La reciente polémica sobre las macrogranjas llegó a los medios por un tuit del presidente del PP de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, en el que arremetía contra las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre los daños ambientales de la ganadería intensiva que practican las macrogranjas.
Sin embrago, tanto el actual Consejero de Agricultura y Ganadería de Castilla y León, Jesús Julio Carnero, como su predecesora, Milagros Marcos (hoy diputada del PP en el Congreso), alabaron en varias ocasiones el mismo modelo de ganadería tradicional, extensiva y respetuosa con el medio ambiente, que defiende Alberto Garzón.
En 2017, Milagros Marcos anunció en público que iban a pedir en Europa que se compensase a los productores de explotación extensiva –la misma que defiende Garzón–, frente a la intensiva, de mayor impacto ambiental.
“En Castilla y León la mayor parte de las explotaciones y de la actividad se hace en extensivo y esto impacta menos en el medioambiente, pero también es menos productivo, por tanto ese diferencial para compensar el mayor beneficio para el medioambiente del tipo de explotaciones de Castilla y León respecto a otras que pueden ser más intensivas y por tanto impactar más, se debe compensar desde el punto de vista de la producción”, dijo Milagros Marcos, que hoy es diputada del PP por Palencia, en el Congreso.
En septiembre de 2020, su sucesor, Jesús Julio Carnero, afirmó en las Cortes regionales: “Ante todo y sobre todo la ganadería extensiva es sinónimo de sostenibilidad”. Unas palabras que van en la misma línea que las del ministro Garzón al diario The Guardian: “La ganadería extensiva es sostenible y tiene mucho peso en zonas de España como Asturias, partes de Castilla y León, Andalucía y Extremadura. Eso es sostenible; lo que no lo es en absoluto son las llamadas macrogranjas”.
Informa elDiario.es.