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¿El fútbol es así?

Uno de los asistentes a la celebración pide la dimisión de Luis Rubiales, presidente de la RFEF
22 de agosto de 2023 21:46 h

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El futbol profesional exige al espectador y al hincha de bufanda una fascinante disonancia cognitiva (ya sabes, el mecanismo mental por el que nos engañamos, nos hacemos los tontos o modificamos nuestro sistema de valores para no entrar en contradicción con algo que nos interesa). Es necesaria esa disonancia entre la realidad y mis creencias, para ignorar, disculpar o hasta defender tantos comportamientos que fuera del ámbito futbolero me repugnarían.

En otros deportes también, ya lo sé: yo soy fanático del ciclismo, y ni el doping masivo de años atrás me apartó de animar en la cuneta o frente al televisor a los tramposos. Pero como el fútbol es el deporte rey, y el que más dinero mueve, la disonancia cognitiva alcanza dimensiones galácticas. Para disfrutarlo hay que pasar por alto casos de corrupción, pelotazos inmobiliarios, condenas judiciales, deudas multimillonarias a Hacienda y la Seguridad Social, palcos donde se hacen negocios, conflictos de intereses, presidentes mafiosos, patrocinios impresentables, amaños de partidos, publicidad de casas de apuestas, finales en países que violan sistemáticamente los derechos humanos, mundiales en estadios levantados con explotación laboral y muertos… ¿Hace falta que siga?

Tu club o tu selección, y no digamos tu ídolo: no dejarás de vestir la camiseta de tu jugador favorito ni de celebrar sus goles aunque sea defraudador fiscal, racista, nazi, maltratador o agresor sexual, que todo tipo de disonancias cognitivas hemos visto en una grada. Y lo mismo si es un millonario cretino que se da caprichos obscenos. “El fútbol es así”, la tópica frase vale también para lo extradeportivo: cualquier miseria es menos miseria si te alegra los domingos. Recuerden a Messi aplaudido al entrar en el juzgado por fraude fiscal; o aficiones manifestándose para pedir el rescate con dinero público de su club.

¿Veremos romperse la disonancia cognitiva futbolera con el comportamiento machista y hasta delictivo del presidente de la Federación, Luis Rubiales? Ojalá. Oímos estos días palabras indignadas y peticiones de dimisión entre la clase política, el periodismo y hasta el sindicato de futbolistas. Pero también a periodistas deportivos y aficionados que ven exagerado el escándalo, que lo disculpan, seguramente sin necesidad de disonancia cognitiva: realmente no lo ven mal, no entienden que haya nada censurable, pues participan de la misma cultura machista que Rubiales. Juntos a ellos, el estruendoso silencio de jugadores y entrenadores del futbol profesional masculino, que parece que no tienen nada que decir.

Rubiales ya acumulaba un largo historial de reproches y sospechas antes del domingo, pero “el fútbol es así”. Si las presiones consiguieran ahora su dimisión, por un comportamiento que buena parte de la afición disculparía rutinariamente si se tratase de su ídolo, sería un golazo. Y seguramente muchas jóvenes deportistas de base, que en patios de colegio y campos de barrio aguantan comentarios y actitudes como las de Rubiales, lo celebrarían tanto como el Mundial.

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