En solo dos años los extraños maceteros-pantalones, los alcorques llenos de plantas y el jardín vertical del edificio que hace esquina con San Roque se han convertido en distintivo de la vieja calle del Pez, donde hasta a los bolardos situados en el tramo entre la plaza Carlos Cambronero y la calle Madera les han salido unos aromáticos penachos verdes a modo de corona. Juan Pérez, un vecino desde hace más de 30 años de esta vía es el responsable de ello, habiéndose ganado el sobrenombre de El Jardinero de Pez.
Sin embargo, durante la segunda mitad de lo que llevamos de cuarentena las plantas de Pez habían comenzado a secarse, algo especialmente notable en esa esquina llena de macetas en el cruce con San Roque que es ya uno de los lugares más fotografiados del barrio. Estaba claro que algo ocurría con Juan: ¿estaría pasando el confinamiento lejos del vecindario?
El misterio se resolvió con la vuelta la semana pasada de este hombre a Pez y a su labor de jardinero: ocho días ingresado en el hospital por coronavirus, más su correspondiente período de aislamiento, tuvieron la culpa de que Juan se viera obligado a descuidar la labor que se autoimpuso hace ya un tiempo.
Juan superó la enfermedad y, de inmediato, el verde regresó a Pez. Su ausencia no ha pasado desapercibida en el vecindario, lo mismo que ha sucedido con su regreso, celebrado y bien recibido en las redes sociales.
En mayo de 2018 Juan declaró a este periódico que le encantaría tener ayuda y que más vecinos y comerciantes de Pez se comprometieran con el cuidado de los pequeños jardines de la calle: «Con que me ayudaran a regar las plantas me conformaría», nos dijo entonces. Seguro que el guante sigue a la espera de ser recogido por alguien. A Juan se le puede encontrar casi cualquier día en Pez regando poco antes de la puesta de sol y también se le puede contactar a través de correo electrónico -jpbellod@gmail.com-, por si alguien quisiera formar equipo con él.