Más de un tercio de la población española vive de las escasas pensiones de muchos jubilados, los abuelos, que sustentan a los padres y nietos en paro. Más de tres millones de pensionistas malviven con la pensiones mínimas; esto es, entre 500 y 700 euros al mes. Los índices de pobreza aumentan en nuestro país peligrosamente.
El PP desmantela el pacto de Toledo cambiando las reglas del juego y mintiéndonos con trucos económicos de trileros de feria. Otro nuevo producto financiero auspiciado por la gran Banca y las políticas neoliberales. En el PP afirman que es un gran reforma, la de las pensiones, pero es una gran estafa; y al final nos roban y dicen que nos vayamos preparando una pensión privada porque nuestro sistema público de pensiones no soporta tanto gasto. Pero ¿de dónde lo sacamos?, ¿del sueldo ya recortado y castigado por los impuestos, si es que se tiene nómina y se cobra el paro?
¿Y qué pasa con las pensiones, señor Rajoy? Eso es lo que millones de españoles preguntarían al presidente del Gobierno hoy en día, casi dos años después de las elecciones que ganó con mayoría absoluta de votos. Estos votantes, militantes o simpatizantes del PP, ciudadanos decepcionados del zapaterismo, ilusionados por las nuevas medidas económicas y sociales, esperaban de Rajoy que cumpliese sus promesas. Pero una vez más mintió para sacar rentabilidad electoral y cargarse la esperanza de los españoles. De hecho, el discurso de investidura de Rajoy se cayó prácticamente al mes de gobernar el PP, porque faltó a su palabra.
Rajoy ya no tiene crédito; los ministros de su Gobierno y dirigentes del PP son también responsables de las promesas incumplidas de su presidente. Porque dónde están, por ejemplo, esos 3,5 millones de puestos de trabajo que afirmaba González Pons que crearía Rajoy. Recordemos también aquellos excesos verbales del mismo Pons, que afirmaba contra Zapatero: “subir impuestos es dar una puñalada trapera a la clase media por la espada” (julio de 2011). Dónde están los efectos positivos de la reforma laboral, tan dura y sangrante como inútil; dónde está la persecución de la evasión y del fraude fiscal; dónde están las medidas prometidas de protección social, de la Ley de Dependencia.
Algún incumplimiento de los compromisos electorales no esperó ni 19 días, como fue la subida del IRPF. Con las pensiones, Sanidad y Educación, se compromete semanas antes de las elecciones, y lo infringe cinco meses después. La amnistía fiscal que realiza el PP es “impresentable, injusta y antisocial” y no ha valido para nada. Son ya varias las falsas promesas, y lo malo es que tiene pinta de haber más quebrantamientos electorales todavía.
“Yo no voy a congelar las pensiones a los pensionistas. Yo cumpliré mi palabra… No voy a engañar a los pensionistas”. Esa fue la promesa electoral de Rajoy. “El compromiso serio del PP es no tocar las pensiones y que no pierdan poder adquisitivo los jubilados…”. Estas son algunas de las promesas quebrantadas por De Cospedal, Arenas, Sáenz de Santamaría, etc. Ya vemos cómo las gastan estos “peperos”, que van a recortar nuestras pensiones en más de 33.000 millones de euros; o sea, nos volatizarán –nos robarán en los próximos nueve años- un 28% del poder adquisitivo de los jubilados.
Con estos atropellos y mentiras del PP, pocos, en su sano juicio, les creen ya, ni confían en ellos. La caída en picado de los votantes populares, según los barómetros de setiembre, es bestial, el paro nos sigue “matando”, las reformas laborales están resultando inútiles y dolorosas, la economía familiar naufraga y el crecimiento del país es nulo (el déficit de este primer semestre es muy preocupante). Se siguen destruyendo más empleos y empresas. El reciente optimismo descarado del ministro Montoro es de una temeridad y de una frivolidad insultantes.
Ahora, lo único que tienen seguro los dirigentes del partido de la gaviota azul, es un partido muy cuestionado por supuesta financiación ilegal y posibles cobros de sobresueldos en dinero negro; con sus votantes y militantes en incesante volatilidad y desencanto político hacia ellos, sobre todo hacia Rajoy y De Cospedal. Y el malestar de toda España restante, claro. Rajoy cabalga mentira tras mentira, y sus coartadas van quedando desmanteladas. Nadie le cree ya. Ni tiene crédito ni tiene actualmente suficiente electorado para seguir gobernando la denostada “marca España”.
