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Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Lo difícil es vivir

Paco Gómez Nadal

Hay cosas fáciles: compartir un coche en viaje sin rumbo, cocinar para 26 personas con dos kilos de patatas, lograr la confluencia política de todas las izquierdas de Cantabria… Lo difícil es ser persona, gestionar las inseguridades y los egos, asumir los errores, (re) conocer al 'otro' en todas sus dimensiones, asumir los aciertos ajenos e identificar los propios, amar sin miedo al amor y sin propensión a la posesión… en fin: lo difícil es vivir.

Por eso a mí lo de la confluencia me parece chupado. Claro está: en el papel. El problema es que los que confluimos somos humanos y llevamos fatal esto de vivir junto a otros humanos. No porque seamos malos, ni porque seamos de izquierdas, ni siquiera porque seamos (a secas)… El problema es que nuestro modo de ser es profundamente capitalista. Si me pusiera pedante -que me voy a poner- les recordaría a Wallerstein y su perspectiva del sistema-mundo, ese que llevamos tan dentro que reproducimos incluso cuando luchamos contra él.

No es que me haya vuelto loco ante la reencarnación de eldiario.es Cantabria (tenía que ser en agosto, cuando se secan los lectores y florecen los hibiscos y las malvas…). No es eso. Es que una vez más, niego mi condición humano-capitalista y participo de un intento de confluencia plural, conflictivo, jodido en sí mismo y hermoso por todo lo anterior. Se trata de Ahora en Común, que ya saben que en la postmodernidad necesitamos nombres obvios para animarnos a la sombra de proyectan.

Ahora en Común Cantabria, que nació 'oficialmente' la pasada semana, no es la enésima puñalada de la izquierda contra la izquierda, ya que Podemos no es de izquierdas ni de derechas y el PSOE no es más que una industria con “vocación” de gobierno. Tampoco es un espacio para medrar: que no se medra donde no hay poder, fama ni puestos en juego. Entonces, ¿por qué suena como un imposible, como tarea titánica y casi utópica?

Pues por dos razones fundamentalmente. La primera es por culpa de un 'monologuista' romano: fue Plauto el que conjugó la famosa frasecilla de “el hombre es un lobo para el hombre” y nos convenció de que cualquier intento de convivir (de confluir) sin un poder que nos regule y una policía que nos multe es una distopía terrorífica que terminará en telenovela preñada de dramas, decepciones y cuernos. La segunda es que en las izquierdas nos gusta el plural y las teorías. En busca de la receta perfecta cada cual defiende la suya a ultranza y cree que el resto es ignorante, bruto o pérfido. Nos falta un leitmotiv que aglutine.

La derecha (así, en singular) tiene uno poderoso: el dinero, la acumulación y todas sus derivaciones. Lo disfraza de orden, de control para evitar a los lobos, de valores morales, de la inevitabilidad de nuestro destino manifiesto y otras chorradas similares. Y le funciona.

Nosotros andamos en cosas más etéreas: que si la justicia social, que si la dignidad, que si la solidaridad entre personas y pueblos… Y, claro, así nos va. Nuestros anhelos dejaron de estar de moda hace unas décadas y todo juega en nuestra contra: la mala educación conductista de la gente más pequeña, los libros de historia y los bestsellers que reescriben pasado y presente para condicionar el futuro, la nefasta televisión, el gen competitivo del capitalismo…

Por eso soy de los que creo que para que Ahora en Común Cantabria, o cualquier otro intento futuro, llegue a puerto de aguas sosegadas, las personas que participan necesitan aceptar al menos dos cosas: que va a existir conflicto y que hay que aprender a gestionarlo, y que antes de tejer las imprescindibles redes confluyentes cada cual debe aprender a vivir consigo mismo y con las demás.

Esta columna puede parecer un sainete flojillo con cuatro fórmulas pseudopoéticas e ingenuas, pero a mí me parece que su contenido es el meollo de cualquier esfuerzo por cambiar esta vida que de difícil se hace dolorosa.

¿Las herramientas para esta inmensa obra? Un espejo y dos orejas capaces de escuchar antes que una boca para refutar. Con eso y con la convicción profunda en las posibilidades de esta Humanidad mutante daremos pasos adelante. Quizá no lo logremos o quizá el colapso planetario nos sorprenda en la tarea, pero habremos avanzado.

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