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Viajar en invierno como si fuera primavera: siete destinos para huir del frío

La costa de Lagos, en el Algarve portugués.

Roberto Ruiz

No todo el mundo lleva bien el invierno. Hay quien disfruta del frescor en la cara y del ritual de ponerse capas antes de salir de casa, pero también hay quien empieza a mirar vuelos en cuanto bajan las temperaturas. Para esos últimos siempre queda un plan alternativo: buscar un lugar donde el clima sea un poco más suave y donde el abrigo no sea tan imprescindible.

Lo bueno es que no hace falta complicarse demasiado. El Caribe está muy bien, sí, pero pilla lejos. A pocas horas de vuelo hay destinos donde el sol parece calentar con más fuerza, las terrazas siguen funcionando y los paseos resultan más agradables que en buena parte de la península. No prometen calor, ni mucho menos, pero sí esa sensación de descanso que da un tiempo más templado si el clima acompaña. 

Pensando en ello, reunimos siete propuestas ideales para quienes necesitan un respiro del frío: Madeira, Algarve, Islas Canarias, Malta, Sicilia, Chipre y Túnez. Lugares distintos entre sí, pero unidos por ese punto de suavidad que ayuda a hacer la maleta dejando las prendas más gordas en casa.

Madeira

En Madeira el invierno se vive de otra manera. Eso es así. La isla tiene un punto acogedor que se nota en cuanto uno empieza a caminar por Funchal, con sus cuidadas calles, sus jardines que se mantienen verdes todo el año y un ritmo de vida agradable. La mezcla de mar y montaña le da un carácter especial, con ese paisaje abrupto que asoma allá donde mires.

Caminando por las levadas de Madeira.

Al alejarnos un poco de la capital aparecen los miradores, los acantilados y las levadas (su famosa red de canales de irrigación del siglo XVI) que tanto identifican a la isla. Tenemos rutas que permiten ver la laurisilva desde dentro y que en invierno se disfrutan aún más, con senderos menos concurridos y un ambiente más relajado. No es que sea un destino de playa en esta época, pero sí un lugar donde la naturaleza sigue activa, el color permanece y el clima, cuando acompaña, nos da alas a la hora de recorrer la isla. 

Algarve

El Algarve es un valor seguro cuando apetece huir del frío sin alejarse demasiado. Sus pueblos mantienen vida durante todo el año y la luz del sur de Portugal tiene algo que, incluso en los días más grises, anima a salir. Lagos, Albufeira o Tavira conservan ese aire costero que se agradece en invierno, con calles blancas, terrazas abiertas y un ambiente que invita a dar una vuelta sin sentir ese golpe de frío típico de otras zonas.

Un barco pesquero en Tavira, Portugal.

Más allá de los cascos históricos, la costa ofrece acantilados, senderos marcados y playas amplias que en esta época se convierten en escenarios casi vacíos. Los colores del Atlántico cambian según el día, pero la sensación general es la de un destino amable, donde es fácil combinar pequeños paseos con visitas a pueblos bonitos, y siempre con una gastronomía marinera que deja huella. El Algarve es siempre un planazo, pero la buena noticia es que en invierno también lo es.

Islas Canarias

Las Islas Canarias son, para muchos, la escapada más evidente cuando el invierno se hace largo. Lo bueno es que funcionan igual de bien para quien solo busca pasear con una chaqueta ligera como para quien quiere perderse por rutas volcánicas o asomarse a miradores espectaculares. Eso sí, cada isla es distinta y, dentro de ellas, los microclimas pueden cambiar mucho de una zona a otra. No es lo mismo el sur que el norte, ni el litoral que las zonas altas. Pero, en general, ofrecen ese clima suave que tanto se agradece en los meses fríos.

Fuerteventura es una de las islas con clima más templado de las Canarias.

La variedad es enorme. Desde playas urbanas y piscinas naturales, hasta senderos que atraviesan paisajes casi lunares y pueblos donde el tiempo parece ir a otro ritmo. Hay islas más tranquilas y otras más animadas, pero todas comparten algo básico: permiten viajar en pleno invierno con una sensación mucho más amable que en la península, siempre y cuando el día acompañe. Es una especie de pausa que funciona muy bien cuando uno necesita desconectar del frío. 

Malta

Malta tiene ese punto intermedio entre destino cultural y escapada mediterránea que encaja muy bien en invierno. La Valeta es fácil de recorrer, con cuestas suaves, miradores, calles estrechas y edificios monumentales de color arena. El clima suele ser benigno, lo justo para moverse con una prenda ligera y aprovechar las horas centrales del día sin preocuparse demasiado por el frío.

Visitar La Valeta en invierno nos aleja de su ajetreo turístico del resto del año.

Más allá de la capital, la isla ofrece pueblos tranquilos, acantilados impresiona­ntes y pequeñas rutas que permiten descubrir lugares como Mdina, Mosta o los alrededores de los acantilados de Dingli. El mar está presente en casi todo el recorrido, aunque no sea temporada de baño, y aporta ese toque de paisaje abierto que se agradece en invierno. Es un destino manejable, cómodo y con suficientes planes para llenar varios días de desconexión.

Sicilia

Sicilia es grande, variada y perfecta para quienes buscan un viaje cultural sin el frío que domina otras zonas de Europa en estas fechas. Ciudades como Palermo, Catania o Siracusa permiten moverse por calles cargadas de historia, entrar y salir de mercados, visitar monumentos y recorrer barrios antiguos sin encontrarse con temperaturas especialmente duras. 

Arancini, típicamente siciliano.

Al alejarse de las ciudades aparecen paisajes muy distintos entre sí: la reserva del Zingaro, pueblos costeros como San Vito Lo Capo o acantilados tan llamativos como la Scala dei Turchi. Son lugares en los que basta un día templado para disfrutarlos. Ten en cuenta que el Valle de los Templos es una visita obligatoria, como también lo podría ser acercarse al Etna, aunque no sin antes comprobar en qué momento de actividad se encuentra. Además, jamás pases por alto la gastronomía siciliana.

Chipre

Chipre tiene un clima que suele acompañar en invierno, lo justo para recorrer sus ciudades costeras con una capa ligera. Lugares como Pafos, Lárnaca o Limassol mantienen un ambiente agradable en esta época, con paseos marítimos tranquilos y un ritmo más relajado que el resto del año. El paisaje mediterráneo está presente en cada rincón, con tonos suaves y coloridos que se mantienen incluso en los meses más fríos.

La ciudad de Kyrenia, en Chipre.

La isla combina espectaculares restos arqueológicos como las ruinas de Kourion, playas amplias y pequeños puertos que ayudan a crear rutas variadas sin necesidad de recorrer grandes distancias. En invierno hay menos gente, las visitas a los yacimientos resultan más cómodas y los días con buen tiempo permiten estirar más el tiempo al aire libre. Sin ser un destino de calor, sí ofrece una alternativa interesante para quienes buscan viajar lejos del frío. 

Túnez

Túnez es una excelente escapada cuando apetece un cambio de paisaje sin alejarse demasiado. Las zonas de Hammamet o Sousse son un buen ejemplo de ello: ciudades blancas, medinas animadas y una línea de costa que cautiva incluso fuera de temporada. En pleno invierno se puede recorrer la parte antigua, entrar a los mercados y pasear por los alrededores sin que el clima se vuelva un obstáculo.

El anfiteatro de El Djem, en Túnez.

El mar está siempre cerca, al igual que los paseos marítimos y las playas amplias que, aunque no sean para bañarse en esta época, dan mucha vida al viaje. La arquitectura, los colores y el ambiente local ayudan a crear una sensación de desconexión inmediata. ¿Sitios imprescindibles que deberías incluir? Sin duda Sidi Bou Said, el sitio arqueológico de Cartago o el Anfiteatro de El Djem deberían de estar en tu lista sí o sí.

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