El Palacio Real de La Granja, el monumental capricho de Felipe V
A los pies de la vertiente septentrional de la Sierra de Guadarrama y junto a los Montes de Valsaín se levanta el Palacio Real de La Granja, el responsable de que cuando hoy viajemos a este municipio segoviano hablemos del Real Sitio de San Ildefonso. Estamos en un destino real, surgido por un palacio que no nació como tal, declarado conjunto Histórico Monumental y que hoy forma parte de Patrimonio Nacional. Y todo por el flechazo que Felipe V tuvo por este lugar rodeado de pinos silvestres y donde quiso establecer su lugar de retiro.
De todos los palacios reales que encontramos en España el de La Granja de San Ildefonso es quizá el más peculiar ya que no solo nos traslada a otra época, sino también a otro lugar gracias a su diseño versallesco. Se encuentra a 10 km de Segovia y a menos de 80 de Madrid por el Puerto de Navacerrada, y para entender su singularidad hay que retroceder unos cuantos siglos y repasar su historia.
Felipe V, el primer rey Borbón de España, compró este lugar a los monjes jerónimos de El Parral de Segovia en 1720 con el fin de construir un lugar modesto de descanso tras abdicar en su hijo Luis. Su plan era distanciarse del ajetreo de la corte, tener un lugar de recreo y relajarse cazando en estos bosques, pero la prematura muerte de Luis I le obligó a reinar de nuevo y se vio en la necesidad de ampliar el palacio y convertirlo en sede de la Corte.
El nuevo palacio se hizo a lo grande, con influencias francesas dado el origen del rey, pero también del barroco español e italiano. Su construcción se llevó a cabo por varios arquitectos, comenzando Teodoro Ardemans y continuando por Juan Román, Procaccini, Felipe Juvara y Sachetti. Estos tres últimos fueron los que le dieron ese característico aire italiano al ser contratados por la reina Isabel de Farnesio, responsable de la ampliación del palacio tras la muerte del monarca en 1746. Fue durante el reinado de Carlos III cuando el palacio y los edificios anexos adquirieron su configuración definitiva. Como ahora verás tan impresionante como la residencia real son sus jardines y sus fuentes monumentales, una de las características que hacen de este palacio un lugar único en España.
La suntuosidad hecha palacio
En tu visita a La Granja de San Ildefonso podrás visitar el Palacio Real tanto por dentro como por fuera, así como los jardines en toda su inmensidad. Antes de llegar a él los Jardines de Medio Punto ya nos darán una idea de lo que nos espera más adelante, con enormes secuoyas y abetos de más de 300 años de edad. El palacio comienza a asombrarnos y eso que apenas nos hemos acercado a él.
Si comenzamos por su interior, la primera parada de la visita tendrá lugar en la antigua Casa de Damas, hoy Museo de Tapices. Aquí se exhibe una excepcional colección de enormes tapices flamencos, de hasta 5 metros de alto por 10 de ancho, confeccionados en seda, lana, oro y plata, con un nivel de detalle tal que la elaboración de 1 m2 conllevaba el trabajo de todo un año.
Continuando por las dependencias del palacio llegaremos a la Galería de las Estatuas, una colección de esculturas de la reina Cristina de Suecia que en el siglo XIX se trasladaron al Museo del Prado para ser reemplazadas aquí por reproducciones en escayola. En la planta baja pasaremos también por el dormitorio de sus majestades, presidido por una cama del siglo XVII, el oratorio, el vestidor, el gabinete y el tocador de la reina, la antecámara, el Salón de Países, el antiguo oratorio, el comedor con su espectacular mesa de caoba de brasil y la Sala de Lacas. Todo ricamente decorado siguiendo los gustos de la realeza europea de la época.
En la planta superior pasaremos uniendo una tras otra por las salas de Hércules, la de la Victoria, la de la Justicia y su escultura de la Fe Velada de mármol de Carrara de 1720, la de la Paz, la de África y América, la de Europa y sus coloridos mármoles, la de la Fuente, la de la Verdad, la de Venus y la de la Conquista. Todas con vistas a los Jardines Reales, con imponentes lámparas de cristal realizadas en la Real Fábrica de Cristales de La Granja, y algunas, eso sí, con las pinturas de la bóvedas dañadas como consecuencia del devastador incendio que el palacio sufrió en 1918.
Una vez fuera tus pasos te llevarán a la Real Colegiata de la Santísima Trinidad, que forma parte del conjunto. Aquí descansan los restos de Felipe V e Isabel de Farnesio ya que así fue su deseo y no el de ser enterrados en la cripta real del Escorial.
Jardines, bosques, fuentes monumentales y un mar
El diseño de los jardines del Palacio Real de la Granja fue tan importante como el del propio palacio en sí, tanto que empezaron a tomar forma a la vez que Teodoro de Ardemans emprendía la construcción del palacio del retiro. En cuanto los veas comprenderás por qué. Tienen una extensión de 146 hectáreas de las que 67 son de bosque, estando las restantes ajardinadas por los franceses René Carlier y Esteban Boutelou. Siguen el diseño italiano de la época y es fácil apreciar la inspiración versallesca, pero llama la atención su integración en la naturaleza introduciéndose en los Montes de Valsaín.
Los jardines del Palacio Real de La Granja son un lugar para caminar, relajarse, perderse entre la vegetación y dejarse sorprender por las veintiséis fuentes monumentales que salpican sus zonas ajardinadas. Todas son de inspiración mitológica clásica y fueron llevadas a cabo por un grupo de escultores franceses liderado por René Férmin, Jean Thierry, Dumandrè y Pitué. En reposo son bonitas, pero en acción cuando el agua corre por ellas son simplemente abrumadoras. Un espectáculo de una belleza que cuesta imaginar si no se ve en vivo y en directo.
En la parte alta de los jardines, rodeado de una frondosa zona boscosa, se encuentra el mar, un enorme estanque de agua del que se nutren las fuentes aprovechando el desnivel del terreno mediante un sistema hidráulico del siglo XVIII. A pesar de no contar con grupos de presión hay fuentes como la de La Fama que es capaz de lanzar el agua hasta los 40 metros de altura. El mar cuenta con su propia Casa de las Góndolas, junto a la que aún perdura una piscifactoría y la Gruta, una cueva artificial que hoy llama la atención de los más pequeños.
El Palacio Real de La Granja en tiempos de Coronavirus
Tanto el Palacio Real como los Jardines Reales tienen abiertas sus puertas para el disfrute del público. No obstante, los aforos son limitados y se puede tomar la temperatura de los visitantes a la entrada de ambos recintos. Las visitas guiadas al interior del palacio han sido canceladas y también el servicio de audioguías, lo que se puede compensar si recurrimos a las aplicaciones que Patrimonio Nacional ha desarrollado sobre el Palacio de la Granja tanto para GooglePlay como iOS. Obviamente, el uso de mascarillas y mantener las distancias de seguridad es obligatorio.
La tarifa básica es de 9 €, la reducida de 4 € y el acceso es gratuito todos los miércoles de 10:00h a 16:00h y los domingos de 15:00h a 19:00h. para los ciudadanos de la Unión Europea. En el exterior las fuentes monumentales no correrán en todo 2020 para evitar aglomeraciones.