España supera las 50 millones de dosis y vacuna a mejor ritmo que la media de la UE sin recurrir a los pinchazos obligatorios

Belén Remacha

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La Unión Europea se ha estancado en torno al 80% de los mayores de 80 años inmunizados frente a la COVID-19. El continente tiene al 78% de sus ancianos con pauta completa y al 81% con, al menos, una dosis. El porcentaje no crece desde mediados de junio, con datos del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades Infecciosas, al que le faltan los de Alemania. España, sin embargo, llegó ya en mayo a prácticamente el 100% de la población de esa edad. Esta semana las enfermeras y enfermeros españoles cruzaron una barrera y ya ponen proporcionalmente más dosis al día que los de EEUU. En dosis administradas respecto al total de población estamos inmediatamente detrás de grandes referencias, como Emiratos Árabes, Bahrein, Israel, Chile, Reino Unido. Pero superamos a Alemania, EEUU, Italia o Francia. Ya hemos superado los 50 millones de dosis y la semana que viene se espera llegar al 50% de la población inmunizada con pauta completa.

Francia es uno de los países en la media, tiene al 80% de mayores vacunados. Esta semana el presidente francés, Emmanuel Macron, ha tenido que salir a anunciar que la vacunación pasaba a ser obligatoria para los profesionales sanitarios si no querían ser multados. Tienen de plazo hasta el 15 de septiembre, y de momento se han pinchado solo el 60%. Macron también ha ampliado las exigencias con el pasaporte sanitario: habrá que acreditar la vacuna para acceder a bares y restaurantes. 

En España no ha hecho falta ninguna de estas medidas para convencer a la gente. Nunca se planteó hacer obligatoria la vacunación. Solo ahora, con la incidencia muy alta entre jóvenes, en zonas como Galicia se va a pedir PCR o pauta completa para acceder al ocio nocturno. Pero los sanitarios se vacunaron bien, y el 90% de los mayores de 40 han acudido a la cita. Con el turno de los jóvenes abierto, por ahora, no hay signos de que vaya a aumentar el rechazo entre ellos, aunque se asume que puede ser algo mayor por tener menos percepción de peligro frente al virus. La reticencia ha estado aquí por debajo incluso de lo que pensaban los más optimistas, quedarnos en torno al 80% hubiese sido esperable. Los expertos opinan que el éxito se debe a una tradición histórica de confianza entre paciente y médico, y a la solidez de nuestro sistema público de salud. También a que el tema ha escapado de la polarización. Ningún partido político se ha atrevido a llamar abiertamente a no vacunarse.

Cultura de la vacunación

“La cultura de la vacunación en España es muy buena, sobre todo en edades infantiles”, recuerda la enfermera Inmaculada Cuesta, parte de la Ponencia de Vacunas que decide sobre la estrategia nacional. Con los sanitarios, a veces no se han llegado a buenas coberturas para la gripe, se han quedado en porcentajes de incluso el 30%. Pero esta vez “se han dado cuenta de que la única forma de no morir de un virus como este era la vacunación. De que era una protección para ellos y para las personas vulnerables que tratan”, no ha hecho falta convencerles. El Ministerio de Sanidad se planteó en diciembre una campaña dirigida a ellos, por si no había buena respuesta como con la gripe, pero finalmente nunca existió.

Cuesta sí plantea que, llegado el caso, se puedan tomar decisiones como las de Galicia, de no dejar entrar sin vacunación en discotecas; o incluso más extremas, como los sorteos que se hacen en EEUU para atraer a personas a los centros. Pero, por el momento ,no son tan necesarias. “Aquí hay muy buena cultura vacunal, y eso no se consigue ni en un mes, ni en un año, ni en cinco”, dice José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Enfermería y Vacunas, “por tanto, es objetivo que con esta cultura hemos tenido mejor predisposición que en otros países, como Francia, a pesar de todas las trabas”. Forcada se refiere con “trabas” a la confusión que hubo con la segunda dosis de AstraZeneca/Oxford, y a que aún no se haya completado la pauta de la generación entre 60 y 69. Y menciona que en la confianza entre el paciente y el médico es clave la capilaridad del sistema sanitario, los centros de salud. En Francia el modelo es bismarckiano, en España tenemos el Sistema Nacional de Salud, como en Reino Unido.

¿Será suficiente?

Y, a la velocidad de vacunación actual, ¿podremos parar con vacunas la quinta ola? Ahora se están comenzando a citar los menores de 30, y hará falta un mínimo dos meses para completar la pauta vacunal de todos los menores de 40 años. “Será importante conseguirlo antes de que los jóvenes se reincorporen a colegios y universidades, y para eso harán falta restricciones y buenas coberturas vacunales para ellos de manera simultánea”, opina Forcada. “Adquirir la inmunidad no es inmediato, tienen que pasar al menos dos semanas desde la segunda dosis. Lo conseguiremos más a medio plazo, no durante el verano, más hacia el otoño”, añade Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología.

“No podemos poner todas las esperanzas en vacunar a los jóvenes”, cree Mario Fontán Vela, médico especialista en medicina preventiva, “en ese sentido llegamos tarde por los plazos con los que se genera inmunidad. Pero es que había que hacerlo así, había que vacunar por riesgo diferencial, no tenía sentido haber vacunado antes a los jóvenes porque llegaba el verano. Tenemos que vacunar lo antes posible para que lo antes posible haga su efecto, pero la vacunación por sí sola no frenará esto”. Luego, con los jóvenes cubiertos, al menos a un nivel alto, zanja Gullón que “sí será difícil que siga el aumento, al menos es poco esperable que haya un aumento grande. Aunque seguiremos con brotes en población no vacunada, ya no solo por edad, sino por personas sin acceso al sistema sanitario. Esto durará un periodo relativamente largo”.