En busca del sí de los siete de Junts

La paradoja se ha impuesto en este agosto postelectoral: el ganador no puede gobernar, el soberanismo catalán tiene la llave de la investidura a pesar de sus nefastos resultados y Carles Puigdemont puede decidir presidente aunque está cada vez más cerca de tener que afrontar su supuesta responsabilidad penal por el procés. Esta paradoja se llama democracia parlamentaria pero ha dejado en estado de shock a eso que algunos denominan ahora “la mayoría social”. Nadie sabe qué va a hacer Junts porque su dinámica de supervivencia-resistencia y su mantra de confrontación inteligente opuesta al diálogo que defiende ERC parecen tener un objetivo, la independencia de Cataluña, pero ninguna hoja de ruta para conseguirlo una vez que el procés está muerto y enterrado. Sin esa hoja de ruta, Junts es una incógnita difícil de despejar.
Lo que todo el mundo da por sentado es que decidirá Puigdemont, que, aunque no presida el partido desde hace más de un año, es el líder indiscutible y el pegamento que cohesiona Junts per Catalunya, una formación en la que cabe casi todo porque más que un partido es una bandera, un sentimiento, una pasión irrefrenable, un sueño imposible aunque saneado económicamente. El Centro de Investigaciones Sociológicas dice que el votante de Junts es de derechas y liberal, aunque también recibe votos de centro y de izquierda soberanista. Esto se ha de tener en cuenta cuando se acaban de cumplir tres años desde el congreso fundacional de Junts del 25 de julio de 2020, en el que Puigdemont dijo que “solo podremos sobrevivir como nación si no somos objetos del Estado español”. A día de hoy la retórica no ha cambiado y se mantiene la idea de que PP y PSOE son lo mismo para el futuro de una Cataluña independiente y soberana: el enemigo.
De los siete de Junts que serán la voz de Puigdemont en Madrid también hay que hablar. Hay dos, quizá tres, del ala convergente, aquel nacionalismo de derechas, moderado, de espíritu negociador, parecido al PNV. Los demás son personas de confianza del líder de Junts, lo cual es una virtud o un defecto según quien mire o argumente que la lealtad no está reñida con la independencia, en este caso la personal. La más popular, Míriam Nogueras, aquella que retiró la bandera de España en la sala de prensa del Congreso porque “estaba muy cerca”, ha tenido una carrera meteórica porque tiene las maneras y tácticas del independentismo frentista que no ve utilidad al pacto: activismo en redes y nacionalismo de brocha gorda en el que importa más el cómo que el para qué. De familia acomodada, se formó en la exitosa empresa textil de su padre y el pedigrí y la seguridad la acompañan, aunque el discurso sea uno y recurrente y no por eso ilegítimo.
Cercanos al líder independentista están dos experiodistas deportivos, una coincidencia que recuerda a cuando Joan Laporta fundó un partido indepe allá por el 2010. Ay, los lazos entre fútbol y política que Valdano se empeña en desmentir. No perdamos el hilo. Una de estos periodistas deportivos es Pilar Calvo, también consultora de éxito; fue portavoz de Joaquim Forn, Josep Rull, Jordi Sànchez y Jordi Turull durante su huelga de hambre en diciembre de 2018. También periodista deportivo fue Eduard Pujol, suspendido de militancia de Junts a finales de 2020 por presunto acoso sexual y posteriormente rehabilitado porque ninguna de las mujeres que lo acusaron formalizó la denuncia y dos de ellas fueron denunciadas por calumnias. También muy cercana a Carles Puigdemont se encuentra Marta Madrenas, que “heredó” la alcaldía de Girona del expresident y la mantuvo hasta 2022.
En la facción convergente, Isidre Gavín y Josep Maria Cruset, los dos ingenieros, los dos expertos en infraestructuras. Cruset fue presidente del Port de Tarragona y alcalde de Riudoms. Gavín, presidente de la Diputación de Lleida, lleva en la política convergente toda la vida: en 1984 fue el diputado más joven de Europa con 21 años. Josep María Cervera, también exconvergente y hasta ahora senador por Girona, fue alcalde del Port de la Selva, un municipio del Alt Empordà.
Estos siete de Junts decidirán si hay presidente o repetición electoral, pero en cualquiera de las posibilidades debería exigirse a Junts, al menos, que explique por qué y para qué. Si hay repetición electoral, que puedan aumentar de siete escaños a doce o quince es un objetivo mediocre para quien aspira a gobernar un país. En manos de Junts, además de la gobernabilidad de España, está explicar si alguna vez hubo una estrategia hacia la independencia o no existió nunca. Si la hay ahora, y cuáles son las condiciones. O si todo es, al final, humo.
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