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Isla Mágica volverá a cerrar la temporada con pérdidas

Manifestación de la plantilla de Isla Mágica tras la presentación del último ERE.

Olga Granado

Isla Mágica encara la recta final de 2013, su año de transición de la mano de los nuevos propietarios de Looping Group con la urgencia de concretar su proyecto para el futuro y negociar el nuevo convenio colectivo porque el vigente expira el 31 de diciembre. Looping Group espera terminar la temporada (el primer fin de semana de noviembre porque este año no habrá campaña navideña) con beneficio operativo, es decir sin contar con las deudas que arrastra el primer parque temático de Andalucía y que superan los 20 millones de euros. No será posible porque este ejercicio concluye también con pérdidas, según fuentes de la empresa.

Este jueves 7 de noviembre está previsto que el nuevo director general, Arnaud Coste, se reúna en Sevilla con los representantes de los trabajadores, en un momento en que la situación es tensa, entre otras cosas porque la plantilla todavía espera conocer el compromiso de inversión en el parque temático para hacerlo viable en vista de que estos meses no se ha notado un cambio en la gestión, sino más bien inercia del periodo anterior.

En este contexto, los trabajadores confían en que Isla Mágica levante cabeza después de haber estado a punto del cierre. No era la primera vez, ya que desde su inauguración en 1997 ha pasado por tres ERE (expediente de regulación de empleo), suspensión de pagos e incluso una salida a concurso público (que quedó desierto).

De hecho, aunque en 2000 fue la entrada de las cajas de ahorros lo que salvó a Isla Mágica, precisamente la participación de estas ha hecho que ahora haya sufrido las consecuencias de la evolución de las entidades financieras y los daños colaterales de las fusiones. La absorción de Banca Cívica -que controlaba el 82,78% de la acciones- por CaixaBank dejaba fuera de juego a Isla Mágica porque desde Cataluña no tenían ya ningún interés en lo que consideraban una carga.

La venta a Looping Group, empresa con experiencia en este tipo de instalaciones ya que controla otras ocho en Europa, ha llegado con el compromiso de construir en el recinto un parque acuático de unos 10.000 metros cuadrados, para lo que invertirán unos seis millones de euros. La idea es abrirlo a mediados de junio de 2014, para lo que la empresa ultima todos los detalles.

De todas maneras, Ana Pérez Luna, presidenta del comité de empresa, lo acoge con cautela: “Todo lo que sea ampliar oferta es positivo pues genera más empleo para la plantilla cuyas horas y tiempo son más inestables, siempre y cuando sea un espacio complementario, que no fagocite a Isla Mágica, porque si terminamos convirtiéndonos en un parque acuático, estaremos hablando primero, de un proyecto distinto, y segundo, probablemente del riesgo de que la apertura se concentre en tres meses, lo que sería muy negativo los trabajadores, que necesitan como mínimo seis para poder acceder el resto del año a algún tipo de prestación en caso de no encontrar otro empleo”.

Eso sí, para la plantilla -que ha sacrificado a 22 trabajadores en el reciente ERE- es un alivio ver que la empresa tiene intención de invertir porque estaban convencidos de que hubiera cerrado si CaixaBank no hubiesa encontrado comprador. “Sin duda de todas las negociaciones y situaciones que hemos pasado, esta ha sido la más dura con diferencia. Es la primera vez que he visto un riesgo alto de cierre de la empresa”, interpreta la representante de los trabajadores, que exige ahora que la empresa les concrete datos. “Es decir, su proyecto para Isla Mágica, cuánto va a invertir, cómo piensa mejorar la situación, porque nosotros ya hemos hecho nuestra parte”, subraya.

Historia con vaivenes

Por su parte, Antonio Peláez, que ha estado vinculado a Isla Mágica a lo largo de toda su historia, primero como director de operaciones y hasta este año como director general, es optimista. “No se acaba una etapa, sino que empieza otra de revitalización y diversificación desarrollo por un grupo con experiencia en parques temáticos y con un fondo de inversión fuerte detrás”, expone. También reconoce que el parque temático se ha visto perjudicado especialmente por la subida del IVA del 8% al 21%, al no haber sido considerados estos espacios dentro del sector turístico, lo que solo hubiera conllevado un incremento de dos puntos.

Isla Mágica parece tener así un futuro prometedor en el que ha sido su peor año después de haberse consolidado con una media de 700.000 visitantes por temporada una vez superado el efecto champán del estreno en 1997. Ese futuro pasa también por la paulatina salida de las administraciones de su accionariado -el Ayuntamiento de Sevilla es el primero que se lo está planteando- aunque su tutela ha sido clave hasta ahora para salvarla del cierre y convertirla en un dinamizador de la economía. “Isla Mágica no es una isla, con un hotel propio como ocurre en la mayoría de los parques temáticos, lo que propicia que los visitantes que tengamos repercutan en los servicios turísticos de Sevilla y también de la costa de Huelva o Cádiz”, recalca Antonio Peláez. Esto es especialmente importante en periodos de baja afluencia de visitantes. De hecho, hay una treintena de hoteles que mantienen paquetes con Isla Mágica.

Looping Group posee el 82,78% de las acciones, compradas a CaixaBank. El resto de los accionistas son Unicaja, con el 6,97%, Ogden International Europe (2,8%), Aldeasa (1,77%), el Ayuntamiento de Sevilla (1,73%), Acciona (1,35%), la Diputación de Sevilla (1,41%), Caja España (0,75%), la Gerencia Municipal de Urbanismo (0,25%) y la Corporación Industrial Financiera Banesto (0,19%).

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