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“Estás sucia”, el chantaje emocional de la mutilación genital femenina

Carmen Bachiller

“Te dicen que no vas a tener hijos porque no estás mutilada”. Es una de las frases que generación tras generación se ha repetido en África, fruto de una práctica que se hunde en lo más profundo de la cultura de aquel continente. Una joven africana cuenta su experiencia. Su mirada, huidiza, lo dice todo. La mutilación genital femenina (ablación) ha sido, por tradición, obligatoria para que la mujer fuera aceptada socialmente. El rito se realiza como excusa para que las niñas den el paso a la edad adulta. “Es un mandato del Islam y la mujer será considerada impura si no es circuncidada”.

Son testimonios que se recogen en un documental sobre la mutilación genital femenina (MGF) y que acaba de estrenarse en España. Ha sido producido dentro del proyecto europeo AFTER ‘contra la mutilación genital femenina a través del empoderamiento y el rechazo’ que se desarrolla entre Castilla-La Mancha y Madrid.

“Las niñas de la tierra” es el último trabajo del director de cine, realizador y escultor Eterio Ortega. Este vasco, autor de numerosos documentales para el cine y la televisión, con la producción de Elías Querejeta (Asesinato en febrero, Perseguidos, Noticias de una guerra, Las catedrales del vino…). “Relata la historia de una familia europea que viaja a África y entra en contacto con esta tradición”, explica Eterio Ortega, “aunque también se cuente cómo se está trabajando desde Europa contra la ablación. Hay que mostrarle a la gente esta realidad para que se conozca y se genere debate”.

Y es que, comenta, “se han producido bastantes casos sonados en Europa y la Justicia se ha tenido que enfrentar a un problema que no existía y no sabían muy bien cómo abordar. En África ha formado parte de la tradición de muchos países, dentro y fuera del mundo islámico”, explica el director. “Produce mucha tristeza que haya tantas mujeres en el mundo a las que se les ha practicado. Es una barbaridad”.

El documental está rodado entre Kenia y España. Los testimonios de mujeres que viven allí y también aquí resultan tan escalofriantes como reales. “Estás sucia, es lo que le dicen a aquella a la que no han cortado”. Lo cuenta una joven africana. Es una de las que se atreven a denunciar y a expresar su rechazo. Cada vez hay más contra una práctica que, pese a estar prohibida en numerosos países, se sigue produciendo. En secreto. En lo más íntimo del seno familiar.

“Cuando te cortan se supone que te vuelves mayor. Primero quieren circuncidarme y luego entregarme” (en matrimonio). Son relatos de un documental que no obvia las escenas más duras. De fondo, los gritos de una niña sometida a la ablación. Le dejará secuelas para toda la vida. No sólo físicas, también psicológicas. “Corté a mi nieta, fue la última circuncisión que hice. Estuvo sangrando durante horas”, explica una de las protagonistas del documental. Llegó a hacer más de 20 diarias porque le reportaba buenos ingresos. “Pude comprar mi casa”. Ahora se arrepiente y denuncia la práctica.

Profesionales médicos tratan de explicar, allí y aquí en Europa, que las consecuencias pasan por hemorragias, infecciones o tétanos. “Te dicen que no vas a tener niños porque no estás mutilada”. La realidad es bien distinta. En muchos casos, la ablación termina por complicar el parto y se llegará a producir la muerte de la mujer. “Muchas se dan cuenta de que su sacrificio ha sido gratuito”, explica una de las profesionales que ofrece su testimonio en el documental.

Néné viene de Mali: “Intentamos superarlo y que otras no pasen por esto”

Néné Koita tiene 27 años y lleva ya nueve años viviendo en Recas, un municipio del Corredor de La Sagra toledana que cuenta con una numerosa comunidad africana. Llegó desde su país, Mali, con la idea de convalidar sus estudios y convertirse en enfermera. Su marido, Koman Koita, es secretario del Consejo de Juventud de Mali en España y un activo contra la mutilación genital femenina junto a la propia Néné. Ambos participan en los foros dirigidos a la población africana, tanto a hombres como mujeres, contra esta práctica.

“Las mujeres deben conocer y saber hablar del tema. Es difícil superarlo, pero lo intentamos para que las demás no pasen lo que otras ya hemos pasado”, dice Néné. Esta joven africana recuerda que “quienes te lo hacen luego no estarán contigo para afrontar los problemas que vendrán, por ejemplo, a la hora de tener hijos. Por eso tenemos que combatirlo desde la raíz”. En su país ya hay mucha gente “trabajando para sensibilizar y se habla del tema en la tele, eso no ocurría antes”.

El documental recorrerá la región y se presenta simultáneamente en cuatro países

El documental (en su versión corta) se ha estrenado en el Festival de Cine Social (FECISO) de Toledo que ya forma parte del Programa AFTER de la Unión Europea. Según explica su director Tito Cañada, “nuestro objetivo es visibilizar determinadas realidades sociales que, en este caso, afecta a niñas que tenemos en nuestras escuelas”.

En Castilla-La Mancha hay 1.419 mujeres procedentes de países donde se práctica habitualmente la MGF de las que más de un tercio son niñas y acaba de implantarse un protocolo de prevención auspiciado por el Instituto de la Mujer, uno de los firmes apoyos del proyecto.

Ángeles Díaz Vieco, presidenta de la Fundación Simetrías -que desarrolla el programa AFTER en esta región- explica que el documental se proyectará en Fuenlabrada (Madrid), en Albacete, en Puertollano, en Alcázar de San Juan, en Cuenca y en Guadalajara, aunque no se descartan otros foros de difusión. “Se trata de sensibilizar y de formar”, asegura, a los profesionales de la sanidad, de la educación y de los servicios sociales que habitualmente trabajan con población africana pero también a la ciudadanía en general y a los políticos, en particular.

Algunos como el concejal de Bienestar Social del Ayuntamiento de Toledo, Javier Mateo, se han convertido en ‘Campeones del Cambio’ dentro de una campaña (C4C) en la que participan quienes quieren ayudar en el proceso de crear conciencia y de mejorar la comprensión hacia las mujeres migrantes víctimas de esta práctica que buscan integrarse en la sociedad española. “No es una responsabilidad como cargo público sino como ciudadano. La gente no es consciente. Este no es un problema de otros a miles de kilómetros. La realidad no nos dice esto. Está ocurriendo en Europa y el feminismo es una lucha global”, sostiene Mateo.

El documental se difunde de manera simultánea en Italia, Irlanda, Alemania y Suecia, a través de ActionAid Europa. En España se pondrán encontrar dos versiones. La corta (37 minutos) y la versión larga (90 minutos), en este último caso destinada a festivales como el de Biarritz, en Francia.

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