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Recuperan en Ricla (Zaragoza) los restos de seis personas asesinadas en el 36 y enterradas en una fosa común

Los trabajos comenzaron el pasado 4 de noviembre.

Marta Salguero

Zaragoza —

A las 8.00 horas, un equipo de antropólogos y arqueólogos comienza a excavar una fosa común en Ricla (Zaragoza) bajo la atenta mirada de los familiares, que siguen los trabajos con una emoción contenida. Los primeros restos humanos no tardan en aparecer. Buscan a cinco personas asesinadas el 13 de agosto de 1936: a Lorenza y Petra, dos madres preocupadas que fueron a denunciar la desaparición de sus hijos, y a tres ferroviarios -Sebastián, Tomás y Zacarías- que se encontraban en ese momento en la estación de ferrocarril de Morés (Zaragoza). Los cinco fueron fusilados y arrojados a una fosa común por “acto de guerra”, como figura en los registros del Ayuntamiento.

Es la escena que se ha vivido en el cementerio de Ricla, donde esta última semana se han llevado a cabo los trabajos de exhumación de la fosa. Hace seis años, los familiares de Petra y Lorenza se pusieron en contacto con la Asociación por la Recuperación e Investigación Contra el Olvido (ARICO) con la intención de recuperar los restos de sus seres queridos y poder enterrarlos con dignidad.

Sin embargo, la excavación se ha ido retrasando durante estos años por una razón recurrente: la falta de financiación. Un obstáculo que, en esta ocasión, era todavía más grande dada la magnitud de la fosa: “Hemos hecho exhumaciones en otras fosas pequeñas con la ayuda de las familias y con el dinero conseguido en campañas de crowdfunding, pero esta vez necesitábamos más dinero porque buscábamos los restos de cinco persona”, apunta Miguel Ángel Capapé, portavoz de Arico.

Finalmente, se han podido realizar los trabajos con un coste de 18.000 euros gracias a una subvención que esperan recibir de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), en cuyo presupuesto aparece una partida de 150.000 euros a repartir entre distintas asociaciones para estos fines.

De esta forma, Aragón tacha una fosa común de su larga lista. Según un mapa elaborado por el Gobierno de Aragón entre 2007 y 2010, hay cerca de 600 fosas repartidas por todo el territorio.

Buscaban los restos de cinco personas y han aparecido seis

Los trabajos comenzaron el pasado 4 de noviembre y se prolongaron durante cinco días debido a la lluvia y a la complicación de la fosa. Capapé señala que en un espacio de 2 metros x 90 centímetros se encontraban los restos de seis personas –una más de las que esperaban- colocados en dos niveles distintos. Los huesos ubicados en el nivel inferior estaban más deteriorados y esto ha complicado su identificación, precisa.

Estos restos corresponden a Petra Lozano Forcén y Lorenza Morlanes, dos mujeres, de 48 y 43 años, vecinas de Morés. Ambas fueron fusiladas tras denunciar la desaparición de sus hijos. Junto a ellas fueron enterradas en esta fosa tres trabajadores ferroviarios, que estaban destinados en la estación de ferrocarril de Morés. Se trata de Sebastián Rueda, natural de Jaén, de 28 años y padre de una hija de un año; Tomás Sanz, de 37 años de edad, natural de Valencia y padre de dos hijos, de 7 y 2 años y Zacarías Arranz, de 27 años, natural de Soria y padre de dos hijos, del que todavía no se han localizado familiares. Por el contrario, se desconoce la identidad de la sexta persona aparecida en la fosa.

Morés sufrió la pérdida de muchos de sus habitantes

Desde la organización apuntan que Morés sufrió la pérdida de muchos de sus habitantes, después de que la Guardia Civil del puesto de Sabiñán, encabezada por el brigada jefe de puesto Juan Martínez Valtueña, apoyada por un grupo de falangistas de La Almunia de Doña Godina, entrara en el pueblo, declarara el estado de guerra y destituyera a los cargos del Ayuntamiento.

Muchos detenidos fueron trasladados a las prisiones de Calatayud y desaparecieron en algunas fosas comunes de la zona, como les ocurrió a Narciso Crespo Lozano y Antonio Lozano Morlanes, fusilados el 10 de agosto. Tres días después, les tocó el turno a sus madres, Lorenza y Petra, cuyos restos acaban de ser recuperados.

Capapé apunta que esta no es la única fosa que se encuentra en Ricla. Hay más. De hecho, en el registro del Consistorio hay anotadas 45 personas asesinadas y enterradas en el municipio en 1936. Muchas de ellas se encuentran dentro del cementerio, ya que el alcalde de la localidad no quería que hubiera “enterramientos clandestinos” en su término municipal y los enterraban en un rincón del cementerio, comenta Capapé.

Los restos humanos hallados en esta fosa serán analizados en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense por el antropólogo Javier Iglesias. El análisis del ADN se llevará a cabo en el Laboratorio de Zaragoza.

Una vez analizados se entregarán a los familiares de las víctimas y se colocará una placa conmemorativa tanto en el cementerio de Morés como en el de Ricla. En este último, se enterrarán también los restos de Zacarías, en el caso de que no se consiga localizar a sus familiares, junto a los de la sexta persona aparecida en la fosa, de la que se desconoce su identidad.

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