El cardenal alemán Walter Kasper asegura que será muy difícil que se pueda llegar a ordenar a mujeres diáconos, que puedan celebrar bautizos o matrimonios, debido a las enormes divisiones entre los representantes de la Iglesia católica sobre este tema.
En varias entrevistas publicadas hoy este cardenal, conocido por talante moderado, incluso afirma que se producirá “una discusión feroz”, después de que el papa Francisco anunciase la creación de una comisión para estudiar la posible ordenación de diaconisas.
Francisco abrió esta posibilidad y aseguró que podría ser útil después de que ayer durante una audiencia algunas religiosas le pidiesen que se instituyera una comisión oficial para poder estudiar la cuestión,
“Sería hacer el bien de la Iglesia y aclarar este punto. Estoy de acuerdo y hablaré para que se pueda realizar algo así. Acepto la propuesta. Me parece algo útil esta comisión que aclare bien las cosas”, dijo en la audiencia ante cerca de 900 representantes de la Unión Internacional de las Superioras Generales.
Ante la sorprendente apertura de Jorge Bergoglio, el cardenal Kasper explicó: “Creo que ahora se abrirá una discusión feroz. Sobre este tema la Iglesia está dividida entre quienes piensan que el diaconado permanente femenino sea un regreso a la Iglesia primitiva y quienes creen que es un primer paso para las mujeres sacerdotes y por ello no puede ser posible”.
Este cardenal, presidente emérito del Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, explica que en 2003 la Comisión Teológica Internacional ya se ocupó del tema y se llegó a la conclusión de que las funciones de las diaconisas de las primeras Iglesias “no eran equivalentes al diaconado de los hombres” pero el debate concluyó sin que se diesen soluciones.
“La Comisión dejó cualquier tipo de decisión en manos de las autoridades de la Iglesia”, añade Kasper.
Sobre si en esta ocasión se podrá llegar a una solución, el cardenal alemán señala que “si se tiene en cuenta lo que ha ocurrido en el pasado la respuesta es no, pero todo puede pasar y por algún punto hay que empezar”.
Esta posibilidad ya había surgido durante el Sínodo de los obispos del pasado octubre de 2015, cuando el arzobispo canadiense Paul-André Durocher propuso al resto de obispos la posibilidad de estudiar que también las mujeres pudieran ordenarse como diaconisas.
Pero los obispos ni siquiera afrontaron un asunto que sobre todo encuentra la resistencia del sector más conservador de la Iglesia, que ya ha mostrado su oposición al diaconado para las mujeres puesto que esa figura es un primer grado hacia la ordenación sacerdotal.
El papa Francisco ha reiterado en varias ocasiones que la posibilidad del sacerdocio femenino es un capítulo cerrado.
Según el concilio Vaticano II, las funciones litúrgicas y pastorales del diácono son: “administrar solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia, llevar el viático a los moribundos y leer la sagrada Escritura a los fieles”.