Los Cursos de Conducción Segura y Eficiente (CCSE) hace meses que forman parte de la nueva apuesta de la Dirección General de Tráfico (DGT) por una formación continua orientada a mejorar la destreza al volante. Son cursos especializados pensados para quienes desean refrescar conocimientos prácticos y teóricos, actualizar técnicas de control del vehículo o reforzar la seguridad en diferentes tipos de vías. La Orden INT/209/2025 regula su estructura y establece que, además de responder a las necesidades formativas de los conductores, quienes superen alguno de estos cursos pueden obtener hasta dos puntos adicionales en el carné. El objetivo central es proporcionar herramientas prácticas que permitan afrontar con mayor anticipación y control las situaciones más habituales en la circulación diaria.
Quiénes pueden participar
Los CCSE están dirigidos a cualquier persona que cuente con un permiso en vigor y disponga de un saldo positivo de puntos. Las condiciones de la bonificación son precisas: quienes tengan menos de 14 puntos pueden recuperar dos, mientras que los conductores con exactamente 14 solo obtendrán uno. En cambio, quienes ya alcancen el saldo máximo de 15 no recibirán ningún punto extra. La normativa también limita la frecuencia con la que puede accederse a estas ventajas: solo se bonificará un curso de cada tipo —turismos o motocicletas— cada dos años. De esta forma, la DGT articula un sistema que combina la formación voluntaria con un marco regulado de recuperación de puntos.
El diseño de los cursos responde a una filosofía definida por la propia DGT. Según explica Montserrat Pérez, subdirectora de Formación y Educación Vial, esta herramienta formativa “se ha diseñado siguiendo los principios de una conducción defensiva y dejando de lado cualquier tipo de maniobra asociada a la conducción deportiva y las prácticas de riesgo”. El planteamiento busca centrar la atención en técnicas que mejoran la seguridad y en habilidades que permiten manejar el vehículo con mayor conciencia del entorno, evitando dinámicas que puedan inducir comportamientos arriesgados.
Así son los cursos
La estructura oficial de los CCSE se divide en dos tipos principales: cursos para turismos y cursos para motocicletas. Estos últimos incluyen, además, dos modalidades diferenciadas: una para motocicletas y ciclomotores en entornos urbanos, y otra exclusivamente para motocicletas en carretera convencional. En todos los casos se exige una duración mínima de seis horas que combina teoría, prácticas en circuito cerrado y ejercicios en vía abierta.
El cuadro oficial fija un mínimo de 1 hora y 15 minutos de teoría y establece tiempos específicos en función del vehículo: al menos 2 horas y 15 minutos en circuito y 2 horas y 45 minutos en vías abiertas para motocicletas, y un mínimo de 2 horas en circuito y 2 horas y 15 minutos en circulación real para turismos. Los centros pueden añadir maniobras suplementarias siempre que respeten los itinerarios y requisitos definidos por la normativa.
La formación en vía abierta constituye uno de los ejes más relevantes del programa. En estas prácticas, el alumnado circula acompañado por un instructor y se enfrenta a situaciones reales de tráfico que exigen atención constante: glorietas, intersecciones, incorporaciones, cambios de carril, adelantamientos y condiciones adversas, como superficies deslizantes por hielo o agua.
También se trabajan aspectos relacionados con la distancia de seguridad y la influencia de la velocidad, incluido el cálculo de la diferencia entre frenar a 30 km/h o a 50 km/h. Este enfoque, que reproduce con fidelidad las circunstancias que un conductor encuentra en la vida cotidiana, es uno de los elementos mejor valorados en la experiencia formativa.
Las maniobras obligatorias conforman otro bloque central del aprendizaje. En los cursos comunes para turismos y motocicletas se incluyen ejercicios como el eslalon en línea recta, orientado a mejorar la coordinación; la frenada de emergencia en recta, que permite comprobar la capacidad de detención máxima del vehículo; la frenada con esquive, pensada para responder a imprevistos mediante la coordinación entre dirección y frenada; y la frenada comparada a 30 y 50 km/h, realizada bajo la supervisión del monitor. En los cursos para turismos se incorpora además la comprobación de la distancia de seguridad con coche señuelo, que ayuda a diferenciar entre distancia de reacción, distancia de frenado y zona de posible colisión.
Los ejercicios de las motocicletas
Las motocicletas cuentan con ejercicios específicos orientados a reforzar el equilibrio, la precisión y el control fino. Entre ellos figuran las curvas, el eslalon asimétrico —que exige variar la posición sobre la moto—, el pasillo curvo delimitado y los giros de 180º y 360º, destinados a mejorar la anticipación de la mirada y la suavidad en el manejo de los mandos. Estas maniobras están pensadas para consolidar habilidades esenciales en un vehículo especialmente sensible a la estabilidad y al control visual del entorno.
El propio material formativo recoge las impresiones de los instructores que imparten estos contenidos. Eduardo Colell, director de la Fundación Educatrafic y monitor de los CCSE, destaca que “en especial, lo relativo a la distancia de seguridad y la diferencia de frenada entre 30 y 50 km/h” es lo que más impacto genera en quienes participan.
Aitor Vilaboy, formador vial en el curso de motocicletas y ciclomotores en entorno urbano de la Autoescuela Gala de Madrid, señala maniobras adicionales que los centros pueden incorporar, como “técnicas para fijar la mirada, controlar el acelerador y curvas más cerradas”. Ambos subrayan la alta aceptación de esta formación y coinciden en que muchos asistentes consideran que estos contenidos “deberían ser obligatorios” para cualquier conductor.
Sistema de doble certificación
Garantizar la calidad de los cursos exige un sistema de doble certificación. Para que los centros puedan impartirlos es necesario disponer de una certificación expedida por un organismo certificador, que a su vez debe estar acreditado por ENAC. Según detalla Laura Peláez, jefa de Servicio del Permiso por Puntos de la DGT, actualmente solo existe una entidad acreditada por ENAC: el Instituto de Certificación para la Tecnología y Movilidad (ICTM), encargado de emitir una certificación por separado para cada curso. Cualquier modificación sustancial —como el cambio de vehículo o de monitor— obliga a solicitar una nueva certificación. Además, los vehículos utilizados deben estar geolocalizados para verificar que el itinerario realizado en vía abierta cumple con todos los requisitos exigidos.
Los CCSE ya están implantados en ciudades como A Coruña, Cantabria, Granada, Málaga, Valencia, Madrid y Zaragoza, y más de 330 conductores han superado alguno de estos cursos desde su puesta en marcha. Según las valoraciones recogidas en el propio documento, la satisfacción entre quienes los han probado es muy elevada, especialmente por la posibilidad de contrastar su percepción de la conducción con técnicas prácticas y actualizadas. Para muchos participantes, los CCSE representan una herramienta de aprendizaje útil que permite tomar conciencia de la importancia de la anticipación, la distancia de seguridad y el manejo adecuado del vehículo en condiciones reales.