El pequeño pueblo de Girona conocido por sus calles empedradas y por una iglesia románica del siglo XII
Pasear por calles empedradas, cruzar alguno de sus puentes medievales, contemplar la naturaleza desde algún rincón, admirar su icónica iglesia o disfrutar de la tranquilidad que ofrece el entorno. Esos son algunos de los atractivos de Beget, un pequeño pueblo de poco más de veinte habitantes situado en la comarca del Ripollés, en la provincia de Girona.
Beget guarda uno de los ejemplos más importantes de arquitectura románica de la zona, la iglesia de Sant Cristòfol, edificada en el siglo XII con elementos de una primitiva construcción de los siglos X y XI y declarada como Monumento Histórico Artístico Nacional el año 1931.
El templo lo conforma una planta de cruz latina, cubierta con vuelta de cañón ligeramente apuntada y arcuaciones de estilo lombardo, reforzada por dos arcos torales sostenidos por dos columnas a cada lado y coronada por una cabecera formada por un presbiterio.
En uno de los costados se levanta uno de sus elementos más impresionantes: un campanario de cuatro pisos de altura y todo un icono de esta localidad, que pertenece al municipio de Camprodón desde 1969.
Sin embargo, esta iglesia no solo destaca por su belleza exterior, sino que en su interior alberga una serie de elementos importantes. El primero, una famosa talla románica de dos metros de altura que representa Jesucristo en Majestad. Casi obligado es detenerse delante de su pila bautismal. Por último, no hay que salir del templo sin admirar el retablo gótico de alabastro y el conjunto de retablos barrocos.
Dos puentes románicos y un entorno verde
Beget es mucho más que su iglesia románica, pero hay algo común en todo el pueblo: la piedra, presente en sus contadas calles y también sus dos majestuosos puentes, que trasladan al visitante a otra época. Y ambos se observa la característica común de este estilo artístico, el arco de medio punto.
Esta pequeña localidad goza de una ubicación envidiable, situado en el espacio natural de la Alta Garrotxa, a 541 metros de altitud. Entre su entorno natural destacan la riera y las gargantas por donde discurre el agua, lo que convierte a este pequeño pueblo de la provincia de Girona en un sitio ideal para realizar excursiones a pie o en bicicleta y desconectar del ritmo de la ciudad.
A Beget tampoco le faltan reconocimientos: ha sido certificado por la Agencia Catalana de Turismo como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) y forma parte de Los Pueblos Más Bonitos de los Pirineos, una marca que busca impulsar el posicionamiento turístico, cultural y patrimonial de la zona.
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