecerán, sino que serán trasladadas a otras zonas del barrio e incluso se ampliará su número para residentes.

La intervención comenzará por Palma, calle que se despejará de motos y coches aparcadas -el tráfico seguirá como hasta ahora- desde su cruce con la Corredera de San Pablo hasta San Bernardo. Allí se pondrá fin a las aceras de 60 centímetros que impedían el tránsito de sillas de ruedas, carritos de bebé e incluso caminar en paralelo junto a otra persona. Los problemas de movilidad de esta calle llegaron a motivar que los vecinos y comerciantes de la zona pidieran al Ayuntamiento su peatonalización.

Los trabajos continuarán después en la calle San Vicente Ferrer, que perderá las plazas de aparcamiento entre Fuencarral y San Bernardo, y concluirán en Espíritu Santo, donde se liberarán los estacionamientos entre la plaza de Juan Pujol y la calle Santa Lucía. De esta forma se creará un espacio libre de coches que englobará un rectángulo que iría desde la plaza San Ildefonso hasta San Bernardo, con Velarde y Espíritu Santo como límites (ver mapa).

La actuación responde “a las demandas vecinales y de comerciantes”, explica a Somos Malasaña el concejal presidente de Centro, Jorge García Castaño. Algunos, como los de San Vicente Ferrer, llevaban dos años reclamando una intervención así. Otros como los de Palma ya vivieron una prueba similar en el año 2012, con un plan de peatonalización que se redujo a la Semana de la Movilidad y después se quedó en un cajón.

Dentro de esta reordenación, las zonas de carga y descarga, así como los lugares para aparcar coches de personas de movilidad reducida, se trasladarán a los puntos más cercanos en las calles aledañas (mira aquí con detalle los planos de la actuación).

Nuevos aparcamientos en Conde Duque

Nuevos aparcamientos en Conde Duque

Pese al impacto visual que tendrá la intervención, su coste será mínimo -indican fuentes municipales- y no se perderá ni una sola plaza de aparcamiento. Es más, incluso se puede ganar alguna más para los residentes. Las plazas que se eliminen de Palma (37), San Vicente Ferrer (55) y Espíritu Santo (9) se recuperarán al otro lado de San Bernardo, especialmente en la calle Santa Cruz de Marcenado, pero también al final de Conde Duque.

El Ayuntamiento ha previsto eliminar uno de los tres carriles para el tráfico en el tramo de Santa Cruz de Marcenado que va desde Mártires de Alcalá hasta Conde Duque. Gracias a ello se podrá crear una gran zona de aparcamiento en batería, con decenas de nuevas plazas. También se ganarán estacionamientos en el tramo inicial de la calle, junto a San Bernardo, donde otra zona de aparcamientos en línea se convertirán en batería a costa de un tercer carril de la vía.

Por último, la calle Conde Duque perderá un carril para la circulación en su tramo final, el que va de Santa Cruz de Marcenado hasta Alberto Aguilera. Allí también se creará aparcamiento en batería para formar una zona de descanso para coches en el perímetro de la futura Área de Prioridad Residencial de Centro, que se pondrá en marcha a finales de año.

Sin bolardos... ni terrazas

Sin bolardos... ni terrazas

La semipeatonalización creará una zona libre de coches y motos aparcadas, en la que se reducirá bastante el “tráfico de agitación”, es decir, el de vehículos que van buscando dónde dejar el coche y que circulan a mayor velocidad de la permitida, que en este área es de 20 km/h.

La reforma incluye también la retirada de unos 450 bolardos, lo que no significará su supresión total, pero sí la eliminación de los que no son “estrictamente necesarios”. De esta forma, el Ayuntamiento sigue la línea de la actuación planificada en Chueca, que busca delimitar la zona peatonal con jardineras y aparcabicis, además de algún banco. “La idea en general es que en las calles de plataforma única no sean los bolardos lo único que ordene la calle”, detalla García Castaño.

Lo que tampoco habrá en estas calles serán nuevas terrazas, “porque el ancho de acera no lo permitirá, por normativa”, sentencia Jorge García Castaño para que no haya dudas y disipar los posibles temores vecinales que siempre acompañan a las ampliaciones de aceras. Tampoco se descartan futuros retoques en la dirección de las calles en función de cómo se comporten los vehículos con esta nueva situación.

La semipeatonalización del corazón de Malasaña inicia un año crucial para la movilidad en el centro de Madrid, que dará un giro de 180 grados con la implantación del APR única en Centro o el ensanche de aceras en Gran Vía (si es aprobado después del recuento de la consulta popular).

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