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Ocho cifras para entender la situación de las mujeres investigadoras en Andalucía

Gráfico mujeres y ciencia en Andalucía

Sonsoles Valenzuela

La desigualdad hacia las mujeres y las niñas, por ser un fenómeno transversal, está presente en todos los ámbitos, entre los que se incluye la Ciencia. Desde Andalucía, entidades se afanan en medir con enfoque de género esta realidad, dando a conocer la situación real de las mujeres que se dedican a la investigación y aportando conclusiones que sirvan para orientar las políticas públicas, las ayudas y los programas de investigación. Todo con el fin de dar impulso y lugar a la carrera investigadora de las mujeres, así como de apelar a que cada sector se implique desde su ámbito de acción para que así sea.

Con motivo del 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la Agencia Andaluza del Conocimiento ha presentado este viernes el informe 'Mujeres en el Sistema Andaluz del Conocimiento 2016' en la Casa de la Ciencia de Sevilla. Lo hace de forma adelantada, ya que sus conclusiones finales saldrán el próximo julio, a fin de sumarse a la jornada que reivindica el papel de las mujeres en la ciencia, en clave de pasado, presente y futuro.

La presencia de las mujeres dedicadas a la investigación en Andalucía, mirando la evolución de los últimos años, está mejorando. Con este aire positivo comienza la presentación del estudio por Marina Vera Valencia, Coordinadora del Departamento de Estudios Tecnológicos y Prospectiva de la agencia, junto a Manuel Torralbo, secretario general de Universidades, Investigación y Tecnología de la Consejería de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía. Se trata de un informe recopila y aglutina distintos indicadores y estadísticas recogidas por organismos oficiales y regionales (INE, IECA, MECD, etc.) y aborda la presencia y rol que juegan las mujeres en los distintos organismos y entidades que conforman el sistema regional de innovación.

La investigación en Andalucía aún no alcanza la paridad

Uno de los primeros datos que Marina Vera señala como destacables es el de mujeres dedicadas al I+D en Andalucía, “un 41,4% de mujeres frente al 40,4% del conjunto de España, con 9.578 mujeres trabajando como investigadoras y como técnicos y auxiliares de I+D en la comunidad autónoma”.

Casi alcanzada la paridad en el sector público

De estas cifras de mujeres en el I+D, por sectores algo cambia. “En la administración pública se ha producido una notable mejora y casi se ha alcanzado la paridad con un 49,5% de mujeres dedicadas a I+D, mientras que en la universidad se supera el 45%. Si bien, en cuanto al sector privado, ”las mujeres apenas suponen una de cada tres personas dedicas a la investigación (el 29,4%)“.

39% de las mujeres en I+D

Del total de mujeres en I+D, por perfiles las investigadoras representan el 39,13% y el personal técnico y auxiliar el 44,5%, alcanzando en el sector público el 53% y en la universidad el 54%.

Casi el 80% de las mujeres investigan en el sector público

Por sectores, las mujeres dedican su labor en las universidades (49,77%), seguido de la administración pública (28,54%), las empresas (21,52%), y de forma simbólica las entidades sin fines de lucro (0,17%). Así, las mujeres desempeñan su labor investigadora principalmente en el sector público, representando el 78,3% del total, pero cuando miramos al sector privado, las cifras caen. Uno de los retos, señala Torralbo, “es que aumente la presencia de las mujeres investigadoras en las empresas, que éstas apuesten por ellas”.

Preferencia por las ciencias exactas y naturales

En cuanto a las áreas de investigación, las científicas andaluzas que destilan talentos en la universidad se declinan más por las ciencias exactas y naturales (24,6%) y por las ingenierías (21,5%), descendiendo la elección por las ciencias sociales y las humanidades (17,6% en ambos casos), y las ciencias de la salud (16,3%). Respecto a las científicas que trabajan en la administración, apuestan por áreas de ciencias de la salud en su mayoría, con un 65,5% y tienen mucha menos presencia en las ciencias agrarias (17,6%) y las ciencias sociales (6%).

Más de la mitad del alumnado mujeres, y solo un 20% son catedráticas

Analizando el ámbito universitario, también rescatan otras conclusiones: “en nuestra comunidad encontramos más mujeres con estudios superiores que hombres e incluso es mayor el número de tesis doctorales aprobadas por ellas”, explica Marina Vera. En cambio, conforme se escala en jerarquía en la carrera investigadora y en los puestos de poder o de espacio público, empiezan las trabas a las mujeres investigadoras y caen las cifras en presencia. Este fenómeno se mide con el indicador conocido como el ‘efecto tijera’. Así, se explican los siguientes datos del informe: las mujeres investigadoras está representadas paritariamente hasta la realización de la tesis. A partir de ahí, las cifras caen y son catedráticas un 20,7% frente a un casi 79,3% de catedráticos. Ídem de lo mismo sucede en los puestos de liderazgo de los grupos de investigación, en los que ellas ocupan el 26% y ellos, nuevamente son las cabezas visibles con un 74% de los puestos.

Las mujeres científicas van viendo cómo para ellas se va complejizando continuar con la trayectoria profesional por diversos motivos, unos más evidentes, otros más sutiles: maternidad, estereotipos, falta de apoyo o de financiación, etc. Mientras que ellos, “siguen adquieren méritos” ellas entran y salen de la carrera investigadora o simplemente, la paran.

El techo de cristal se reduce un punto

Otro índice que explica esta desigualdad de género, que ocurre no solo en la ciencia sino también en otras disciplinas, en los consejos de administración de las empresas europeas o en política, se llama techo de cristal. Esta metáfora, acuñada por las expertas en investigaciones con perspectiva de género, se refiere a la existencia de barreras invisibles con las que se encuentran las mujeres a la hora de abrirse paso en su carrera profesional, de acceder a oportunidades e ir progresando hacia puestos de mayor responsabilidad.

El índice se traduce de la siguiente manera: el indicador toma como referencia el valor 1, que significaría que no existe desigualdad. Por tanto, cuanto más se aleja del valor 1, mayor es la desigualdad. Así, destaca en el informe que desde el curso 2008-2009 se ha reducido en casi 1 punto el techo de cristal en Andalucía, pasando del 2,6 a 1,8, equiparado a la media nacional.

Solo un 3% en las patentes llevan nombre de mujer

Explicadas las principales trabas, el fenómeno del ‘efecto tijera’ y el índice del ‘techo de cristal’, no es de extrañar que el informe refleje que solo un 3% de las solicitudes de patentes estén presentadas por mujeres. Por lo que mejorar en este aspecto es un reto. En este sentido, Torralbo ha recalcado “la necesidad de fomentar que las estudiantes se acerquen a las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (materias STEM).”

Del diagnóstico a las soluciones

El informe, concluye Marina Vera, “pretende ser un diagnóstico de la realidad de las mujeres dedicadas a la investigación y desarrollo en Andalucía, mostrando una serie de indicadores que sirvan de orientación a entidades y políticas públicas que estén dedicadas a evaluar o actuar en esta realidad”.

Por su parte, el representante de la Consejería de Economía y Conocimiento ha señalado que “contar con datos de este tipo, reales y fiables, contribuye a mejorar las políticas públicas y a incluir medidas de corrección que ayuden a paliar las desigualdades generadas por cuestión de género”. Asimismo ha calificado la perspectiva de género como “un aspecto innegable a tener en cuenta a la hora de diseñar estas políticas, como estableciendo cotas de paridad, que no son para discriminar a los hombres, sino para igualarlas a ellas”. También, un sendero que sirva como herramienta para conceder ayudas o establecer presupuestos; entre otras acciones.

Como conclusión, otra orientación final: “nos gustaría que se avanzara más rápido pero la carrera científica es algo a largo plazo y los cambios son paulatinos”. Asimismo, “es necesario que todos los ámbitos de la sociedad se impliquen en paliar la discriminación hacia las mujeres. Una sociedad que no es igualitaria pierde muchísimas oportunidades de ser mejor, de progresar más y de ser más justa. No aprovechar la mitad del talento es un sinsentido”.

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