Hoy es día de hablar de la declaración de Rajoy, todo un presidente de gobierno, ante la Audiencia Nacional. Un Rajoy que ha precisado ayuda legal y asesoría -a las que añadirá su acreditada desfachatez- para actuar tan solo como testigo en la trama que sacude a su partido. En una de ellas, la Gürtel. El presidente de la Audiencia Nacional tiene previsto – como contaba Elisa Beni – salir a recibir al testigo, abrirle la puerta del coche y acompañarlo hasta la sala de vistas. Bajo palio, mejor, sí, que suben las temperaturas. Tengamos en cuenta que al ciudadano Mariano Rajoy Brey, no al presidente del gobierno, le “ obligó el Tribunal a declarar presencialmente”, como titulaba la prensa.
Es importante lo que el tribunal le pregunte y lo que Rajoy conteste. Un pequeño paso para la justicia y uno grande para aliviar la sensación de impunidad. Pero raro será que se salga de su manual y no responda con un constante “esa corrupción de la que usted me habla”, alabe su propia gestión azote de corruptos y descargue culpas en otros. Arropado desde afuera por declaraciones exculpatorias de miembros del PP, portadas y artículos de apoyo, sin descartar alguna Venezuela, Catalunya, o escándalo sobrevenido para distraer la atención.