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Los universitarios sevillanos se rebelan contra sus rectores

Seguridad detiene a los estudiantes a la entrada del claustro/ Foto: José Sierra

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La mecha ha prendido entre los universitarios sevillanos. Si la semana pasada los alumnos de la Universidad de Sevilla (US) eran noticia por bloquear la reforma de la evaluación continua, esta semana lo han sido por exigir la dimisión de su rector, Antonio Ramírez de Arellano, la secretaria general, Concepción Horgué y la vicerrectora de estudiantes, Pastora Revuelta. Por su parte, este mismo miércoles los estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) han renunciado a su puesto en el consejo de dirección alegando “un profundo sentimiento de decepción” con su rector, Vicente Guzmán, quien, aseguran, ha incumplido sus promesas “de forma sistemática”.

En el caso de la US, los estudiantes creen que no se está escuchando su voz, y han convocado, tras las vacaciones de Navidad, un referéndum para votar la reforma del sistema de evaluación. Más de doscientos alumnos impidieron hace una semana que se celebrara el claustro donde se votaba la eliminación de los parciales, al considerar que su representación estaba mermada al no haberse convocado elecciones para las plazas vacantes. “Es la gota que colma el vaso”, afirma Ana Paniagua, delegada del Consejo de Alumnos (Cadus).

El rectorado los acusa desde entonces de haber empleado la violencia, mientras el Consejo de Gobierno, celebrado este miércoles, ha condenado que se impidiera “por la fuerza” que los claustrales pudieran ejercer “el ejercicio legítimo de su derecho de representación”.

“Una cortina de humo”

El Cadus lo considera una “cortina de humo” para ocultar la “mala gestión” que ha llevado a cabo el rector durante los tres años de su mandato. La exigencia de dimisión es, dicen los alumnos, una “decisión meditada” ante la “falta de transparencia”, los problemas de infraestructuras en centros como la Facultad de Medicina y la Escuela Politécnica Superior o las reformas no consensuadas.

Desde la UPO tampoco ocultan su decepción con el rectorado. Los estudiantes afirman que, a pesar de ser la primera universidad en incluir al delegado de alumnos “dentro de un órgano antes sólo reservado al rector y a sus vicerrectores”, han optado por renunciar a su puesto en el consejo de dirección. Su delegado, Ignancio Hernández, considera especialmente grave que se haya suprimido el vicerrectorado de estudiantes. y habla de “desencuentros” en las reformas normativas, los procesos de matriculaciones o la creación de una tercera semana de exámenes.

“No se ha contado con nosotros para cosas que van desde el horario de apertura de biblioteca hasta la creación de un centro adscrito. Hemos pedido representación en el postgrado de la universidad y lo han limitado a una única alumna, algo que me parece ridículo. Son cuestiones tanto de fondo como de forma”, concluye el representante del alumnado.

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