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El PP critica la posición del Gobierno sobre el Sáhara tras renunciar a un referéndum de forma expresa

Aitor Riveiro

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“Una solución política, justa, duradera y mutuamente aceptable que prevea la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental”. Era la propuesta que el Partido Popular de Mariano Rajoy llevó a sus últimas elecciones, las de 2016. Fue la última vez que el partido adquirió un compromiso similar ante sus electores. Las menciones al Sáhara desaparecieron para los comicios de 2019, ya con Pablo Casado al frente. Y este martes, en plena tormenta por el giro dado por el PSOE y criticado con dureza por el PP y el resto de grupos, su portavoz parlamentaria ha evitado hasta en tres ocasiones defender expresamente la celebración de un referéndum de autodeterminación en la antigua colonia española.

La reacción del PP a la “nueva etapa” abierta por el Gobierno con la dictadura marroquí ha sido muy dura, hasta el punto de parecer que el partido cuyo control total asumirá Alberto Núñez Feijóo en menos de dos semanas es el adalid de las reivindicaciones saharauis. El todavía presidente gallego aseguró este mismo martes en una comparecencia en el Parlamento autonómico que “España está en manos de dos gobiernos y huérfana de políticas de Estado”. Se refería, sin especificarlo del todo como es habitual, a las discrepancias entre PSOE y Unidas Podemos, especialmente en torno a la ocupación marroquí del Sáhara Occidental. “Impacta el volantazo en la política estatal”, aseguró, sin ampliar ningún detalle sobre cuál sería su propuesta al respecto, informa Daniel Salgado.

Feijóo hereda el partido de Pablo Casado, quien se impuso en la primarias de 2018 y que ha compartido desde entonces agenda con los think tank que a uno y otro lado del Atlántico lidera José María Aznar. Destituido Mariano Rajoy por la primera moción de censura triunfante desde la restauración de la democracia, Casado limpió del programa del PP para las elecciones de abril de 2019 toda referencia al Sáhara. Y en la repetición de noviembre del mismo año fue un paso más allá al comprometerse a ofrecer “un nuevo Tratado de buena vecindad, amistad y cooperación” a Marruecos.

En cuatro años, la derecha española pasó de apostar por la salida democrática al conflicto en la antigua colonia española a obviar a los saharauis y mencionar solo a Marruecos. “Nuestra posición es que sea una solución acordada por las partes en el marco de las resoluciones de la ONU”, dijo este martes Gamarra a la tercera. Una frase que podría formar parte del argumentario remitido por el PSOE a sus dirigentes y portavoces para intentar contener la tormenta mediática y social que se ha cernido sobre el Gobierno.

De hecho, el documento socialista señala: “En lo que respecta al Sáhara, seguimos en la línea de la posición española dentro del marco de Naciones Unidas para alcanzar una solución mutuamente aceptable”. El PSOE llega a negar en dicho argumentario interno haber cambiado de posición sobre la excolonia española invadida por Marruecos en 1975, durante la agonía del dictador Francisco Franco en la llamada Marcha Verde.

La frase sobre las resoluciones de la ONU, que incluso en la de 2021 que cita el PSOE habla de “libre determinación” del Sáhara, es lo máximo que admitió Gamarra en su comparecencia. Antes se limitó a atacar al Gobierno. Al ala socialista, por haber “roto con que la Política Exterior sea una Política de Estado”. Es decir, por no haber pactado con el PP la modificación de la posición española. Y a Unidas Podemos por su “silencio” ante la petición del resto de grupos parlamentarios para que Pedro Sánchez comparezca de forma urgente ante el Congreso para informar en un Pleno monográfico de lo acordado con Marruecos.

Precisamente la raíz de la crítica del PP brota de la ausencia de Sánchez, que solo responderá en la habitual sesión de control del miércoles, y en su idea de delegar en el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, quien sí informará este mismo miércoles en comisión parlamentaria a los grupos. Sánchez lo hará ante el Pleno, el día 30 y para informar sobre los resultados del próximo Consejo Europeo, además de la situación en Ucrania. Es el daño político que el PP puede ejercer en Sánchez y la disonancia entre el Gobierno y las bases socialistas, y de Unidas Podemos, lo que empuja la acción del partido. Porque su propuesta no está realmente definida.

“Lo más importante es saber lo que el Gobierno ha acordado y pactado”, respondió Gamarra en un primer momento. “Es la clave”, insistió para no desvelar la posición del PP. “Desconocemos el alcance de esos acuerdos”, lamentó en las siguientes respuestas. “Una política de Estado debe ser consensuada”, añadió. “Cuando conozcamos qué es lo acordado y el presidente Sánchez dé cuenta, podremos pronunciar nuestra posición sobre esos acuerdos y la nueva Política Exterior”, apuntó. Y zanjó: “Nos hemos enterado [del acuerdo] por el rey de Marruecos, no por el Gobierno de España”.

El giro que ha dado Sánchez a la Política Exterior tampoco parece haber sentado mal a otros barones del PP, más allá de las formas. El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, aseguraba que “Marruecos es un aliado, un socio comercial y un vecino, y España necesita a Marruecos y Marruecos necesita a España y nosotros siempre vamos a trabajar para que haya esa fluidez de relaciones”. Pero lanzaba una andanada al Gobierno por las formas: “Desprecio a los millones de ciudadanos que votan al PP el hecho de que Sánchez no haya tenido la más mínima consideración de hablar de manera directa y clara con Alberto Núñez Feijóo, que va a ser el líder de la oposición”.