El ADN delata una historia alternativa: los Piast, ¿un linaje extranjero en la Polonia medieval?
Un equipo multidisciplinar de científicos polacos ha arrojado nueva luz sobre los orígenes de la dinastía Piast, la primera casa real de Polonia. Gracias al análisis del ADN antiguo de miembros de la familia enterrados en la catedral de Plock, así como de datos genómicos y paleobotánicos, los investigadores sugieren que esta dinastía pudo tener orígenes exteriores a los territorios eslavos tradicionales, quizá vinculados a las islas británicas.
Los hallazgos del estudio
La investigación, liderada por el profesor Marek Figlerowicz de la Universidad de Tecnología de Poznań y del Instituto de Bioquímica Bioorgánica de la Academia Polaca de Ciencias, forma parte del proyecto Dinastía y sociedad del Estado Piast desde una perspectiva histórico-antropológica y genómica. En ella se ha examinado el ADN de más de 30 restos óseos que abarcan desde el siglo XI al XV.
Uno de los hallazgos más llamativos es que las variantes del cromosoma Y en estos restos muestran mayor afinidad con haplogrupos atlánticos, hoy presentes en Escocia e Irlanda, que con líneas eslavas más comunes en Europa Central. Esta evidencia ha abierto un intenso debate sobre si los fundadores del estado polaco eran realmente autóctonos o si procedían de migraciones nórdicas anteriores.
Además del componente genético, el equipo ha utilizado análisis de polen de los sedimentos del lago Lednica, una región clave en la formación del estado Piast. Estos análisis muestran una deforestación intensa en torno al siglo X, coincidiendo con la aparición de estructuras fortificadas, lo que sugiere una transformación acelerada del paisaje ligada al auge de una nueva élite gobernante.
Los resultados de la investigación, publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, también apoyan la continuidad demográfica en la región desde la Edad de Hierro, lo que implica que, aunque la élite gobernante pudiera tener raíces foráneas, la población general era mayoritariamente autóctona. Esta combinación de continuidad local e influencia externa encaja con otras evidencias de contactos culturales y comerciales entre Europa Central y el noroeste del continente.
Otras investigaciones en la misma línea
El estudio se suma a un cuerpo creciente de investigaciones que cuestionan las narrativas nacionalistas tradicionales sobre la formación de los estados medievales. En el caso de Polonia, plantea la posibilidad de que su primer linaje real tuviera una composición híbrida, resultado de flujos migratorios y alianzas más amplias de lo que se pensaba.
El equipo de Figlerowicz planea continuar con sus investigaciones, extendiendo el análisis genético a otros enterramientos y combinando estos datos con fuentes históricas y arqueológicas. Su objetivo: reconstruir, con el mayor rigor posible, una historia de Polonia que aúne ciencia y memoria, y que asuma sin miedo las complejidades de su pasado.
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