El 5 de junio de 1625, justo hace cuatrocientos años, tuvo lugar un hecho histórico que recreó Diego Velázquez en el que es uno de sus cuadros más conocidos y destacados, y que se puede admirar en el Museo del Prado.
Hablamos de La rendición de Breda, también conocido como Las Lanzas, un óleo sobre lienzo con unas grandes dimensiones, en las que Velázquez recreó una de las victorias del rey Felipe IV, que quería decorar una de las salas del Palacio del Buen Retiro.
La rendición de Breda, el capítulo histórico que pintó Velázquez
La rendición de Breda tuvo lugar el 5 de junio de 1625, un encuentro en el que tuvo fin el sitio sobre la ciudad de los Países Bajos, en la que buscaban independizarse de la monarquía hispánica, con un asedio que se dio con la subida al trono de Felipe IV.
Con el inicio de su reinado, Felipe IV puso fin a la tregua de los doce años, entre 1609 y 1621, que había dado tiempos de paz en los Países Bajos con el objetivo de recuperar el terreno. Breda, en concreto, había sido tomada en 1590, y estaba siendo defendida por Justino de Nassau.
Así fue como Felipe IV envió a una tropa de más de 40.000 hombres liderados por Ambrosio de Spinola, que dio una de las últimas grandes victorias a la monarquía española, pero con la curiosidad de que con la capitulación de Nassau, los españoles reconocieron su valentía, y mostraron cortesía y caballerosidad, algo que se puede apreciar en la escena pintada por Velázquez.
La rendición de Breda de Diego Velázquez: encargo y referencias
Aproximadamente una década después de La rendición de Breda, Diego Velázquez interpretaría los hechos por encargo del conde-duque de Olivares, con motivo de decorar el Salón de Reinos del Palacio del Buen retiro, de los que el Parque del Retiro formaba una parte.
El conde-duque de Olivares ideó decorar este Salón de Reinos con las victorias militares más destacadas de España por el hecho de que era en ella en la que se recibían embajadores y autoridades extranjeras, con lo que querían demostrar el poder de una monarquía hispánica que comenzaba su declive.
Uno de los detalles más destacados es que Diego Velázquez conocía personalmente a Spinola, por lo que lo retrató con realismo, al igual que gran parte de los que aparecen, además de destacar también la cantidad de lanzas de un lado y otro. Una de las principales referencias que tomó el pintor, por el hecho de que no llegó a asistir allí, fue de la comedia El sitio de Breda, de Calderón de la Barca.