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Tecnología a raudales para la berlina japonesa que rompe moldes

El Lexus LS 500h.

Javier Galilea

A los tres años del lanzamiento de la quinta generación de la berlina más ambiciosa de la industria japonesa, Lexus ha aprovechado para poner la guinda a un pastel que ya venía siendo la mar de apetecible para aquellos que dispongan de los más de 100.000 euros que cuesta un LS 500h con el motor V6 híbrido de gasolina y 359 caballos, en acabado base.

Claro que calificar la versión de entrada como “básica”, ruboriza solo con escribirlo. Por encima del “Business” el LS se ofrece con acabados más deportivos o lujosos, según enfatiza alguno de los atributos de soberbia calidad que se contienen en los 5,23 metros de longitud y más de tres metros de distancia entre ejes que definen a su nueva carrocería más ancha, baja e inspiración de coupé con el cristal enrasado de todo el perfil.

En un extremo de la gama, el matiz deportivo del “F Sport” se presenta con una parrilla delantera de diseño exclusivo (7.000 formas diferentes en su reticulado; ahí lo llevas), llantas de 20 pulgadas exclusivas para esta versión así como un interior donde las combinaciones entre el cuero de colores atrevidos, el aluminio, el volante con el mismo perfil de agarre del Lexus LC o la instrumentación, evocan una atmósfera impropia de un vehículo que ofrece más de un metro de espacio entre el respaldo de la butaca delantera y el asiento trasero. Se podría decir que lo tiene todo, y nadie se llevaría a engaño: acelera de cero a 100 en 5,4 segundos y se clava desde los 250 kilómetros por hora mordiendo unos enormes frenos con pinzas de 6 pistones y discos sobredimensionados. Y de postre, homologa un consumo medio de gasolina por debajo de los ocho litros, siendo común que los híbridos mejoren esta marca cuando circulan intensamente en ciudad. 

En el otro lado, las versiones “Luxury” con apellido “High Wood”, “L-White”, “L-Aniline”, “Kiriko” o “Haku”, ponen el foco en la experiencia y detalle que Lexus se ha empeñado en transmitir a través de atmósferas que no tienen comparación en las propuestas alemanas o inglesas, por citar las más numerosas en este selecto nicho de mercado. Desde los tratamientos elegidos para la madera, que van desde el revestimiento pulido, al adornado con inserciones de marquetería o al segado con láser para mostrar su soporte metálico. A la meticulosa selección del 5% del cuero de una pieza completa para trabajar solo con la parte más tersa. O los apliques de cristal tallado en los guarnecidos de puerta (plegados y cosidos a mano por un selecto grupo de 12 artesanos denominados “Takumi)”. Todo, tiene por objeto superar al lujo fácil resultante de acumular equipamiento, para poner el foco en la artesanía y la experiencia sensorial con los materiales que rodean al conductor y los pasajeros, integrando más que inspirándose en elementos de la tradición japonesa.

Tecnología imaginativa 

A estas alturas del siglo XXI se podría considerar una herencia tan japonesa como el Origami, la aproximación a la tecnología que contiene el LS. Con un foco hacia la seguridad del conductor y el control preciso del entorno, progresan en esta actualización los sistemas que permiten cierto grado de conducción automatizada, en conexión con el conductor, el vehículo y la vía. 

Así, bajo el nombre Lexus Safety System + A, se incluyen los sistemas Lexus Co-Drive, el sistema de precolisión con detección de peatones y asistente de dirección activa, la asistencia de trazado de carril o la alerta de tráfico cruzado. Sistemas mejorados de seguridad activa que alivian la carga del conductor, y cuyos elementos como las cámaras de visión perimetral o el manejo sin conexión mecánica de dirección, frenos, acelerador y cambio permiten además virguerías como el retrovisor interior panorámico con pantalla de alta definición, el control preciso de los bordillos en calles estrechas, o el aparcamiento completamente automático sin importar el marcaje mediante rayas pintadas en el suelo, memorizando además aquellas plazas que se utilizan regularmente. 

El control de velocidad de crucero activo, en conjunción con el asistente de trazado de carril, habilitan un nivel de automatización de la conducción comparable al nivel 2 de la clasificación de organismo internacional SAE. Por ejemplo, la cámara de visión delantera ahora es capaz de detectar el final del asfalto y el comienzo de la cuneta, y también de distinguir la trayectoria del coche precedente cuando en condiciones de tráfico denso o mal tiempo, no es posible seguir las líneas de la carretera. Para ganar en naturalidad y suavidad, Lexus ha trabajado un nuevo mapa de aceleración del motor eléctrico para que las aceleraciones durante las arrancadas o recuperaciones de velocidad, sean más fluidas.

Y aunque el sistema de precolisión de Lexus venía siendo una función habitual el LS ha añadido a la detección de peatones y ciclistas una característica que es primicia mundial: el cambio de dirección activo. Cuando la trayectoria de un peatón indica un posible cruce con el automóvil, el sistema es capaz de reducir la velocidad hasta 60km/h llegando a intervenir en el volante para evitar un atropello directo. Una serie de automatismos que complementan a otros menos artificiosos pero tanto o igual de importantes, como el sistema de proyección de instrumentación HUD en el cristal delantero (enorme, a todo color), o los grupos ópticos delanteros con tecnología Blade Scan, que multiplican la profundidad del haz de luz que proporcionan los 24 puntos de LED mediante el uso de un espejo que gira a 100 revoluciones por minuto, cortando a su vez la silueta de peatones, coches precedentes o aquellos que vienen de frente hasta incrementar un 75% el tiempo de uso del haz de largas.

Lujo sin contemplaciones para un público que no busca coleccionar elementos, sino sentirlos. Y una tecnología de tal magnitud que da para una lectura sosegada de varias noches, confluyen en el automóvil de lujo más diferente que el dinero puede comprar. 

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