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La ola de frío golpea con dureza a los hogares monomarentales

La ola de frío golpea con dureza a los hogares monomarentales
Pamplona —

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Pamplona, 24 ene (EFE).- Nerea tiene 34 años y vive con su hijo de siete, es cabeza de familia en un hogar monomarental, los que más sufren la pobreza energética en Navarra, especialmente en tiempo de ola de frío.

La joven es una de las 18.000 personas que en la Comunidad Foral sufren pobreza energética, según un estudio elaborado por el IEB-Universidad de Barcelona titulado La pobreza energética en España: Aproximación desde una perspectiva de ingresos, en el que también se indica que una de cada cuatro personas que sufre pobreza energética está en situación de desempleo.

Después de años trabajando en el comercio, Nerea sabe ahora lo que es pasar frío en su piso protegido, en un bloque rodeado de campo y otros promociones en construcción, y también lo sabe su hijo que, “en demasiadas ocasiones”, se lo dice “mientras está jugando o incluso cuando está en la cama”.

La joven va a veces a casa de su madre “a robarle calor”, dice mientras se ríe, y es que solo puede poner la calefacción dos horas al día y aún así asegura que la factura llega a 200 euros, y a veces también pone la calefacción para acabar de secar la ropa, ya que si no puede tardar “hasta una semana” por la humedad y el frío que se condensan en su hogar.

Perceptora de renta garantizada de unos 800 euros al mes, antes fue usuaria en un piso para mujeres con menores a cargo y “aquello era una maravilla, fue una experiencia buenísima” porque disfrutaba de “todas las comodidades” y le permitía hacer actividades con su hijo “y con calefacción central”.

Ahora no. “Ahora mi cabeza está todo el día pensando en cuánta factura vendrá. No puedo permitirme ir un día al cine con mi hijo, como solía hacer, y en ciertos momentos no paro de mirar la aplicación del banco por si han pasado alguna factura y de qué cuantía es”, se lamenta..

En el caso de Nerea no ha habido impagos de las facturas, porque también ha recibido ayuda de su madre y de su hermana, por eso, dice, “no quiero imaginar lo que pasará gente que no tiene apoyo familiar como tengo yo”.

Desde la Red contra la Pobreza y la Exclusión Social consideran que “la pobreza energética es una de las problemáticas más recurrentes entre las personas con menos recursos desde hace muchos años”, y aseguran que son miles de familias las que no se pueden permitir, sin endeudarse, encender la calefacción o hacer uso de la electricidad para lograr esos 21 grados que se consideran “condiciones adecuadas de habitabilidad”.

Y es que hay casos como el de Nerea que incluso con un Bono Eléctrico o Térmico tampoco pueden permitírselo por el encarecimiento de la luz y los otros gastos a los que un hogar monamarental debe hacer frente, como casa, comida, colegio y ropa, que al hijo “se le queda pequeña enseguida”.

Por eso la Red denuncia que el precio de la luz y la calefacción ha subido “cuando más estamos en casa y más gasto se está generando” y, aunque ahora, durante el Estado de Alarma, los cortes están prohibidos, prevén que “será un problema real cuando estas familias tengan que enfrentarse a las deudas generadas”.

Ana Isabel Cordobés

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