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Los universitarios andaluces auguran “un año intenso” en reivindicaciones

El Sindicato de Estudiantes ha convocado una huelga de tres días

Alejandro Ávila

Arranca el curso 2014-2015 y a los universitarios se les acumulan los problemas como piezas de Tetris. Las matrículas suben, las becas bajan, a los profesores jubilados apenas se les reemplaza y el nivel de exigencia no para de crecer. Mientras tanto, para muchos de ellos las aspiraciones profesionales se limitan a “poner hamburguesas con un título de grado y otro de máster debajo del brazo”, tal y como ironiza con amargura Ignacio Hernández, delegado general de estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide.

Si hace dos años las movilizaciones y los paros académicos contra los recortes fueron la tónica general, el curso pasado, becas erasmus y salidas de tono del ministro Wert aparte, transcurrió sin grandes sobresaltos para el alumnado. Este año, sin embargo, “tenemos planeado que sea un año intenso”, advierte Luis Centeno, presidente del Consejo de Estudiantes (CEUMA).

Para empezar, el Sindicato de Estudiantes ha convocado tres días de huelga “masiva” del 21 al 23 de octubre. Las posturas de los portavoces del alumnado universitario oscilan entre el deseo de aprovechar la oportunidad y el de guardar fuerzas para un curso que aventuran conflictivo ante un posible decretazo para reformar la universidad. La Universidad de Sevilla, con más de 60.000 estudiantes, “apoya la manifestación unitaria por la Educación Pública del jueves 23”, mientras que desde la Pablo de Olavide secundan tanto la movilización como “un paro parcial convocado por los sindicatos a las 12 de la mañana. El seguimiento el año pasado fue del 80% y, de momento, todas las clases han votado a favor del paro académico”.

Varias universidades andaluzas, como la de Málaga o la de Huelva, han aprovechado la ocasión para organizar este martes la Noche en Verde. “Nos planteamos este encierro como un pistoletazo de salida. Queremos generar información y debate, sobre todo, entre los alumnos de primer curso para que entiendan los problemas que está viviendo la universidad con los recortes”. Los representantes estudiantiles de Andalucía decidirán este fin de semana el calendario de movilizaciones para el resto del curso.

Revindicaciones

Las reivindicaciones para este año están claras: que la prueba de idioma extranjero, nueva condición sine qua non para aprobar la carrera, sea gratuita y que los estudios universitarios no se conviertan en el famoso 3+2 (tres años de grado y dos de máster). Hernández, de la UPO, aclara que “se han dado cuenta de que los masters de un año son ridículos. Como han devaluado el máster, han decidido quitarle un año al grado y meterle otro más al máster”. Centeno, desde la Universidad de Málaga, explica que matricularse en un máster sale mucho más caro y que el nuevo sistema “implica hacer media licenciatura en el grado y la otra media con dos años de máster a precio de máster”. Las tasas de matriculación de los máster suelen doblar las del grado.

Sobre la prueba de idioma extranjero, Alfonso Torres, del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Sevilla, afirma que “a nivel andaluz, queremos conseguir una reducción de las tasas. Con la nueva normativa de la Junta de Andalucía uno no puede obtener el título universitario sin el certificado de idiomas. Es un sobrecoste para el estudiante y los institutos de idiomas no están preparados para asumir este volumen de estudiantes. Se está generando una burbuja de gente que no puede terminar la carrera”. Por su parte, Víctor Peña, secretario de la delegación del alumnado de la Universidad de Cádiz, asegura que “nuestra principal reivindicación para este curso es abolir la acreditación de idiomas o que se pueda obtener de manera gratuita. Se trata de un gasto muy importante en una época en la que ya estamos pagando más que suficiente”.

Degradación de la calidad de la enseñanza

Mientras tanto, la calidad de la enseñanza universitaria, según la opinión general de los representantes estudiantiles, se sigue degradando y señalan la bajísima tasa de reposición del profesorado como una de las mayores culpables. Pablo Martín, delegado del consejo de alumnos de la Universidad de Huelva, asevera que se trata de “un problema desde que entró en vigor el decreto de 2014. De cada diez profesores que se jubilan, sólo entra uno nuevo. La edad es cada vez más elevada y apenas entra nuevo talento. Los sistemas de enseñanza se quedan anticuados y, como hay menos profesores, tienen que dar más horas de clase, acumulan más cansancio y se reduce la calidad educativa”. “Es, con diferencia, una de las cosas que más daño hace hoy en día a la universidad pública, por no hablar de que los nuevos doctores ven cercenadas sus posibilidades de entrar en la universidad”, apuntala Torres.

Ante la cascada de recortes, muchas universidades se ven obligadas a sacar ayudas propias. Alejandra López, presidenta del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Córdoba, recuerda que el Ministerio de Educación ha denegado muchas becas, ya que “como los requisitos para solicitar una beca se han endurecido, la Universidad ha tenido que sacar una convocatoria de ayudas propias. Se trata de que el alumno tenga otro recursos a los que acceder”. Agustín Mora, portavoz de la delegación general de estudiantes de la Universidad de Granada, señala en ese sentido que “el nuevo sistema de becas no es justo con los estudiantes. Creemos que las becas son un derecho para poder estudiar y no un premio para quien estudia mejor”.

Peña subraya que “hace dos años, en mitad del curso, la Junta de Andalucía recortó su cuantía al programa Erasmus y tuvimos que lidiar con el problema, planteárselo a la universidad y tratar con los más de 500 alumnos afectados. Al final fue la universidad la que afrontó el pago y la que se convirtió en nuestro salvavidas”. Este año, si no hay sorpresas de última hora, las ayudas complementarias del Gobierno autonómico al programa Erasmus oscilarán entre los 100 y los 250 euros.

“Más inversión pública y más voluntad política”

Mora, al igual que la mayoría de sus compañeros, cree que la mejora de la educación pasa por darle más voz a los propios estudiantes. “Es importante que los alumnos puedan implicarse en la universidad. Hay que permitirles que puedan opinar sobre su propia formación”. Peña, de la UCA, es conciso y cree que la universidad necesita “más financiación pública y más voluntad política”, mientras que Martín, de la UHU, apuesta por que los estudiantes se comprometan más. Torres, por su parte, lo resume así: “hace falta más participación, más recursos y unos cambios normativos más estables y que doten de mayor autonomía a las universidades, que es escasa”. Centeno, de la UMA, cree que la universidad pública necesita “más inversión en profesores, formación y equipamiento. El alumno se tiene que implicar más, los profesores se tienen que actualizar y hay que mejorar la investigación”.

Ignacio Hernández, de la UPO, lo tiene claro: “no se puede cambiar la ley de educación cada cuatro años. Debería haber un debate de verdad sobre educación con todos los actores implicados”. Carlos Reja, presidente del consejo de estudiantes de la Universidad de Jaén, añade un detalle más: “la universidad pública necesita la figura del profesor asociado, del que han prescindido muchas universidades por culpa de la tasa de reposición. Son profesores que trabajan en un ambiente de empresa y que además dan clases en la universidad. La universidad los necesita, necesita que las empresas colaboren con ella y que los alumnos sepan aplicar los conocimientos teóricos en el mundo laboral”.

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