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Este blog corresponde a Alternativas Económicas, una publicación mensual que te explica la información económica desde un punto de vista social.

Los ricos ven a la familia más a menudo

Ilustración: PERICO PASTOR

Emma Bonvehí

En la sociedad del crecimiento perpetuo –donde, evocando al sociólogo Hartmut Rosa, quien cae de la rueda del hámster pierde empleo, agenda, contactos, reconocimiento o estima social, y que debería reemplazarse por un nuevo Estado que garantizara un ingreso mínimo a todos sus ciudadanos–, las relaciones entre unos y otros vienen condicionadas por la renta. 

Quien piense que en España el acelerón de la tecnología de la última década ha aupado la relación personal virtual en detrimento de la física y real quedarán sorprendidos al revisar los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE): de 2006 a 2015, el porcentaje de adultos (más de 16 años) que se reúne con frecuencia diaria o semanal con sus familiares ha aumentado del 59,7% al 62,6%, mientras el que corresponde a quienes se ven menos o nunca bajó cuatro puntos en el mismo período.

La frecuencia ha aumentado más aún entre los ciudadanos que constituyen el 20% de la población con ingresos más altos (del 56,6% al 63%). Por el contrario, el 20% de la población con renta más baja ha reducido sus reuniones con familiares (del 62,1% al 56,6%).

Ahora bien: el contacto diario o semanal con parientes y amigos a través de Internet, SMS o teléfono ha aumentado en todos los casos, y en la misma proporción, sean cuales sean los ingresos. 

Otro factor que condiciona los usos del tiempo es el género. La entrada masiva de la mujer en el mercado laboral no se ha traducido en un cambio en el reparto de responsabilidades relacionadas con el hogar, los hijos o el cuidado de personas dependientes. 

De todas las actividades del día –cuidados personales, trabajo remunerado, estudios, medios de comunicación, trabajo voluntario y reuniones, hogar y familia, aficiones e informática, deportes y actividades al aire libre, vida social y diversión, trayectos y empleo del tiempo no especificado–, los hombres dedican en todos los casos más tiempo a cada una de ellas que las mujeres. Salvo en un caso: el hogar y la familia. Pero es que, además, la mujer le destina casi el doble de tiempo que el hombre (4:29 horas frente a 2:32 horas, respectivamente).  

Nueve de cada 10 mujeres realizan tareas domésticas –especialmente cocinar, lavar la ropa y limpiar la casa– y se ocupan de cuidar ancianos, niños y personas dependientes, mientras que en el caso de los hombres, que le dedican la mitad de tiempo, el porcentaje desciende al 74,7%. La diferencia es mayor, según la Encuesta de Uso del Tiempo del INE (de 2010, actualizada en 2015) en el caso de los hogares constituidos por una pareja con hijos. 

La proporción de hombres que reducen las horas de trabajo para cuidar a los hijos menores de ocho años durante un tiempo es del 2%, mientras que la cifra alcanza el 20% en el caso de las madres. 

[Este artículo ha sido publicado en el dossier del número de verano de la revista Alternativas Económicas, dedicado a la gestión del tiempo. Ayúdanos a sostener este proyecto de periodismo independiente con una suscripción]

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