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Tallas religiosas y deportivas: oficio “anticrisis” de un jubilado de Galicia

Tallas religiosas y deportivas: oficio "anticrisis" de un jubilado de Galicia

EFE

Noia (A Coruña) —

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En el universo creado por Manuel Santos Bello, un octogenario gallego, zapatero jubilado reconvertido a escultor, está la Catedral de Santiago, el Patio de los Leones de Granada y la Copa Mundial de la Fifa, tallas religiosas y deportivas a las que llegó “por casualidad” en su persistente búsqueda de un “oficio anticrisis”.

“No acepto encargos, a ver si me voy a poner a hacer una cosa y luego no consigo acabarla, imposible”, bromea, sin el agobio que se presume a todo aquel que haya doblado el mapa: “cumplo 83 para mayo y tengo mucha energía y trabajo por delante, en mi cabeza rondan varias ideas”.

El cincel lo acompaña cada mañana. La política, los edificios de la Iglesia y el fútbol son las pasiones del “Crecho”, así lo llaman por su pelo rizo: “El nombre ya me viene de mi padre, que tenía el pelo rebelde”. Su ocupación, en cambio, no es heredada: “Empecé por diseñar los muebles de una casa que restauramos, y la gente decía que el resultado había sido maravilloso”.

Ese fue el inicio. Otro día esculpió una pieza en madera que a su mujer, con la que mantiene una “estupenda” relación, no le acabó de convencer, así que finalmente acabó arrojándola al fuego. “Eso sí eh, una sola vez, luego yo empecinado volví a hacer esto que es lo que me gusta, la creatividad”.

Su copioso “museo” está repartido entre su vivienda, el jardín y el cementerio parroquial de Santa María de Barro, en Noia (A Coruña), donde una sepultura de su familia acapara todas las miradas: sobre ella está la réplica exacta del templo gallego que en 2011 sufrió el robo del valioso Códice Calixtino.

No es su única creación: está el Nacimiento, la Sagrada Familia, la Última Cena, las Meditaciones de las 14 estaciones de Martirio, Santa Bárbara, Santa Marta, uvas, trigos, cáliz... “toda la historia de Jesucristo, salvo la sentimental, que yo de eso poco sé”, bromea.

También la Torre de Hércules, antes incluso de su declaración como Patrimonio de la Humanidad.

“Yo esto todo lo hago para los míos, sobre todo lo de las lápidas, en el camposanto. Y mi testamento es muy claro, tiene que recaer en mis parientes. ¡Hombre!, a ver si esto va a parar a manos de alguien con el que no tenga buenas relaciones”, bromea, conocedor del profundo cariño que le profesan todos aquellos que le conocen.

“En las iglesias es donde está el arte de verdad”, cuenta a Efe, pero para contemplarlo y para informarse, y nunca apropiarse de él, sentencia, en alusión al electricista encarcelado en la prisión de Teixeiro y autor confeso del robo de la mencionada joya literaria del medievo, recuperada un año más tarde de su robo de un garaje.

Este documento histórico estaba en una caja y envuelto en periódicos.

“Mirad, la Verónica con el paño y las cuerdas colgadas”, indica “Crecho”, haciendo ver que tiene en cuenta hasta el mínimo detalle. “Son muchos los paseos que me pego, para que quede todo grabado en mi cabeza, y voy anotando, me documento, es una responsabilidad”.

Él, emigrante a Holanda “cuando Franco dio la orden de 'Mantengan limpia España'”, ejerció también de marinero, pero acabó enfermando. “Cuando a uno le pasa todo eso, al final tiene que mirar y pensar en qué puede entretenerse, sobre todo una persona tan activa como yo”, precisa.

“Y me dio por esto un día, así, sin más, una casualidad que se dice, aunque es verdad que siempre fui amigo de hacer cosas raras, y atrevido soy, porque tallar sin tener ni idea... ¿es atrevimiento o no?”, pregunta.

“Todos los días son viaje”, cuenta que decía un poeta japonés, Matsuo Basho hace más de 300 años en la primera anotación de su obra maestra 'Sendas de Oku'. “Crecho” es como Basho, uno de los creadores más brillantes de 'haikus', pero “a lo gallego”, con “cortas y sencillas composiciones no, voy a lo grande, pero todos los días viajan ideas por mi mente, en eso sí coincidimos”.

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