Madrid, segunda quincena de agosto de este extraño verano de 2020. Menos gente en las calles de lo habitual, la ciudad a medio gas…y tú estás aquí. La oferta de ocio y tiempo libre siempre camina cansada en estas fechas, a la espera del (este año un tanto incierto) comienzo del curso cultural en septiembre , pero sigue habiendo algunas opciones de las que disfrutar con ciertas medidas de seguridad y condiciones especiales de aforo.
En la 4º planta de Espacio Fundación Telefónica podemos visitar Bill Viola. Espejos de lo Invisible, que nos presenta a un videoartista que nos obliga salir de nuestra posición cómoda de observantes, envolviéndonos con sus creaciones. No se trata de una muestra en la que uno pueda ir a pasear por la veintena de videocreaciones que ha traído la institución de la calle Fuencarral pero el esfuerzo vale la pena.
Ojo, para ir a verla es necesario elegir día y franja horaria a través de la web de Espacio Fundación Telefónica.
Podéis leer una crítica en profundidad aquí.
En la sala Sur del Centro Cultural Conde Duque, y solo hasta el 30 de agosto, podemos ver la interesante exposición Emigrantes Invisibles. Españoles en EE UU 1868-1945, organizada por la Fundación Consejo España-EEUU. James D. Fernández (catedrático de la Universidad de Nueva York) y Luis Argeo (periodista y cineasta) tratan de recuperar la memoria desvanecida de la emigraciónespañola en Estados Unidos, centrándose en la cultura material atesorada por sus descendiente: fotos, documentos, objetos y otros pequeños tesoros que, en no pocas ocasiones, descansan anónimamente en cajas de galletas de época.
En su momento la visitamos y os lo contamos en este artículo.
No todos los museos están abiertos (el del Romanticismo volverá en septiembre y el ABC de Dibujo e ilustración aún está cerrado). Sin embargo, podemos visitar las colecciones permanentes de algunos, como el de Arte Contemporáneo de Madrid (en Conde Duque) o el Museo de Historia de Madrid. Sobre este último hicimos un artículo de su reapertura tras el confinamiento, dando algunas pistas sobre lo que es una exposición permanente en tiempos pandémicos y pensando la visita desde la óptica de una niña, con las necesidades museísticas de la infancia y una iniciática perspectiva de género.