En una ocasión, una amiga me dijo que cualquier ciudad, sobre todo si era extranjera, le parecía mejor que su ciudad. En otros lugares, decía, hay cosas que me sorprenden y que me gustan y aquí pocas cosas me gustan y pocas me sorprenden. Aquello me recordó un poco al poema del Chevrolet de Pessoa en el que un hombre viaja de Sintra a Lisboa en un coche que le han prestado y tras observar una casucha modesta junto a la carretera dice: La vida allí debe de ser feliz, sólo porque no es la mía. El poeta aragonés Manuel Vilas habló de lo mismo en su poema 'El inmaduro', en el que escribió: Siempre hay algo más barato y mejor por ahí. Sin embargo, como dice Alberto Santamaría en su último y gran libro de poemas ('Yo, chatarra, etcétera'. El Gaviero): La rutina es un jardín inmenso. Eso es: la rutina es un jardín inmenso. No se trata de que haya lugares mejores o peores, se trata, simplemente, de que hay lugares y experiencias y en todos los lugares y en todas las experiencias hay cosas inmensas, cosas que contemplar, cosas que narrar. Rafael Cadenas, un poeta inmenso también, vino a decir que no hay diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario. Sólo hay que detenerse a observar con atención para ver, no ya las cosas que hay debajo de las cosas, sino las cosas mismas pues en cada cosa florece un archipiélago.
A partir de este viernes este espacio en eldiario.es Cantabria lo dedicaré a eso, a mirar la ciudad de otra manera. La estética y la ética están estrechamente vinculadas y mirar con cuidado lo que nos rodea es el primer paso para poder cuidar. Detenerse a mirar y a narrar lo que se ve es una actitud vital. Es decir no a la prisa, es dar la oportunidad de dejar manifestarse a lo que no alza la voz. Es, también, una manera de ejercer la libertad. Algo así como decir: ahora, en este momento, decido detenerme a contemplar con calma porque quiero. Es decir: ahora, en este momento, no voy a aplicar esa máxima de que hay que hacer muchas cosas todo el tiempo. Es elegir aburrirse de cuando en cuando y dejar que la mente vague sin rumbo fijo.
Cada texto irá acompañado de una fotografía. No habrá calidad en las fotografías porque no soy fotógrafo y es la fotografía una profesión que respeto demasiado. Esas imágenes serán meros apuntes de lo que veo, de lo que me llama la atención. La de hoy, por ejemplo, es de una calle de Santander. Quizá no la hayan reconocido. Bueno, para ser más exactos es la fotografía de un detalle de una calle de Santander. En concreto, un trozo de una franja de las ocho que componen un paso de cebra en la avenida Pedro San Martín, que comunica Cuatro Caminos con los juzgados. Pueden ir a verlo, si quieren. Una diminuta porción de la ciudad que a mí, un día que pasaba por allí, me pareció un cuadro hermoso y extraño. Y es que lo microscópico, paradójicamente, no coincide necesariamente con lo pequeño.
Sobre este blog
Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
