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Un mes sin estado de alarma: de la amenaza del caos a la flexibilidad absoluta para contener la pandemia

Un mes después del estado de alarma

Mónica Zas Marcos

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Hace 33 días finalizó el segundo estado de alarma decretado por el Gobierno y el más largo de la pandemia. Responsables sanitarios y presidentes autonómicos auguraron que, con su caída, España estaba abocada a un repunte de los contagios, sobre todo en las regiones más castigadas por la COVID-19. Un mes después, las peores predicciones no se han cumplido; de hecho, el país está ahora en el mejor momento de los últimos 10 meses.

Sin haber alcanzado aún el objetivo de la incidencia acumulada por debajo de los 50 casos –en estos momentos es de de 108–, la vacunación y el buen tiempo han dado un respiro a los datos epidemiológicos. La bajada de los contagios, de la edad media de los infectados o de los ingresos en hospitales y en UCI permiten avistar el desenlace de la crisis sanitaria, aunque siempre con cautela para que no se repita en otros territorios lo que está ocurriendo en Andalucía.

Además de la Comunitat Valenciana, que ha empeorado mínimamente sus datos –de 35 a 40 de incidencia–, la región andaluza es la que presenta el mayor repunte, estando ya en nivel de riesgo “alto”. El 9 de mayo marcaba una incidencia de 180 y ahora es de 188 casos por cada 100.000 habitantes, aunque de momento la subida no ha repercutido sobre la presión asistencial. Su presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla, calificó de “imperdonable” que el Gobierno no prorrogase el estado de alarma hace un mes. Sin embargo, eso fue lo que le permitió, entre otras cosas, abrir el ocio nocturno hasta las 2:00 de la mañana la misma noche que finalizaba el toque de queda. Ahora, los principales rebrotes ocurridos en Antequera (Málaga) se han asociado al ocio, las graduaciones y las fiestas de primavera.

Por lo demás, todas las comunidades están en descenso de contagios. Los más abruptos a lo largo de este mes han sido los de Aragón –de 290 de IA a 11 de mayo a 119–; Navarra –de 269 a 129–; Euskadi –de 401 a 165; Catalunya –de 248 a 107–; o Madrid –de 302 a 116–. No obstante, como ya hemos aprendido, la incidencia es un indicador cada vez menos fiable si no se acompaña de otros datos como los asistenciales. En ese sentido, Aragón, Euskadi y Madrid, aunque bajan lentamente, suspenden por la ocupación de sus UCI: la última roza el riesgo extremo con un 22,5%, y Euskadi (17%), Aragón (16%) y La Rioja (15%), el riesgo alto.



Durante este mes apenas han quedado restricciones en pie, pero las comunidades tenían en su mano la Ley Orgánica de Medidas Especiales de Salud Pública para conservar las que no fueran ni el toque de queda ni los cierres perimetrales, y pocas han hecho uso de ella. De hecho, el último intento del Ministerio de Sanidad por regular las medidas en la hostelería y el ocio nocturno ha sido lastrado por varias autonomías. Entre ellas, Euskadi, que hace un mes criticó al Gobierno por permitir un modelo “a la carta” sin el paraguas legal del estado de alarma y esta semana se abstuvo de firmar el nuevo documento de acciones coordinadas y obligatorias. Ahora solo son recomendaciones. Madrid y Galicia también se negaron a cumplirlas, y Andalucía y Castilla y León amenazaron con hacerlo.

“El Gobierno pretende que nos encontremos con tortazos en los juzgados. Quien tiene las competencias y la responsabilidad, que legisle de una vez”, recriminó el pasado mayo Isabel Díaz Ayuso. La presidenta madrileña y el líder del PP, Pablo Casado, acusaron a sus rivales políticos de “abandonar a las comunidades” dejando decaer el estado de alarma. En cambio, Madrid ha acabado recurriendo esta última orden de Sanidad precisamente por “invasión de competencias”. En solo un mes, el contexto epidemiológico y político ha cambiado tanto que incluso se ha planteado el fin de la obligatoriedad de las mascarillas en exteriores, ha vuelto el público a las competiciones deportivas y se han abierto las fronteras exteriores para dar la bienvenida a los turistas. 



El Ejecutivo de Sánchez defendió la decisión de acabar con el estado de alarma porque se podía frenar la transmisión sin “impactar en los derechos fundamentales de los ciudadanos” con medidas como el toque de queda o los confinamientos perimetrales. Y así ha sido. Las ruidosas imágenes de las concentraciones o de la laxitud con las medidas de seguridad no se han traducido en un aumento global de casos de COVID. Los epidemiólogos sí que piden estar atentos de los repuntes que presentan algunas regiones o de los imprevistos que puedan suponer las nuevas variantes. Pero en general, España ha salido bien parada un mes después de la amenaza del caos.

El ritmo de vacunación ha tenido mucho que ver en ello. Esta semana se ha registrado un nuevo récord de dosis administradas, vacunando a más del 1% de la población cada día. Son casi 21 millones de personas, el 43,5%, los que han recibido al menos una dosis y 12 millones los que cuentan con la pauta completa. Visto con perspectiva, en un mes se han inyectado 7 millones de vacunas más (eran 14 millones de primeras dosis a 11 de mayo), y se han duplicado las inmunizaciones completas (de 6 millones a 12). Esos números no solo acercan a España al objetivo del 70% de inmunidad de rebaño en verano, sino que han repercutido sobre algunos de los datos más delicados de la pandemia: hospitalizaciones, UCI y muertes.


Así evoluciona el ritmo de vacunación en España

Evolución del número de nuevas dosis de la vacuna contra la Covid-19 administradas en España. Las cifras se muestran por fecha de notificación

Fuente: Ministerio de Sanidad


El 9 de mayo, seis comunidades salieron del estado de alarma con las UCI saturadas tras un año de pandemia. Eran Madrid, Catalunya, Euskadi, La Rioja, Aragón y Cantabria. Ahora, solo la primera roza ese umbral y todas van liberando poco a poco sus unidades de cuidados intensivos. La ocupación hospitalaria por COVID es otro de los datos más optimistas, ya que a nivel nacional está en un 2,8%. Ha pasado del 7% y los 8.605 pacientes ingresados en la primera semana de mayo a los 3.427 actuales. 

Un indicador importante es el de la positividad, que mide el número pruebas diagnósticas que confirman la infección por COVID. Por primera vez desde el pasado septiembre, España presenta un porcentaje menor al 5%, requisito fundamental para considerar una epidemia bajo control según la OMS. Ahora mismo es del 4,5%, con una tasa de 1.437 pruebas por cada 100.000 habitantes en una semana. En mayo, este dato era del 6% y se hacían 1.733 test semanales.

La parte más agridulce es la de los fallecidos. En un mes se han reducido, pero siguen siendo demasiados. Del 3 al 17 de mayo, murieron 817 personas. Sin embargo, en el mes de abril, cada 14 días fallecían 1.200. Ahora, son 109. Este indicador es el que más lento baja y está muy ligado al de las UCI y las hospitalizaciones, así que si descenso mantenido es una buena noticia. Pero a España aún le queda una asignatura pendiente: erradicar por completo la letalidad del virus.


¿Cómo han evolucionado todos los indicadores desde el final del estado de alarma?

Evolución de los casos y las muertes notificadas, los hospitalizados y los ingresados en UCI cada día y la variación porcentual desde el 10 de mayo de 2021

Fuente: Ministerio de Sanidad


Gráficos de Raúl Sánchez

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