Los secretos de la Estatua de la Libertad, símbolo eterno de Nueva York

El icono de Nueva York esconde diversas curiosidades.

Berta Martín

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Cada año miles de personas reservan con meses de anticipación las entradas para visitar la Estatua de Libertad. La joya, considerada ya símbolo para siempre de la ciudad de Nueva York, está repleta de diversos secretos y curiosidades que seguramente no sabes. Repasarlos es una muy buena forma de dimensionar la importancia de este monumento y conocer por qué es diferente a los otros.

Ubicado en su propia isla, Liberty Island, este icono de la Gran Manzana ha aparecido en un sinfín de series y películas, como El Padrino, como una alegoría de la esperanza y las oportunidades que América representaba para quienes huían de la empobrecida Europa.

¿Cuándo se construyó y cómo fue trasladada a los Estados Unidos?

Uno de los hechos históricos que rodean este momento es de qué forma se construyó. En realidad no fue levantada por los norteamericanos, sino que es un regalo de otro país: Francia la obsequió a los Estados Unidos el 4 de julio de 1876, coincidiendo con el centenario de la Independencia de la nación.

Desde entonces, se ha convertido en todo un emblema, no sólo de la ciudad sino también del espíritu de progreso de sus residentes. Su forma la debe a Libertas, la diosa romana de la libertad, la figura elegida para el proyecto. Hablamos de Édouard de Laboulaye, un francés fanático de los Estados Unidos y preocupado por sus lazos con Francia.

Más allá de Laboulaye, hay muchos nombres propios sin los cuales la propuesta nunca se hubiera hecho realidad. Gustave Eiffel, arquitecto de la torre que lleva su apellido en París, participó activamente en el diseño de la Estatua de la Libertad. Asimismo, colaboraron otras personalidades de la época como Frédéric-Auguste Bartholdi, Eugène Viollet-le-Duc y Charles P. Stone.

Como era de esperar, el traslado no resultó una cuestión menor. El brazo de la antorcha y la cabeza viajaron antes para participar de la Exposición del Centenario y luego lo hizo el resto de la estatua en 350 piezas separadas. 200.000 ciudadanos neoyorquinos esperaban en el muelle para ser los primeros en verla a bordo del Isère. Otro detalle llamativo es que el pedestal no estaba listo; cuando concluyeron las obras de la base se procedió a reconstruir el monumento para que luciera su aspecto definitivo.

Un atractivo turístico repleto de detalles

Con el paso de los años y el avance del turismo internacional, la Estatua de la Libertad se transformó en uno de los atractivos más solicitados del planeta. Viajeros del mundo entero han recorrido su interior y hoy supera los cuatro millones de visitantes anuales.

No obstante, aunque la mayoría de los viajeros son conscientes del significado del monolito como un todo, ignoran sus detalles. Cada elemento que la conforma le confiere un atributo y ninguno de ellos es resultado de la casualidad sino de una minuciosa selección. Así, las más de 125 toneladas de acero y 30 toneladas de cobre que se utilizaron están plenamente justificadas.

La corona representa los rayos del sol extendidos, la tablilla rememora la Independencia y las cadenas y el grillete roto son signos inequívocos del final de la esclavitud. Los franceses, los padres de la democracia moderna, valoraban esto último especialmente.

Todos estos accesorios de la estatua, al igual que la propia imagen de Libertas, tenían el color del cobre el día de su inauguración. Pero hace ya varias décadas que aquellos tonos originales dieron paso a un verde pátina, que se ha formado como consecuencia de su oxidación.

Además, la antorcha que se observa actualmente no es la que Francia le regaló a los norteamericanos sino un reemplazo idéntico. La antorcha que llevaba hace un siglo y medio se encuentra en el Museo de la Estatua de la Libertad, en la misma isla de Liberty.

Estatua de la Libertad: fuente de inspiración constante

Es tal la adoración que este monumento genera que sus réplicas proliferaron en prácticamente cada rincón de los cinco continentes. Si bien está claro que la auténtica es la de Nueva York, uno podría hallar estatuas de la libertad en infinitas ciudades del mundo. París es el mejor ejemplo, con cinco miniestatuas. La más famosa está en la isla de los Cisnes, en el río Sena. Y las otras representaciones, cuatro en total, en espacios estratégicos como los Jardines de Luxemburgo y el Musée d'Orsay.

En Las Vegas, no sólo hay un duplicado de la figura sino también de todo el skyline de Nueva York con sus populares rascacielos. ¿Dónde? Ni más ni menos que en el hotel New York-New York, al que suelen acudir celebridades de distintos ámbitos artísticos.

Fuera de ellas, puedes toparte con réplicas en Visnes (Noruega), en Billund (Dinamarca) y en la localidad de Rawalpindi (Pakistán). Dentro de España está la localizada en los jardines de Salvador Dalí de Cadaqués, Girona, que destaca por sus dos antorchas. Cuenta la leyenda que fue realizada por el propio pintor y escultor, pero no hay pruebas que den por válida esta hipótesis.

Datos sobre su importancia

  • El 15 de octubre de 1924, la estatua fue declarada monumento nacional de los Estados Unidos.
  • El 15 de octubre de 1965 se añadió la isla Ellis.
  • Desde 1984 es considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
  • El nombre asignado por la Unesco es Monumento Nacional Estatua de la Libertad.
  • Desde el 10 de junio de 1933 se encarga de su administración el Servicio de Parques Nacionales de los Estados Unidos.
  • En el deporte, la Dama de la Libertad sirve de logotipo para el equipo de la NHL de los New York Rangers y en el equipo de baloncesto femenino de New York Liberty.
  • Altura de la estatua, desde la antorcha hasta la base: 46,05 m
  • Altura total del monumento, desde el suelo hasta la antorcha: 92,99 m
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