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Pongamos freno a la jauría humana
En 1966 el cineasta Arthur Penn filmó una excepcional película: La jauría humana. En ella, Robert Redford sufría una terrible e injusta persecución por una jauría humana enloquecida, que solo un sheriff íntegro y cabal interpretado por un genial Marlon Brando intenta evitar de manera infructuosa.
He recordado esta fantástica película que tanto me impresionó en su día, al observar lo que está sucediendo en estos últimos tiempos.
Es cierto que lo que supuestamente han hecho Koldo García, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, citados en orden de aparición como en las películas, no es muy edificante. Todos los indicios apuntan, por más que situemos la famosa “presunción de inocencia”, a que han cometido irregularidades indecentes, criticables y probablemente algún delito.
No debería extrañarnos en una sociedad repleta de pícaros (no olvidemos que fue precisamente en nuestro país donde se originó la novela picaresca) que estas cosas ocurran, pero escandaliza de manera especial cuando es en la práctica de la política y en un partido de izquierdas que debería ser un ejemplo de decencia para la sociedad.
Por eso el denominado ya 'caso Koldo' supone una bofetada insoportable a quienes apoyamos al gobierno progresista, al PSOE y a Pedro Sánchez.
Reconozco que me ha dejado casi noqueado durante varias semanas, incapaz de elaborar una reflexión mínimamente coherente con mis ideas. Pero reconozco también que me ha despertado la labor más propia de una jauría humana, que la derecha extrema y la extrema derecha han puesto en funcionamiento durante este tiempo.
He entendido que por encima del impacto emocional que me había producido tenía la necesidad, la obligación, de colaborar en su defensa. Les seguiré defendiendo mientras que el caso se mantenga en los límites actuales. ¿Cuál sería la línea roja que nunca debieran atravesar? Si al final se descubriera que existía financiación ilegal del PSOE.
El día que viera a Patxi López, al igual que ahora lo hacía Borja Semper (por cierto aprovecho para trasladarle mi solidaridad en estos difíciles momentos que atraviesa) dar sus ruedas de prensa en una sede pagada con dinero negro, a ministros como Rato, o vicepresidentes de comunidad autónoma como González y Granados, atravesar las puertas de Soto del Real, retiraría mi apoyo.
Porque aunque se quiera desacreditar ese concepto existe el “y tú más”, existe la financiación ilegal del PP, la destrucción de pruebas a martillazos, la defensa de los corruptos, o la creación de policías políticas mal llamadas 'patrióticas'.
Existen sentencias y no solo conjeturas e indicios por muy terribles que sean, incluso existen sentencias condenatorias al PP como partido inmerso en una trama criminal. Sí, sí, sentencias. Y además ahora aparece el caso Montoro, la madre de todas las corrupciones.
Por eso me indigna la hipocresía de gentes como Feijóo, o Tellado. Aún más la de una Ayuso viviendo en un ático de lujo supuestamente comprado con dinero robado a todos los españoles por su pareja. O Esperanza Aguirre, que se permite con toda la cara del mundo intentar dar lecciones de moral. Mentir es pecado, señoras Ayuso y Aguirre.
Por eso mantengo mi apoyo al gobierno, al PSOE y a Pedro Sánchez. Y porque, además, me aterroriza la alternativa.
Suelo decir con una frase reconozco que poco afortunada, que antes muerto que ver a un Feijóo echado al monte y desnortado de Presidente del Gobierno y cogido de su mano a un supuesto (para evitar denuncias) fascista como Abascal como vicepresidente.
Tengo muy claro lo que harían porque viví en vivo y en directo el franquismo. Lo sufrí en mis propias carnes cuando conocí a 'Billy el niño' y sus chicos de la BPS en la DGS, por cierto el lugar donde gobierna Ayuso negándose a que se ponga una placa conmemorativa en homenaje a las decenas de demócratas que pasamos por allí.
¿Son galgos o podencos? Ni idea, son una jauría de perros rabiosos que nos van de devorar, a nosotros, a la justicia social, a nuestra democracia.
La misma jauría que tomó las calles de Torre Pacheco a la caza del emigrante, lo haría también a la caza del rojo, de las feministas, los y las diferentes, los nacionalistas, o los que denominan woke.
Veremos.