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Un estudio revela que cuatro de cada cinco niños de 10 y 11 años están en alguna red social pese a que va contra la ley

elDiario.es

17 de noviembre de 2025 17:01 h

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El 78,3% de los alumnos de 5º y 6º de Primaria, con edades comprendidas entre los 10 y los 11 años, está registrado en alguna red social y el 19,9% se conecta a ellas más de 10 horas los fines de semana, según revela el informe Infancia, adolescencia y bienestar digital, elaborado por Red.es, UNICEF España, la Universidad de Santiago de Compostela y el Consejo General de Colegios Profesionales de Ingeniería Informática.

Esto sucede aunque técnicamente esté prohibido por la ley, que fija la edad mínima para la gestión autónoma de los datos personales en 14 años y por tanto limita la presencia en redes a la misma edad.

En concreto, sobre la presencia del teléfono móvil, el 51,6% de los niños de 5° y 6° de Primaria ya tiene móvil propio, dato que con 12 años sube hasta un 86%, informa Europa Press. Además, el 44,3% de los encuestados dice llevarse el móvil al colegio pese a que está restringido o prohibido su uso en todas las comunidades autónomas. De estos, casi 1 de cada 3 (el 29,4%) reconoce que suele mirarlo durante las clases. A su vez, el 41,2% duerme con el móvil en su habitación (el 15% en Primaria).

En cuanto a las redes sociales, el 79,2% de los entrevistados dice seguir de forma activa a algún influencer (personalidades de internet) y un 21,3% cree que podría convertirse en uno de ellos. De hecho, un 7,8% le está dedicando tiempo a convertirse en creador de contenido.

Pero todo este usa no viene libre de riesgos, advierte el informe. En concreto, el texto sitúa la prevalencia del uso problemático de redes sociales en el 5,7%. “Este tipo de adicciones o usos problemáticos suelen estar fuertemente asociados con problemas a nivel emocional y una peor calidad de vida, reflejándose en mayores niveles de ansiedad, depresión, somatización e, incluso, de riesgo suicida”, consideraciones que afectan también a la adicción a los videojuegos o las apuestas, que están en un 1,7% y un 2,4%, respectivamente.

“Conlleva una serie de riesgos”

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afirmó durante el acto de presentación del estudio que “la infancia necesita un equilibro entre la formación digital y la protección. Y también entre la libertad y la seguridad”. Sánchez sostuvo que las familias están “desbordadas” y exigió a las grandes tecnológicas que sean “valientes” y “hagan su parte de una vez por todas” en la protección de la infancia.

El informe explica que “se ha constatado que el uso de las pantallas conlleva una serie de riesgos que no deben obviarse”. Así, el 25,1% de todos los encuestados asegura haber recibido mensajes con contenido erótico o sexual; el 11,3% dice haberlos enviado; un 14,9% afirma haber recibido fotos o vídeos sexuales, y el 6,4% dice haberlos enviado. A su vez, un 2,9% asegura haber sido chantajeado con publicar o difundir material personal de carácter sexual.

El estudio también revela que casi 6 de cada 10 niños y adolescentes ha hablado con desconocidos a través de Internet y un 14,3% dice haber quedado en persona con alguien que ha conocido exclusivamente de forma online. Un 7,8% ha recibido alguna proposición sexual por parte de una persona adulta a través de Internet, un porcentaje que sube hasta el 9,4% en el caso de las chicas, un fenómeno conocido como grooming.

El primer móvil, con 11 años

En comparación con el año 2021, los porcentajes descienden “ligeramente” en 2025 excepto en el caso de la edad de acceso al primer móvil, que se mantiene en los 10,8 años. Este descenso denota, según los autores del estudio, “una creciente toma de conciencia por parte de la sociedad española, respecto a toda esta problemática”.

Por ejemplo, cae del 94,8% al 92,8% el porcentaje de niños con móvil propio; del 59,1% al 53,6% el porcentaje de los que llevan el móvil a clase; del 58,4% al 47% el de aquellos que duermen con este dispositivo al lado; y del 98,5% al 97,4% el de niños y jóvenes registrados en al menos una red social.

También cae en más de 10 puntos porcentuales el sexting pasivo, que ha pasado del 26,8% en 2021 al 15,7% en 2025; del 8% al 5,9% el sexting activo; del 57,2% al 38,9% aceptar a desconocidos en redes sociales y del 9,8% al 8% recibir propuestas sexuales online por parte de adultos.

A su vez, el informe revela que el 29,6% del alumnado dice haber visto pornografía en alguna ocasión (el 7,2% de los de Primaria, el 33,2% de la ESO, el 55,7% de Bachillerato y el 62,9% de Formación Profesional, FP). El primer acceso a este tipo de contenido se produce por término medio a los 11,6 años y en uno de cada tres casos (36,7%) de manera fortuita. Una mayoría sólida de los entrevistados (el 73,7%) asegura que le ha resultado “bastante” o “muy fácil” acceder a este tipo de contenidos; los chicos refieren más habitualmente haber visto material pornográfico (42,3% frente al 16,7% de ellas).

Además, el 1,8% de los adolescentes menores de 16 años afirma tener una cuenta en la plataforma OnlyFans, en la que se paga por acceder a contenidos exclusivos de creadores y creadoras, gran parte de ellos de carácter sexual o erótico. Pese a que pocos tienen usuario, una mayoría (el 75,1%) conoce su existencia.

Jugadores habituales de videojuegos

La encuesta también ha preguntado por el uso de videojuegos, “una de las principales fuentes de ocio en la infancia y la adolescencia”, según recuerda el texto. En este apartado, el 53,5% de los encuestados juega a videojuegos al menos una vez a la semana y un 18,7% (uno de cada cinco), todos o casi todos los días. Entre los niños de Primaria, el porcentaje de jugadores habituales asciende hasta el 62,5% con una dedicación media de 7,14 horas semanales (los chicos más que las chicas, con un 8,97% frente a un 4,16%) y un 4,7% le dedica 35 horas o más a la semana.

A esto se suma que uno de cada cuatro jugadores (el 26,7%) consume videojuegos clasificados para mayores de 18 años, con violencia explícita, porcentaje que cae al 16,8% en el caso del alumnado de 5º y 6º de Primaria. El consumo de videojuegos no recomendados para menores se asocia con prevalencias significativamente mayores de acoso escolar y de ciberacoso, según el documento.

'Cajas botín'

Uno de los elementos más problemáticos de los videojuegos con las conocidas como cajas botín, premios que se pueden conseguir para mejorar en los juegos. Un 62,8% de los jugadores dice haber abierto alguna de estas loot box (el término inglés) sin gastar dinero y un 13,2% ha pagado por estas cajas al menos una vez al mes. El informe señala que aquellos que invierten tiempo y esfuerzo en abrir sin necesidad de pagar por ello –para lo que habitualmente necesitan invertir más tiempo– presentan una prevalencia “significativamente mayor” de un posible trastorno por uso de videojuegos (3,4% frente al 1,2% de los que no lo hacen).

Además, uno de cada diez adolescentes (11,1%) refiere haber jugado dinero o apostado alguna vez de forma presencial u online, y al 78,7% de menores no le pidieron el DNI a la hora de apostar. Para el 65,7% divertirse con sus amistades es la principal motivación por la que juegan o apuestan, y casi la mitad (47,1%) lo hace para ganar dinero.

El informe también pone de manifiesto el papel que juegan los progenitores y señala que padres, madres y tutores legales deben “dar ejemplo en el buen uso de los dispositivos”. En este sentido, de los datos se desprende que más de la mitad de los progenitores (53,5%) habla habitualmente con sus hijas e hijos de los riesgos de Internet; que el 46% suele poner normas o límites respecto a las horas que utilizan el móvil, internet o las redes sociales y que tres de cada diez limita los contenidos que suben. Frente a estos intentos de control, uno de cada cuatro estudiantes (el 23,7%) señalan que sus padres o madres tienen por costumbre utilizar el móvil para enviar WhatsApps, consultar el correo o redes sociales durante las comidas o cenas familiares.

El estudio concluye con una serie de propuestas “para mejorar la protección de la infancia en el ámbito digital”. El texto aboga por “reforzar la cooperación y coordinación entre todos los agentes implicados en la protección y el desarrollo digital de la infancia y la adolescencia (...) para garantizar una acción coherente, sostenida y eficaz”; “elaborar una Estrategia nacional específica y consensuada que garantice la protección de las personas menores en los entornos digitales”, como consensuar metas y basar las acciones en la evidencia científica; o “abordar como problema de salud pública el impacto de los usos problemáticos o adictivos relacionados con la tecnología, y equiparar la violencia digital (ciberacoso, grooming, violencia de pareja digital, etc.) a la violencia ejercida en el mundo físico a efectos de protección y respuesta.

El estudio se basa en más de 100.000 entrevistas a 93.000 estudiantes de 5º y 6º de Primaria, ESO, Bachillerato y FP, con edades comprendidas entre los 10 y los 20 años, y a 7.000 profesores de toda España.