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Guadalupe y su monasterio, uno de los pueblos más bonitos de España

El claustro del Monasterio de Guadalupe, en Cáceres.

Roberto Ruiz

27 de febrero de 2022 22:48 h

Guadalupe es una de esas pequeñas joyas que esconde la provincia de Cáceres. Un lugar lleno de historia que nos remonta a comienzos del siglo XIV, cuando primero un monasterio, y después todo un pueblo, nacieron en torno a la imagen de una virgen: la Virgen de Guadalupe. 

Se encuentra en pleno Geoparque Mundial de la UNESCO Villuercas-Ibores-Jara, por lo que está rodeado de naturaleza, y sus estrechas calles porticadas de aire medieval contrastan con la monumentalidad de su monasterio, que se eleva sobre todo lo demás. Guadalupe ha sido desde hace siglos un importante punto de peregrinación, de ahí que surgieran hospitales y albergues a su alrededor, y hoy en día sigue siendo visitado por un gran número de devotos llegados de todo el mundo que quieren presentarse ante la que es conocida como la Hispaniarum Regina (Reina de la Hispanidad), tal y como fue nombrada en presencia de Alfonso XIII en 1928. 

El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe

Con el monasterio comenzó todo, y también aquí puede empezar tu recorrido por Guadalupe. Hay que remontarse a principios del siglo XIV para conocer sus orígenes. Gil Cordero, un pastor que buscaba una vaca perdida en el monte, al encontrar el animal muerto quiso aprovechar su piel, y al hacerle la señal de la cruz en el pecho la vaca se levantó y en ese momento se le apareció la Virgen, ordenándole desenterrar su imagen, allí oculta desde hacía 500 años, y edificar una ermita en ese mismo lugar. Cuando el rey Alfonso XI observó el estado ruinoso de la edificación ordenó comenzar la construcción del monasterio en 1340. Ya en 1389 el rey Juan I dio a la Orden de los Jerónimos la custodia del Monasterio de Guadalupe, lo que perduró hasta 1835. Con la desamortización de Mendizabal pasó a hacer las funciones de parroquia secular de la Archidiócesis de Toledo hasta 1908, cuando pasó a manos de la Orden de los Franciscanos. Y así sigue siendo hoy día. A lo largo de los años las casas fueron surgiendo a su alrededor hasta dar forma a La Puebla de Guadalupe.

Para conocer el Monasterio de Guadalupe, que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1993, lo primero que has de saber es que las visitas por su interior son guiadas, de unos 45 minutos, y que deberás comprar la entrada presencialmente en su taquilla, pues no hay venta online anticipada. Una vez dentro comenzaremos por el claustro de Los Milagros, de estilo mudéjar, ajardinado y con un templete presidiendo su centro. Continuaremos por la Sacristía, profundamente decorada y con obras de Zurbarán. Pasaremos al Relicario, donde se guardan los tesoros de la Virgen y sus coronas. Y una vez de vuelta al claustro entraremos en el museo de bellas artes, donde se recogen esculturas y pinturas de Zurbarán, Goya y El Greco, y terminaremos en el museo de libros miniados, donde se conserva una colección de ciento siete códices, de los que noventa y siete son cantorales de gran tamaño. Una vez fuera del monasterio la entrada a la Basílica es libre y allí es donde podrás ver a la famosa Virgen de Guadalupe, que tantos y tantos peregrinos ha atraído durante siglos y siglos. El monasterio cuenta con su propia hospedería, por si buscas un lugar especial en el que dormir, y para ampliar información no tienes más que consultar la web oficial del Real Monasterio de Guadalupe

De paseo por las calles de Guadalupe

No hay más que dejar el monasterio a nuestra espalda para contemplar que Guadalupe es un verdadero derroche de arquitectura popular de estilo medieval cargado de historia. Tanto, que frente a las enormes escalinatas del propio monasterio, en la plaza de Santa María de Guadalupe, se conserva la pila bautismal en la que Cristóbal Colón mandó bautizar a dos indígenas traídos de su primer viaje a las Indias. 

Pronto veremos cómo las construcciones que surgieron en torno al monasterio fueron dando forma a su trazado irregular, y que uniendo unas con otras se fue formando un perímetro defensivo que contaba con tres puertas desde el siglo XVI: el Arco del Chorro Gordo, el Arco de Sevilla y el Arco de San Pedro. Mientras que de un perímetro posterior se conservan el Arco de las Eras y el Arco del Tinte. Todos ellos testigos del paso de peregrinos y comerciantes desde hace siglos.

El encanto a las calles de Guadalupe se lo ponen sus casas porticadas de dos plantas con balconadas corridas a lo largo de toda la fachada. Sillería, mampostería, ladrillo y madera se unen para dar forma a una construcción serrana con soportales adintelados con vigas de madera. A nuestro paso, y además de los arcos o fuentes que formaban parte del sistema de abastecimiento de agua como la de la Plaza de los Tres Chorros, del siglo XV, o la del Ángel, del siglo XVI, hay varios edificios en los que merece la pena detenerse:

  • El Hospital de San Juan Bautista

A pocos metros del monasterio se encuentra el Hospital de San Juan Bautista y el Colegio de Infantes o de Gramática. Los reconocerás porque hoy son el Parador de Turismo. En el interior del colegio se conserva un interesante claustro mudéjar con arcos de medio punto, mientras que en el hospital, también conocido como el Hospital de los Hombres y que formaba parte de una red de hospitales y albergues construidos para atender a los peregrinos que llegaban para visitar a la Virgen, un patio central se lleva el protagonismo gracias a sus arquerías.

  • La Iglesia de la Santísima Trinidad

Justo enfrente del Parador veremos la iglesia de la Santísima Trinidad, que fue levantada en 1736 gracias a la financiación del Duque de Vergara. Está formada por tres naves, con una gran cúpula dedicada de la Santísima Trinidad, y aunque fue abandonada durante las desamortizaciones de 1835 posteriormente fue restaurada en 1978 para ser auditorio y salón de actos y exposiciones.

  • El Hospital de Mujeres

El antiguo Hospital de las Mujeres, también conocido como Nuevo Hospital, fue fundado en 1447 y ya su fachada llama la atención por su estilo gótico con capitales de influencia flamenca. Fue fundado gracias a las donaciones de un rico heredero local, Julián Jiménez de Córdoba, antes de ingresar como fraile de San Jerónimo, y actualmente es una propiedad privada.

  • La Casa de la Buena Cristiana

Muy cerca de la iglesia de la Santísima Trinidad veremos la Galería Mudéjar, del siglo XV, donde se encuentra la que se conoce como Casa de la Buena Cristiana. El lugar donde, según la leyenda, vivió Fátima, una joven musulmana de Tánger que fue convertida al cristianismo y tuvo una vida ejemplar.

  • La Casa de Gil Cordero

Más allá del Arco de las Eras se encuentra la casa de Gil Cordero, donde se dice que vivía el pastor cacereño a quien se le apareció la Virgen. La sepultura del pastor se ubica en una nave contigua a la sacristía del monasterio, el lugar exacto donde según la tradición se encontró la talla de la Virgen de Guadalupe.

  • La Ermita del Humilladero

Y en las inmediaciones de Guadalupe, a cuatro kilómetros del casco histórico, podremos ver la Ermita del Humilladero, también conocida como Ermita de la Santa Cruz. Es del siglo XV y tiene una estructura muy similar al templete que hemos visto en el claustro del monasterio. Rodeada por un bosque de pinos, robles y castaños, es de estilo gótico y fue declarada monumento nacional en 1931.

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