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Legado de Cardenal fue su coherencia y lucha por la libertad, dicen allegados

Mujeres asisten al velorio del escritor y poeta Ernesto Cardenal durante su velorio este lunes en Managua (Nicaragua). Los restos del poeta y sacerdote trapense Ernesto Cardenal, fallecido en la tarde del domingo, serán cremados y descansarán en un archipiélago del Gran Lago de Nicaragua, país que permanecerá tres días en duelo por su fallecimiento.

EFE

Managua —

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La herencia poética que dejó al morir el sacerdote trapense Ernesto Cardenal es notable, sin embargo, este lunes sus allegados coincidieron en que su legado más importante fue su coherencia y su lucha por la libertad, para algunos resumidas en Solentiname, la comunidad que fundó en un archipiélago del Gran Lago de Nicaragua.

“El legado es el pensamiento siempre alerta a luchar por la libertad y por los pobres, una vida espiritual muy rica, Ernesto fue un tipo muy honesto, vivió de acuerdo a sus pensamientos y a las cosas que predicaba”, dijo a Efe William Agudelo, un colombiano que fundó la comunidad junto con Cardenal, en la década de los años de 1960.

Agudelo recordó que junto con Cardenal, y el también colombiano Carlos Alberto Restrepo, fueron enviados a Solentiname por el religioso estadounidense Thomas Merton, con la misión de establecer un monasterio, pero gracias al amor por la libertad del poeta, terminaron estableciendo una comunidad de artistas, artesanos, y activos creyentes.

CAMBIO DE PLANES

“Eso tuvo su resonancia, un proyecto que maduró y varió, lo que antes era un proyecto cerrado a la reflexión”, sostuvo Agudelo, sentado a pocos metros del féretro de su gran amigo, fallecido el domingo.

Con la aprobación de Merton, Cardenal y sus colaboradores se olvidaron del monasterio, y pronto el proyecto incluyó a mujeres, además de niños, quienes participaban en las reflexiones teológicas, según Agudelo.

Pero el sacerdote no solamente evangelizó, sino también liberó a los pobladores de aquel archipiélago del sur del Gran Lago de Nicaragua.

“Para Solentiname, Ernesto Cardenal significó sacarlo del desconocimiento, porque no se sabía ni siquiera dónde quedaba Solentiname, llegar allá significó un cambio de vida para los lugareños”, dijo a Efe Juan Bosco Centeno, uno de los isleños que vivió el cambio.

Según Centeno, antes de la llegada de Cardenal Solentiname vivía en pobreza extrema, y sus pobladores solamente tenían conexión con tierra firma una vez al día, a través de un bote de remo.

Con el poeta los isleños aprendieron que no solamente se podía vivir de la pesca y la venta de huevos de gallina, sino también del arte, la pintura, la escultura, la literatura, de los estudios.

El poeta “cambió en todos los niveles, de Solentiname han salido médicos, ministros delegados, jefes importantes del Ejército”, mencionó Centeno con orgullo.

LUCHABA POR LO QUE CREÍA

Solentiname fue una muestra de cómo Cardenal se preocupaba por la libertad, pues sus habitantes ya no estaban limitados por las aguas del extenso lago, recordó su asistente Luz Marina Acosta.

“Su legado fue la lucha por la libertad, por lo que creía”, señaló Acosta.

Su lucha por la libertad lo llevó a enfrentar a la dictadura de Somoza hasta su caída en 1979, y apoyar al Gobierno sandinista en la década de 1980 para después corregir y desafiar al presidente Daniel Ortega, al que llamó “dictador” incluso cuando estuvo bajo amenaza de cárcel siendo octogenario.

“Fue el que sentó las bases para la liberación de Nicaragua, el culto a la solidaridad, toda su poesía”, indicó la presidenta del Centro Nacional de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez.

“Era un monje que creía que mentir es robarle a la palabra”, reflexionó Acosta, para explicar los límites de Cardenal en su defensa de la libertad.

El multipremiado poeta nicaragüense falleció a los 95 años en Managua, sin ver la libertad que exigía al Gobierno de su país y con su féretro vigilado por policías, no obstante para Acosta “se fue en paz”, porque sabía que su legado, más que literario, es “la libertad”.

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