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Sara Baras invocó a los dioses del flamenco en la Catedral del Cante

Sara Baras durante su actuación en La Unión

EFE / Pedro Serrano

La Unión —

Baras concibió la idea de su último espectáculo en el funeral de Paco de Lucía, y es la propia bailaora la que se encarga de la dirección y coreografía. “Voces” se inicia con una introducción que suena en la voz del locutor Carlos Herrera en un escenario vacío presidido por un candil y las imágenes de los seis “maestros” del flamenco. Tras una breve introducción, que la protagonista hace con su compañero artístico José Serrano, autor de las coreografías que lleva a cabo en el recital, Paco de Lucía es el primero que aparece.

Su voz suena para romper el silencio, para reivindicar “el trabajo frente al talento, porque si esperas que lleguen las musas pueden pasar seis meses sin componer”. Con él suena el mar y Algeciras. Sara Baras emprende entonces el viaje que la lleva de Algeciras a San Fernando, La Isla, para que suene Camarón y se vea en todo el esplendor, con su voz única, se sienta con sumo poderío a la bailaora. Pero el momento en el que la cita de la gaditana con el público minero alcanzó el clímax se dio cuando fue el turno de Antonio Gades. Todo en esta parte recordó al genio de la danza.

Con un capote al inicio, ropa negra ceñida para ellos, el rojo pasión de una muleta para ellas. La escena te traslada a “Bodas de sangre” de Federico García Lorca, con Sara Baras de nuevo en escena, en la parte más solemne, cuidada, con un juego hipnótico de espejos y luces, y un saxofón que te lleva a Nueva Orleans. Es el momento en el que la bailaora se arrodilla delante de la figura de Enrique Morente, que volvió a ser protagonista tras la gala de su hija Estrella, y con el que sólo escuchar su voz, el público levantó una ovación.

Justo en este instante fue el momento de José Serrano, con un espectáculo dentro del mismo programado, con pasión, fuerza y la capacidad de no ser un mero invitado al convite, sino pieza importante para que todo se desarrolle con coherencia y calidad. Sara Baras cerró su “Voces” con el homenaje al guitarrista Moraíto y la bailaora Carmen Amaya, la única protagonista cuya voz no ha sonado en el antiguo mercado público de La Unión.

Así, con la bailaora de rodillas y el público en pie, agradeció el cariño que le ha vuelto a dar el pueblo unionense, “con este calor y algo de vientecillo minero”, añadió: “viva el flamenco y viva La Unión”.

Antes de que comenzara la actuación, la organización del festival premió con el “Catedral del Cante” a la República Popular China. El galardón lo recogió su embajador en España, Lyu Fan, quien destacó “el amor y la afición que siente el pueblo chino por el arte flamenco”. Asimismo, aseguró que debido al décimo aniversario de la Asociación Estratégica Integral entre China y España, van a trabajar juntos “para propulsar el desarrollo y la amistad entre los dos países”.

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