La política amplifica el fenómeno de la inmigración, que no está entre las principales preocupaciones de la ciudadanía

Imagen de archivo de la oleada de solidaridad que se generó en Tenerife con la apertura del campamento para migrantes de Las Raíces

Natalia G. Vargas

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Apenas hubo tiempo para las migraciones en los debates políticos previos a las elecciones locales y estatales de este año. Los candidatos pasaron de puntillas sobre las muertes en la ruta canaria o la masacre de Melilla. Aun así, las escasas menciones a este fenómeno fueron en su mayoría acompañadas de conceptos como “crisis” o “problema”. Algunos políticos han tratado de imponer durante la campaña (y también fuera de ella) la inmigración como uno de los problemas de la ciudadanía. Sin embargo, las estadísticas revelan que no está entre las preocupaciones principales de las familias de las Islas.

El último sociobarómetro de Canarias, publicado en julio por la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), evidencia que las migraciones no figuran siquiera entre los diez asuntos que más afectan a los canarios y canarias. En los tres primeros puestos están el sistema sanitario, la crisis económica y el paro. Por encima de la inmigración están también la inflación, la inseguridad ciudadana, las infraestructuras, la pobreza, la falta de vivienda, la limpieza de las vías, los aparcamientos y el tráfico. 

La inmigración escala algunas posiciones cuando a los encuestados se les pregunta sobre “el problema de Canarias que necesita una solución más urgente”. En este caso, el fenómeno se sitúa en el puesto número siete por debajo del paro, la sanidad, la economía, las infraestructuras, la vivienda y la inseguridad ciudadana. 

“En general, sobre todo en España, existe una gran diferencia entre la agenda política, la mediática y la social sobre inmigración”, señala Daniel Buraschi, experto en psicología social e investigador de la Red de Acción e Investigación Social. “Lo que preocupa es que se cree un consenso sobre un encuadre dominante que define la inmigración como problema y a la sociedad canaria como víctima. Este marco abre la puerta a justificar la violencia y la violación de derechos humanos”, añade el experto.

Gráfico del sociobarómetro que refleja los problemas que más afectan a las familias de Canarias

Crisis migratoria y volcán de La Palma

En el debate de candidatos a la Presidencia del Gobierno de Canarias, la inmigración apareció en dos ocasiones. El primero en nombrarla fue el expresidente autonómico Ángel Víctor Torres (PSOE). “Esta tierra merece ser recompensada. Canarias es la comunidad que más ha sufrido en estos cuatro años. Solo aquí hemos tenido un volcán, un fenómeno migratorio agravado en el verano de 2020…”.

También Román Rodríguez (Nueva Canarias) recordó que el Archipiélago vivió en la pasada legislatura “cuatro años trágicos”. “El volcán, los incendios, la crisis migratoria, la guerra… Pero Canarias ha salido airosa de todos estos problemas”, dijo. El resto del debate se centró en los impuestos, la sanidad, la educación y el modelo turístico.

“Decir que la reactivación de la ruta canaria es un agravio para las Islas equiparable al volcán es un recurso discursivo que se decide utilizar porque cierta retórica excluyente se ha transformado en sentido común”, apunta Buraschi. Además, el experto destaca que el “encuadre que enfoca la inmigración irregular por vía marítima como un agravio para Canarias y su población es un marco que no es exclusivo de la derecha, sino que es común a casi todo el arco político”. 

“La inmigración es un tema que moviliza, que indigna, que se presta fácilmente al discurso demagógico. Desde la izquierda, sin negar la realidad, podrían construirse discursos con un encuadre muy diferente, por ejemplo, reconociendo la solidaridad de parte de la sociedad, el sufrimiento y la violación de derechos humanos y denunciando al Estado Español”, plantea el investigador. 

Fue diferente el planteamiento que hizo de las migraciones Yolanda Díaz, candidata de Sumar a la Presidencia del Gobierno de España, en el debate a tres emitido en Televisión Española. Por primera vez se puso el foco en los derechos de las personas migrantes. “Lo que queremos es una política migratoria justa. Reformar la Ley de Extranjería y el Reglamento de Extranjería. Que las 500.000 personas irregulares que tenemos en España las regularicemos para que tengan derechos y puedan trabajar con dignidad en un país mejor. Estamos en contra de la barbarie que ustedes representan”, respondió Díaz en respuesta al candidato de Vox, Santiago Abascal

A lo largo de toda la campaña, la extrema derecha ha relacionado a las personas migrantes con la delincuencia y la inseguridad. “Los barrios se están degradando como consecuencia de la inmigración ilegal”, dijo el líder de Vox en el debate. El PP ha reproducido este discurso en algunos municipios canarios como Arrecife.

Abascal, además, ha llegado a proponer medidas contrarias a la normativa internacional, como las devoluciones en caliente. “Queremos preguntar si están a favor de la repatriación inmediata y de la deportación de los inmigrantes que cometen delitos graves o leves de manera reiterada”, dijo. 

Diferentes investigaciones hechas en Canarias concluyen que en las Islas “no funciona el discurso del odio o la islamofobia explícita”. “Sí funciona el discurso del agravio comparativo, del mercer más, de ser víctima. No son el odio ni el miedo las emociones más movilizadoras en contra de la inmigración en Canarias, sino el resentimiento”, advierte Buraschi. 

En su intervención, Pedro Sánchez (PSOE) tampoco mencionó los derechos de las personas migrantes. Por el contrario, centró su intervención en el control fronterizo y en la colaboración con los países de origen y de tránsito. “La única ruta en la que está reduciéndose el flujo de migración irregular es el Mediterráneo Occidental. Eso tiene que ver con una política de migración basada en la colaboración con los países terceros”, dijo. 

Racismo “democrático” 

Este martes, en la rueda de prensa posterior al consejo del nuevo Gobierno de Canarias, el portavoz del Ejecutivo, Alfonso Cabello (CC), habló, sin ser preguntado por la prensa, de la “creciente preocupación por la crisis migratoria” ante la llegada de un nuevo cayuco con 191 personas. Cabello insistió en la “preocupación ante lo que está por venir” por las elecciones que tendrán lugar en Senegal el próximo mes de febrero. “Seguimos reclamando que se nos informe de qué medidas se están tomando para abordar esta situación [...] La realidad es que la comunidad autónoma va a tener que afrontar 51 menores más en esta tierra”, añadió. 

La ruta migratoria hacia Canarias es la más letal de acceso a Europa. En lo que va de año, han perdido la vida al menos 778 personas tratando de alcanzar el Archipiélago, según los últimos datos publicados por el colectivo Caminando Fronteras. Los naufragios contabilizados en las últimas semanas hacen que la cifra sea aún mayor. 

Los fallecimientos no cesan, lo que ha llevado a decenas de personas de las Islas a movilizarse contra las muertes en las fronteras. Parte de la sociedad, durante el aumento de las llegadas de pateras en 2020, también se organizaron para abastecer de bienes de primera necesidad a las personas recién llegadas.

En el otro lado de la balanza se situó otro sector de la población que se coordinó para perseguir y atacar a migrantes. Un estudio reciente explica cómo la política y las redes sociales han diseñado un discurso que defiende las muertes en el mar como un “mal necesario” para proteger las fronteras. 

La investigación Construcción discursiva de fronteras morales en manifestaciones anti-inmigración concluye que las propias políticas migratorias construyen el “racismo democrático”. “Es la práctica de exclusión, criminalización, violencia, expulsión, segregación y explotación justificada en el marco democrático haciendo referencia a la seguridad y a la libertad”. Se presenta a las personas migrantes como criminales para legitimar la vulneración de sus derechos.

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