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ENTREVISTA

Paula Iglesias, nueva presidenta de la FELGTBI+: “El feminismo y el colectivo LGTBI siempre han ido e irán de la mano”

Paula Iglesias, elegida nueva presidenta de la FELGTBI+ en su X Congreso.

Marta Borraz

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La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales, que agrupa a más de medio centenar de entidades de todo el país, está en plena renovación. La celebración este fin de semana de su X Congreso ha culminado con la elección de una nueva Comisión Ejecutiva encabezada por Paula Iglesias, que se ha convertido en la presidenta más joven de la organización. Hasta ahora vicepresidenta de Uge Sangil, que deja el cargo tras casi ocho años y su principal reto –la aprobación de la Ley Trans– conseguido, Iglesias afronta el mandato con la vista puesta en el Pacto de Estado contra los discursos de odio y en “trabajar por cuestiones pendientes” como el reconocimiento de las personas no binarias.

La nueva presidenta, médica y psicóloga de profesión, empezó su activismo hace 15 años en el colectivo Lambda de Valencia y era la única candidata al cargo. “Nuestro objetivo es no dejar a nadie atrás en esta lucha”, asegura Iglesias, que contará “con un equipo interseccional” para las diferentes vocalías, entre las que habrá una de feminismos.

Como nueva presidenta de la FELGTBI+, ¿cuál es el reto más inmediato que afronta?

El impulso del Pacto de Estado contra los discursos de Odio. Estamos pendientes de la creación de la subcomisión en el Congreso y ya en este sentido hay un trabajo hecho por parte de la ejecutiva saliente. Nos encontramos ante un alarmante aumento de los mensajes de odio hacia los grupos vulnerables en general y el colectivo LGTBI en particular que tienen consecuencias: las agresiones físicas son las más visibles pero también vemos altas tasas de ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental que se están extendiendo a los centros escolares.

Es la presidenta de la federación más joven (34 años) en un momento en el que la juventud es probablemente la más diversa de la historia y al mismo tiempo convive con este tipo de discursos que cuestionan los derechos LGTBI. ¿Cómo les impacta esta polaridad tan extrema?

La juventud es más visible porque tiene más referentes y más recursos de los que teníamos generaciones anteriores. Se visibilizan, además, identidades y realidades que antes no lo estaban, pero las herramientas de acceso a la información son también herramientas para extender el odio y amplificar el discurso. Esto nos coloca en una dualidad compleja que es necesario atajar con educación afectivo sexual en las aulas, que aún no está implantada completamente. Se habla más de diversidad, pero está condicionada a la voluntad del profesorado y al mismo tiempo hay encuestas que nos hablan de que una de cada cuatro personas de la generación Z está sufriendo acoso por LGTBIfobia.

El feminismo es el trabajo por la igualdad y el reconocimiento de los derechos de todas y ahí no cabe excluir a nadie y menos a ninguna mujer

La ley del matrimonio igualitario en 2005, la Ley Trans en 2022, leyes autonómicas que reconocen derechos al colectivo… Habrá quienes, ahora sí, piensen que ya no queda mucho que hacer...

Pero sí queda, sí. La ley no es un punto final, es el principio, o al menos la continuación del camino que se inició en 2005. No basta con aprobarla, hay que cumplirla y además hay cuestiones importantes que no se recogieron, como el reconocimiento por parte del Estado de las personas no binarias o la garantía de derechos al colectivo intersex, que es algo en lo que tenemos que trabajar. Todavía debe mejorar también la atención sanitaria al colectivo LGTBI, particularente a las mujeres.

Hay un sector del feminismo que fue muy crítico en el proceso de aprobación de la Ley Trans y para el que las reivindicaciones feministas y LGTBI deben seguir rutas separadas. ¿Ha quedado herida esa relación?

Yo creo que no. La FELGTBI+ es una entidad feminista, así lo recogen sus estatutos y así es. El feminismo y el colectivo LGTBI siempre han ido de la mano y siempre irán a pesar de lo que diga un sector que es verdad que es ruidoso, pero desde nuestro punto de vista no es el mayoritario. El feminismo es el trabajo por la igualdad y el reconocimiento de los derechos de todas y ahí no cabe excluir a nadie y menos a ninguna mujer. Tenemos que seguir trabajando por fortalecer esos lazos, establecer alianzas y combatir los discursos que pretenden dejar fuera a una parte del colectivo de un movimiento que debe ser inclusivo. En este sentido, en la nueva ejecutiva contaremos con una vocalía de feminismos.

¿Cree que la tensión que supuso sacar adelante la ley ha podido propiciar un escenario de desmovilización en torno a las luchas LGTBI?

Quizá da la sensación de que, con la aprobación de las leyes, llega una especie de calma tras la tormenta, pero yo creo que es una percepción. Desde las organizaciones, lejos de desmovilizarnos, estamos en ello y un ejemplo claro fueron las elecciones y la movilización contra la ola de la ultraderecha. Creo que el colectivo sabemos que con la aprobación de una ley no está todo conseguido, que ahora toca defender derechos porque pueden tirarlos para atrás.

El Orgullo es un día para reivindicar y evidenciar que sufrimos LGTBIfobia, pero que también podemos llevar una vida feliz y alegre

La movilización en la calle por excelencia para el colectivo es el Orgullo, del que al menos en Madrid ya se han instalado dos fechas: el crítico y el estatal, que organiza entre otros la FELGTBI+ y en el que además de una manifestación, hay un desfile de carrozas de empresas de todo tipo, desde bancos a portales inmobiliarios. ¿Es compatible incorporar, por ejemplo, la perspectiva de clase en la reivindicación con este tipo de protesta?

La visibilidad de las empresas es relativa, es verdad que aparecen, pero hay un grueso de organizaciones sociales que se manifiestan, desde colectivos venidos de distintos puntos a sindicatos y todo tipo de entidades. Yo creo que hay que hacer un trabajo por que los medios den cobertura a la manifestación completa. Y también entender que las empresas que van son aliadas, en el sentido de que trabajan por incluir la diversidad en sus protocolos. Por otro lado, la parte reivindicativa no está reñida con la parte festiva. Es un día para reivindicar pero también para celebrar y mostrar con alegría quiénes somos, para evidenciar que sufrimos LGTBIfobia y situaciones hostiles, pero que también podemos llevar una vida feliz y alegre.

Cada cierto tiempo salen a la luz casos de terapias de conversión, que siguen existiendo en nuestro país. ¿Por qué no se consiguen erradicar?

Ahora lo que estamos es peleando para que sean consideradas eurocrímenes. El problema es la ambigüedad a la hora de difundir este tipo de terapias que juegan con la vunerabilidad de personas que vivien en ambientes hostiles. Hay ambigüedad en el lenguaje que usan y la información que transmiten. No se publicitan como terapia de conversión explícitamente sino como un recurso que puede ayudarte a vivir mejor, a no sufrir...Y si esa persona no cuenta con apoyo o es víctima de LGTBIfobia, quizá se acabe viendo inmersa.

Estos días está produciéndose en A Coruña el juicio contra el asesinato de Samuel Luiz, un caso que sacó a la calle al colectivo contra la homofobia. ¿Qué espera del juicio?

El asesinato de Samuel ha sido algo muy duro para el colectivo LGTBI y muy clave también. Algo así es la punta del iceberg y es triste que se tenga que ver la punta para que la parte de la sociedad que no está tan vinculada a esto vea realmente que los discursos tienen consecuencias y muy graves. Lo que esperamos es que se haga justicia.

El asesinato de Samuel ha sido algo muy duro para el colectivo LGTBI

La Comunidad de Madrid ha modificado recientemente las leyes LGTBI y Trans que reformó en su momento y que fueron recurridas al Constitucional. ¿Son suficientes los cambios?

No. Parece un intento de modificar el lenguaje más que el contenido para no evidenciar lo que hay detrás del gobierno de la Comunidad de Madrid, que es LGTBIfobia. Lo que ha cambiado es que en vez de decir que será “requisito” pasar por un psicólogo en el caso de los menores, ahora dice que “recibirán su apoyo”. Y claro una cosa es hacer un acompañamiento psicológico a una persona adecuado a sus necesidades y otra es requerir una evaluación psicológica para determinar algo que solo puede saber esa persona.

La exdirectora del Instituto de las Mujeres, Isabel García, fue cesada a raíz de las adjudicaciones públicas a empresas que compartía con su pareja, pero su nombramiento fue polémico desde el principio por sus declaraciones contra la Ley Trans. ¿Qué balance hace de la labor del Ministerio de Igualdad en cuanto a políticas LGTBI?

En principio hay voluntad para continuar con el trabajo y ahora lo que estamos es muy vigilantes con el Pacto de Estado. Efectivamente, García fue cesada por lo que fue cesada y nosotras lo que creemos es que el Instituto de las Mujeres debe representarlas a todas y quien lo dirija no puede hacer declaraciones que excluyan o discriminen a algunas de ellas.

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